jueves, 28 marzo 2024

Alfonso Carlosena: el rector ha hecho la tarea

Lleva tres años al frente de la UPNA, a la que ha dado “una sacudida”, y afronta el último tramo de su mandato con la mayor parte del programa ya cumplido


Pamplona - 24 marzo, 2018 - 06:00

Alfonso Carlosena, rector de la Universidad Pública de Navarra.

No tiene que ser fácil dirigir y organizar una comunidad de la que forman parte más de 8.000 estudiantes, alrededor de 900 personas en labores de docencia e investigación y 450 más en tareas administrativas y de servicios, con sus diferentes problemáticas, en dos campus, cuatro facultades, dos escuelas y 11 departamentos. Ésa es la Universidad Pública de Navarra y quien la dirige es Alfonso Carlosena, un rector que transmite un sosiego mientras conversamos en su tranquilo despacho que hace pensar que no debe ser tan complicada su tarea. Pero vamos a ver cómo esa impresión es engañosa.

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Alfonso Carlosena, con el campus al fondo.

Carlosena dice que sí le costó esfuerzo pasar de profesor a vicerrector de Investigación, pero los años que permaneció en el cargo le sirvieron para conocer muy bien la universidad y para que no le resultara tan trabajosa la adaptación al rectorado, al que accedió en mayo de 2015: “Sabía, o intuía, lo que suponía la responsabilidad de ser rector y no me he encontrado con nada que no hubiera esperado, no me he equivocado demasiado”.

Son ya tres años al frente del centro, y en mayo de 2019 tendría que haber elecciones. Alfonso Carlosena asegura que no se ha planteado todavía la posibilidad de presentarse de nuevo: “Creo que la decisión que tomara ahora no valdría. Cuando salí elegido todo el mundo daba por hecho que me iba a presentar pero la verdad es que lo decidí un par de meses antes, es que hay muchos elementos personales, familiares… y en un año pueden pasar muchas cosas”.

Pero a estas alturas ya puede presentar un balance que considera positivo: “Creo que mi proyecto va bien, aunque eso tendría que valorarlo la comunidad universitaria, pero lo que me comprometí a hacer está casi todo conseguido o en marcha. Hombre, no todo se ha hecho al gusto de todos, a alguno le parecerá que las nuevas titulaciones no eran las apropiadas, o que la reestructuración que ha reducido de 22 a 11 el número de departamentos  no sea acertada, pero dije que iba a hacerla y la he hecho”.

ESTRECHECES ECONÓMICAS

Nos estamos adelantando a los acontecimientos, así que volvemos al presente. Las referencias del rector a sus colaboradores son constantes, y dice que trabajan como un equipo “porque compartimos una visión institucional de la universidad”. Cuando lo conformó les pidió lealtad “y que cada uno trabajara en su ámbito de competencia, pero involucrándose en el trabajo de los demás para tomar decisiones conjuntamente. Y así ha ocurrido”. También elogia al resto de la comunidad universitaria, estudiantes, personal docente e investigador y de administración y servicios, “porque esta legislatura hemos sacudido bastante la estructura de la Universidad, y todos los que la forman se están comportando de una manera ejemplar”.

“A alguno le parecerá que reducir de 22 a 11 el número de departamentos no es acertado, pero dije que iba a hacerlo y lo he hecho”.

El caso es que Carlosena se hizo cargo de la gestión de la UPNA en un momento difícil, tras unos años de estrecheces económicas que impidieron contrataciones y proyectos, aplazaron planes e imposibilitaron inversiones. Y lo que es peor, indirectamente provocaron la desmotivación del profesorado: “El problema viene de las absurdas tasas de reposición que impuso el Ministerio, que no han permitido convocar plazas durante unos cuantos años en los que el profesorado no ha podido promocionar a figuras superiores. Eso ha motivado cierta frustración y desmotivación, y un envejecimiento. Si antes la edad media de los profesores titulares estaba en los cuarenta y pocos, ahoya ya estamos en 51. Vamos saliendo de esa situación, de forma tenue, pero la expectativa que tenemos delante es mucho más optimista, y eso también se nota”.

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Carlosena en su despacho del rectorado.

