El ser humano siempre se ha sentido atraído por el mar y todo lo que le rodea. Muchos lo vinculan, además, con algunas de sus aspiraciones más profundas y, así, es normal escuchar en más de una ocasión aquel anhelo de «¡quién pudiera retirarse a la tranquilidad que ofrece una isla desierta!». O, por su parte, quienes ya tienen su casita en la costa para disfrutar especialmente de estos días de veraneo, sol y playa.
De ahí que no resulte para nada extraño el poder de convocatoria de la Copa del Rey de Vela que ha acogido la bahía de Palma de Mallorca, auténtico centro neurálgico de todo lo que tiene que ver estos días con el arte de la náutica a lo largo y ancho del arco mediterráneo.
La edición de este año ha pasado a la ‘pequeña gran historia’ de esta competición porque, por primera vez en la Copa del Rey de Vela, se ha establecido una prueba específica para mujeres, la ‘Purobeach Women’s Cup‘ en la que han participado un total de 40 tripulantes femeninas distribuidas en un total de 10 embarcaciones en liza de las que 9 eran españolas y 1 argentina.
Al margen de la presencia garantizada año tras año de la Familia Real española y de que es la única de su categoría con seis días de navegación, lo que motiva a participar a los mejores equipos, embarcaciones y regatistas, tanto profesionales como amateurs; las ‘grandes cifras’ que rodean a esta competición nos dejan bien a las claras que estamos ante algo muy importante. Una cita que, sin lugar a dudas, trasciende a lo que es una mera regata al uso en la que prima ese espíritu que nos legó el bueno del barón de Coubertin cuando dijo aquello de «lo importante es participar» y que rodea a este tipo de competiciones deportivas de máximo nivel tipo Mundiales, Olimpiadas y por ahí.
Hablamos, por ejemplo, de una organización formada por más de 2.000 personas, de las que solo 1.500 son los tripulantes que, repartidos a lo largo de 130 embarcaciones de 18 nacionalidades distintas, quedan encuadrados dentro de las 11 categorías distintas que componen la citada Copa del Rey. Una prueba que, según un estudio de la Universidad de les Illes Balears, UIB, genera de media unos 17,5 millones de euros lo que la colocan en lo más alto del ránking como la cita deportiva anual que más riqueza genera en las Islas Baleares. 
Por eso, no nos puede extrañar que sea una referencia obligada para multitud de celebrities, VIPs o simples personalidades nacionales e internacionales que, con la excusa de la prueba deportiva, aprovechan la coyuntura para disfrutar de un encuentro social de la máxima categoría, entre otros motivos, dada la intensa agenda social que se organiza en torno al Real Club Náutico de Vela. Esa agenda está repleta de propuestas tan atractivas como cenas de gala, catas de productos gastronómicos, sesiones de DJs y fiestas exclusivas que, como decimos, son el mejor atractivo posible para que diferentes personajes del mundo del deporte, la televisión y la moda aporten el toque de glamour al acto social y deportivo por antonomasia del verano balear.
De esta forma, dentro de ese variopinto programa de actividades preparadas para tanto visitante ‘ilustre’, tres resultan obligadas para todos aquellos y aquellas que quieran sentirse en el mismo epicentro de lo más in. La primera, la conocida como ‘Fiesta del Regatista‘ celebrada en la zona conocida como el Village donde los asistentes suelen ser agasajados con la mejor gastronomía y la actuación de grupos musicales de primer nivel nacional e internacional. 
También está la exclusiva Cena de los Armadores que se completa, finalmente, con la Entrega de los Trofeos en Ses Voltes que, un año más, ha estado presidida por su Alteza Real D. Felipe VI y que, aparte de suponer el punto y final de la prueba deportiva, suele ser origen de numerosas anécdotas o imágenes curiosas cuando, por ejemplo, el monarca debe hacer entrega del trofeo de ganadores a alguno de los miembros de su propia Familia.
Pero que las mujeres hayan tomado el timón este año, por fin, es un paso más en la visibilización que empieza a tomar el deporte femenino tras los últimos logros alcanzados por Ona Carbonell, en individual, o las selecciones de fútbol y baloncesto, por equipos. Algo de lo que todas y todos nos tenemos que felicitar. Porque, como muy bien ha apuntado en más de una ocasión la mítica tenista Serena Williams: «Puedes ser poderosa y hermosa al mismo tiempo». Una sentencia viene al pelo para definir a esta última Copa del Rey de Vela, más hermosa y poderosa que nunca, con su nueva categoría para mujeres regatistas. 
