La Cátedra de Empresa Familiar de la Universidad Pública de Navarra (UPNA) ha concedido sus premios anuales a los mejores trabajos de fin de estudios. Marina Beaumont (doble grado en ADE y Derecho), Jesús Navarro (doble grado en ADE y Derecho), Laura Gorostiaga (Programa Internacional del doble grado en ADE y Derecho) e Iranzu Díaz de Cerio (grado en ADE) recogieron sus galardones durante un acto que tuvo lugar recientemente en el marco de las jornadas nacionales ‘Avances en Investigación sobre Empresa Familiar’, celebradas en dicha universidad y organizadas por la citada cátedra.

Beaumont obtuvo el primer premio, dotado con 600 euros, por su trabajo ‘Factores que promueven la innovación en la empresa familiar’, dirigido por Lucía Garcés . Por su parte, Navarro, Gorostiaga e Díaz de Cerio recogieron los siguientes premios, con los que recibieron 300, 200 y 100 euros respectivamente.

En su trabajo, Beaumont estudia el efecto de tres factores diferentes en la innovación de producto dentro de las empresas familiares: la financiación pública, la colaboración tecnológica y los gastos internos en I+D. Los resultados muestran que, «gracias a las características propias de la empresa familiar y a sus ventajas competitivas, esta es capaz de aprovechar mejor estos factores que las empresas no familiares, obteniendo de este modo mayores incrementos en la innovación de productos». Para la realización de su estudio, Marina Beaumont utilizó la base de datos Business Strategies Survey, que recoge información sobre 2415 empresas españolas a lo largo de diez años, entre 2006 y 2015.

Por su parte, el trabajo de Navarro, ‘Estudio de caso sobre relevo generacional en una empresa familiar. Analizar la gestión del proceso de transición’, también dirigido por Garcés, explica la gestión de un proceso de sucesión en la empresa familiar, desde que se plantea la cuestión hasta que concluye. El trabajo resalta que «no existe una fórmula definitiva de éxito general para las sucesiones en la empresa familiar, sino que se ha de atender a las peculiaridades de cada empresa y de cada familia para actuar de una manera o de otra, confiando más en las relaciones y la diplomacia familiar, u optando por establecer formalmente los procedimientos y planes». De esta forma, «se evitan futuros conflictos que puedan acabar tanto con la armonía empresarial como con la armonía familiar».

El análisis planteado en el trabajo de Gorostiaga, ‘La transmisión del espíritu emprendedor, un factor clave en la continuidad de la empresa familiar’, contó con la dirección de Ana Lucía Caicedo. Así, señala que toda empresa se inicia a partir del comportamiento emprendedor de su fundador o fundadora, pero matiza que para sobrevivir y crecer como empresa es necesario mantener la actitud y la orientación emprendedora, llevando a cabo iniciativas y proyectos innovadores, arriesgados y valientes. «Las empresas familiares son un lugar idóneo para ello, ya que al compartir una historia y un vínculo emocional son capaces de generar una fuerte y compartida cultura empresarial, de mantener la filosofía del buen hacer del fundador y de difundir la experiencia y el aprendizaje entre generaciones. De esta forma, el espíritu emprendedor se mantendrá en la familia a través del ejemplo y se irá transmitiendo de unos a otros, asegurando la continuidad y el triunfo de la empresa familiar», agregó.

En último lugar, Díaz de Cerio describe en su proyecto ‘Cómo ser un CEO no familiar en una empresa familiar y no morir en el intento’, también guiado por Caicedo, la importancia del proceso de integración del CEO no familiar en una compañía de este tipo y la importancia de la alineación de los valores, aspiraciones y objetivos con la familia empresaria. La metodología utilizada fue cualitativa con estudio de caso único con la empresa Perfinasa, donde se realizó una entrevista al CEO no familiar y se recopiló información de fuentes secundarias.