viernes, 29 marzo 2024

Javier Vega de Seoane, ciudadano del mundo

Acaba de dejar la presidencia del Círculo de Empresarios y repasamos con él los cambios que sacuden la sociedad y la economía, que a su juicio nos deparan un futuro que sólo puede ser mejor


Pamplona - 2 junio, 2018 - 06:00

Javier Vega de Seoane, en la sede de la Confederación de Empresarios de Navarra.

Quien hoy se sienta en la mesa de las Entrevistas de Trabajo, Javier Vega de Seoane, tiene un currículum profesional tan extenso e impresionante que no sabemos qué destacar de todo ello, cómo definirle. Así que, tras su reciente participación en un encuentro celebrado en la CEN, le pedimos que nos resuelva el problema y que lo haga él. Y nos cuenta que la tradición familiar le llevó a ser ingeniero de minas, como su padre y su abuelo, aunque al terminar la carrera se marchó al Reino Unido para hacer un curso de Businnes Management “y ya desde el principio profesionalmente me he dedicado a la gestión, la mitad de vida en la industria y la otra mitad en los servicios”.

No dice que ha pasado por la dirección o los consejos de administración de numerosas de las empresas más importantes del país, pero lo resume explicando que ha adquirido “una visión plurisectorial, una visión bastante general de cómo funciona la economía”.

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Vega de Seoane ha presidido el Círculo de Empresarios hasta el paso mes de marzo.

Se lo preguntamos de otra forma ¿cómo se llegó a la élite del mundo de los negocios? Su explicación demuestra que no es un hombre presuntuoso: “Tenía una buena formación, tenía idiomas, tampoco era muy frecuente en aquéllos tiempos, y cuando llegó la Transición como ya tenía una pequeña experiencia profesional me dieron la dirección de mi primera empresa, SKF Española, participada por el INI y filial de una multinacional con 1.500 empleados. ¿Cómo confiaron en mí, con 30 añitos? Pues seguramente porque no había tantos directivos preparados, no había tanta competencia y por eso tuvimos oportunidades de acceder muy pronto a puestos de responsabilidad”.

“Antes no había tantos directivos preparados, no había tanta competencia y por eso tuvimos oportunidades de acceder muy pronto a puestos de responsabilidad”.

Después pasó por Instituto Nacional de Industria (INI), la entidad franquista que fue el soporte institucional para promover el desarrollo de la industria en una España autárquica, desde donde contribuyó a abrir su economía junto a otras personas “como yo, jóvenes, que con sana ambición y con la ilusión de esa época, trabajamos con mucha intensidad. Y cuando la gente buscaba consejeros pues… no éramos tantos y tenías que seleccionar, te ofrecían más cosas de las que podías hacer”.

ASTURIAS, SAN SEBASTIÁN, MADRID, NAVARRA…

Sí es más explícito al hablar de su biografía: “Me defino como un asturiano nacido en San Sebastián, aunque mis orígenes por parte materna son navarros, mi segundo apellido es Azpilicueta, que mi familia comparte con la de San Francisco Javier. Me crié en Asturias y luego ya me eduqué en Madrid, de modo que soy una persona que tengo mucho arraigo a mis tierras, la vasca y la asturiana, pero en Madrid me he sentido muy cómodo y también me sentí muy cómodo cuando viví en Escocia y en Francia… más bien soy un ciudadano del mundo, pero particularmente europeo y, por supuesto, español”.

Tendemos a imaginarnos, quizás porque tenemos una imagen distorsionada por novelas y películas, que directivos como Javier Vega de Seoane desarrollan una actividad frenética en la que no tiene cabida otra cosa que no sean los negocios, pero no es así: “Yo tengo vocación de participar en la sociedad civil, creo que es muy importante que la sociedad civil sea fuerte, entre otras cosas porque si lo es también lo será el país, hay una correlación”.

“Desde el Círculo de empresarios tratamos de convencer a nuestros políticos de que mejoren sus comportamientos, que lo son y manifiestamente”

De hecho, lleva muchos años trabajando en la construcción de esa sociedad civil, sobre todo desde el Círculo de Empresarios, del que ha sido miembro desde el año 1989 y presidente durante tres años, hasta marzo de este año. Se preguntarán cómo se contribuye desde ese foro a vertebrar la sociedad civil. Pues “tratando de convencer a nuestros políticos de que mejoren sus comportamientos, que lo son y manifiestamente”, señala con ironía.

