Compartir no es lo mismo que ayudar. Supone tener algo en común con la otra persona, tratarse de igual a igual, intercambiar conocimiento y experiencias. Esa mirada a menudo no nos viene dada, sino que conlleva realizar un profundo aprendizaje. De esta forma, la solidaridad no se ejerce desde una posición de superioridad, sino desde la humildad. Esa es la filosofía que la ONGD ACOES (Asociación Colaboración y Esfuerzo) Navarra con Honduras lleva impulsando desde hace veinte años en favor de las personas más desfavorecidas del país centroamericano.
Precisamente, decenas de padrinos, madrinas, colaboradores y voluntarios acudieron al Palacio del Condestable el pasado martes para celebrar el vigésimo aniversario de la entidad. En un emotivo acto guiado por Iñigo Ilundain, los cuatro presidentes de que ha tenido la asociación, David Labarga, Ainara Villanueva, Leyre Atozqui e Irune Cañas, repasaron la andadura de una organización compuesta exclusivamente por personas voluntarias y donde cada euro aportado se destina de forma íntegra a sus proyectos solidarios. «Estamos muy satisfechos porque no pensábamos que la sala se llenaría. La sensación era de estar en familia, e incluso hubo voluntarios que contaron su testimonio de manera esporádica», destacó Cañas, presidenta desde 2017.
«Cualquiera puede ser voluntario en nuestra asociación. Solo es necesario tener 21 años, la mayoría de edad en Estados Unidos. Cualquiera es bienvenido para aportar su granito de arena»
Quizás por eso, los organizadores del evento quisieron rendir un homenaje a todas las personas que en algún momento de su vida han viajado al país centroamericano para sumar y a quienes han arrimado el hombro desde la Comunidad foral. Y, ahí, tuvieron un recuerdo muy especial para el empresario Antonio Ruiz, propietario de la compañía Amaya Sport y ya fallecido. Su compromiso constante con la ONGD y sus voluntariados en Honduras, donde apoyó e impulsó numerosos proyectos e incluso impartía talleres de soldadura bajo un sol inclemente, fueron sin duda una inspiración para muchos. Ruiz se convirtió así en uno de los colaboradores «más entregados de Navarra» y dejo «una huella imborrable en el corazón de tantos hondureños y navarros».
Cañas aún guarda en la memoria su primera acción tras unirse a la ONGD en 2011. Recién llegada a Tegucigalpa, acompañó al hospital a una niña llamada Sara, que carecía de recursos para costearse el tratamiento. «Los hospitales no cubren materiales básicos como vías, jeringuillas o collarines. Hay que comprarlos aparte porque no los proporcionan», lamenta. Por suerte, y gracias a la ayuda navarra, Sara se recuperó y pudo regresar a su ciudad, donde hoy tiene un empleo y un salario.
Durante el evento, también se proyectaron varios vídeos con felicitaciones de los colaboradores en Honduras y del sacerdote granadino Patricio Larrosa, fundador del proyecto. Y el acto concluyó con la construcción de un puzle, en el que «cada pieza encaja» y que simbolizaba el compromiso de todas las personas voluntarias, padrinos y madrinas en la construcción «de un mundo más fraterno y justo». «Cualquiera puede ser voluntario. Solo es necesario tener 21 años, la mayoría de edad en Estados Unidos. Cualquiera es bienvenido para aportar su granito de arena», incide la presidenta.
LA ORGANIZACIÓN
ACOES Navarra con Honduras trabaja para lograr que el pueblo hondureño tenga una vida digna. Y forma parte de la organización nacional ACOES (Asociación Colaboración y Esfuerzo), presente en numerosas comunidades autónomas. Su objetivo es «promover y colaborar con iniciativas que tiendan a crear y desarrollar condiciones de vida que favorezcan la paz, la justicia, los derechos, la solidaridad y el desarrollo integral del ser humano en los sectores de población más desfavorecidos y marginados de Honduras, especialmente en la infancia, la juventud y las personas en situación de discapacidad». Todo ello «priorizando la educación como instrumento eficaz para el desarrollo».
En España, ningún miembro de la ONGD recibe una contraprestación económica por su labor. Y, en Honduras, son los mismos jóvenes que perciben las ayudas de la entidad quienes entregan su esfuerzo desinteresadamente para coordinar los proyectos. Así el 100 % de las donaciones llegan íntegras a su destino. «Ninguno tenemos un cargo allí. Los encargados del correcto funcionamiento de las iniciativas son los propios hondureños. Eso supone que, si algún voluntario tiene que dejar el proyecto, este seguirá en marcha», resalta Cañas.
«En Honduras, los encargados del correcto funcionamiento de los proyectos son las gentes locales. Eso supone que, si algún voluntario tiene que dejar su labor, la iniciativa seguirá en marcha»
Larrosa desembarcó en el país centroamericano en 1993, tras el huracán Mitch. Primero puso en marcha una biblioteca para un grupo de niños. Pero, desde entonces, ACOES ha dado forma a más de cincuenta proyectos para el desarrollo de Honduras con la intención de ofrecer una alternativa a niños y jóvenes de las zonas más olvidadas del país a través de la educación integral. Iniciativas que les aportan las herramientas necesarias para ser los protagonistas del desarrollo de sus comunidades.
En este sentido, la asociación navarra se sumó al proyecto de este sacerdote granadino hace dos décadas. Gracias a los colaboradores de la Comunidad foral, 385 niños de las escuelas Santa Clara, Santa Teresa y Santa María, que cuentan con más de 4.300 alumnos en total, reciben educación y comida diariamente. A su vez, la entidad cuenta en la región con unos 40 socios (entre empresas y particulares) que colaboran con el mantenimiento de varias escuelas y centros de prevención. Y, del mismo modo, se realizan envíos periódicos de contenedores y se organizan actividades de sensibilización y apoyo económico a los proyectos.
A pesar de las dificultades que vive el país, la situación actual de los beneficiarios ha mejorado poco a poco porque la organización cuenta con más colegios y aulas que en sus inicios. «Hay alumnos que estudian Bachillerato y tienen acceso a la universidad… Incluso traemos estudiantes a España para realizar másteres o postgrados. Es un proyecto hecho por y para los hondureños en el que, no obstante, siempre necesitamos más manos y apoyos privados», apostilla la presidenta.