Contribuye al optimismo la reciente aprobación del Convenio Plurianual de financiación de la UPNA. “Sí, nos da tranquilidad, estabilidad y la posibilidad de poder planificar con una perspectiva de tres años, eso es fundamental”. Pero, además, el rector considera que el convenio avala la labor del centro,” la pluralidad de actividades que realizamos además de la docente, que para mucha gente es la única que hacemos. Reconoce que es un elemento clave en el impulso del desarrollo de la Comunidad, social y económico”, de ahí que lo considere “uno de los logros importantes de este mandato”.

“De aquí al verano creo que podremos saber si van adelante o no los estudios de medicina, básicamente si hay financiación suficiente”

Con el nuevo convenio se abre la vía a la implantación de nuevas titulaciones, posibilidad que estaba bloqueada, y abordar infraestructuras “que llevamos muchos años sin poder reponerlas”, además  de intentar captar y retener investigadores jóvenes. ¿Y la titulación de Medicina? “La decisión no está tomada todavía, pero sí que estamos trabajando con el escenario de que los estudios de Medicina pudieran estar en marcha en el curso 2019-2020. De aquí al verano creo que podremos saber si la cosa va adelante o no, básicamente si hay financiación suficiente”.

UNIVERSIDADES QUE COOPERAN

Alfonso Carlosena no cree que eso vaya a enrarecer las relaciones con la Universidad de Navarra. “Es que es una cuestión que se plantea equivocadamente desde un plano político y en algún caso social, pero no tiene sentido porque alumnado hay de sobra, y el de la Facultad de la Universidad de Navarra viene sobre todo de fuera. Además hay unos 80 o 90 navarros que se van a estudiar medicina a otras comunidades. No competimos con ellos, nos complementamos y colaboramos en muchos ámbitos”.

Quizás debida esa visión política existe la creencia de que ambas universidades se dan la espalda, algo que el rector de la UPNA desmiente. “Las relaciones casi siempre se establecen a nivel de profesorado y de investigadores, colaboran con los que tienen proyectos comunes y da igual que sean de universidades públicas o privadas, españolas o alemanas, da igual. Es verdad que desde el punto de vista institucional no ha habido una relación… intensa, pero hemos conseguido normalizarla y es cordial, de absoluta lealtad. Hace unos días comimos juntos los dos equipos rectorales en la Universidad de Navarra, previamente lo habíamos hecho aquí y creo que es algo bueno y ejemplarizante para la sociedad”.

“Desde el punto de vista institucional no ha habido una relación intensa con la Universidad de Navarra, pero hemos conseguido normalizarla”

Pasamos a hablar del alumnado, la razón de ser de una universidad. Tiene su órgano de representación, el Consejo de Estudiantes, cuya interlocutora es la vicerrectora de Estudiantes, Empleo y Emprendimiento, pero Carlosena también se ha reunido con la representante del alumnado para tener contacto directo con ella “y sabe que este despacho lo tiene abierto cuando quiera”. No es la única vía que utiliza el rector para conocer opiniones e impresiones de quienes acuden a las aulas del centro, además ha organizado un par de desayunos a los que invita aleatoriamente a seis de ellos, “y a veces, cuando camino por el campus, aprovecho para hablar con alguno… Vamos, creo la Universidad reconoce en mí una persona bastante accesible y próxima”.

De esos contactos extrae que tienen “una buena impresión de la Universidad” y que están contentos tanto con la educación que reciben como con los servicios que el centro presta”. ¿Y de qué se quejan? “Pues por ejemplo de la red wifi, la tecnología no da abasto, de los horarios de la biblioteca o de que cuando es época de exámenes no hay sitios libres. En general son problemas recurrentes, a mí me tranquiliza saber que la impresión global que tienen de la Universidad es muy positiva porque creo que son sinceros y honestos, yo al menos les doy pié a que opinen lo quieran, por supuesto”.

Definitivamente, no es una tarea plácida la del rector Carlosena. Admite estar sometido en ocasiones “a una gran presión de la que se evade “estando con mi pareja, porque mis hijas viven fuera, e intento hacer deporte un par de días a la semana, spinning por la noche y el fin de semana salgo al monte o en bicicleta para estar fuerte y aguantar el ritmo que lleva esto”.

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