LAS RELACIONES HUMANAS

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Vega de Seoane tiene ascendencia navarra por vía materna.

Entonces, ¿de dónde saca tiempo para todo? ¿Robándoselo al ocio, a la familia, a los amigos? “Bueno, un poco sí, je, je, pero lo fundamental es contar con un buen equipo, con buena gente. Cuando uno dirige una organización lo importante es acertar en la estrategia y en la selección de las personas y en la forma de gestionar todo eso. Si tienes buena gente y eres capaz de delegar y generar un ambiente de confianza es relativamente fácil”.

Luego da mucha importancia a las relaciones humanas. “¡Bueno! ¡Es que es lo principal!”, exclama como extrañado de que siquiera lo hubiéramos dudado, “yo suelo decir que no se puede gestionar una empresa con la gente cabreada, cómo vas a hacerlo con la gente en contra. No, tiene que estar orgullosa de pertenecer a esa empresa, tiene que estar alineada con el proyecto, y para eso el trabajador tiene que confiar en su director, tiene que estar bien pagado y motivado, en un ambiente agradable…”

Javier Vega de Seoane deja claro que, a pesar de todo, ha cuidado su entorno personal. Está casado, tiene tres hijos y diez nietos, se define como un hombre “muy familiar. Cuando miro por la popa mi vida sí, tengo un currículum profesional, pero lo que queda, el poso más importante, es esa estupenda familia que hemos formado”. Vuelve a ironizar al indicar que si uno de los principales problemas que tiene España es el de la demografía y la natalidad no es por su culpa porque “yo he contribuido a esa base de gente joven que nos hace falta”.

“La tecnología va a resolver la mayoría de los problemas a los que tradicionalmente se ha enfrentado el ser humano”.

Y hablando de problemas, deja la presidencia del Círculo de Empresarios tras unos años “difíciles” en lo político y en lo social. “Mire, nosotros no somos políticos ni queremos meternos ahí, pero desde la sociedad civil tenemos que observar que está pasando, en España y en el Mundo, y a partir de ahí dar buenas ideas a los políticos y meterles presión para que hagan sus deberes que no son otros que los de resolver los problemas que tienen los ciudadanos”.

Comentamos nuestra común preocupación por los cambios aparentemente descontrolados que sacuden los que hasta hace unos pocos años se antojaban como principios inamovibles, pero Vega de Seoane, tras precisar que “el mundo entero está muy complicado, no vamos a decir que España… todo está igual”, nos da otra visión del panorama: “Estamos en una etapa interesantísima porque el mundo está en plena transformación, con un proceso de globalización y una auténtica revolución científica y tecnológica, además disponemos de una capacidad de información inimaginable, brutal. Creo que la resultante de todo eso es súper positiva, la humanidad va a mejor, estamos terminando con la pobreza extrema, la tecnología va a resolver la mayoría de los problemas a los que tradicionalmente se ha enfrentado el ser humano”.

CORTOPLACISMO Y SUPERFICIALIDAD

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La primera empresa que dirigió, con 30 años, fue SKF.

Añade que lo que no puede ser es que mientras el mundo se transforma “aquí no hagamos nada, eso seguro que es malo, pero es lo que está pasando. Estamos peleándonos y discutiendo el sexo de los ángeles cuando hacen falta unas reformas estructurales que ya hemos planteado a través del Barómetro de los Círculos, un proyecto que dirigía Miguel Canalejo y ahora preside Miguel Iraburu”.

Javier Vega de Seoane suele apelar a la sensatez a la hora de proceder, y también la aplica en sus declaraciones. Por ejemplo, censura a los políticos pero no elude la autocrítica: “Todos pecamos de cortoplacismo, el resultado trimestral se pondera excesivamente en los mercados financieros y muchos empresarios, sometidos a esa presión, actúan con superficialidad. Cortoplacismo y superficialidad son enfermedades de nuestra sociedad que afectan a los políticos, sí, pero también a los empresarios. Para intentar atajar la epidemia trabaja el Círculo de Empresarios “mirando a largo plazo y fuera, viendo qué hacen bien en otros países y que podemos aplicar aquí. Los problemas de fondo de nuestra sociedad, educación, la sanidad, las infraestructuras, el sistema energético… todo eso no se resuelve de la noche a la mañana. Pero nuestros políticos miran a corto plazo y dentro, no hacen caso de nuestras recomendaciones y eso nos deja… un poco frustrados. No les gustan porque suponen reformas duras que pueden perjudicar su principal objetivo, que es ganar las elecciones”.

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