En los últimos 25 años, el mercado alimentario ha cambiado drásticamente y el interés por la seguridad y calidad de los alimentos es cada vez más exigido por la sociedad. La crisis de las vacas locas en Reino Unido, propició la aparición de un protocolo privado de actuación para que una sola auditoría fuera válida para todas las cadenas de supermercados. La primera certificación en BRC fue en 1998. En España ya cuenta con 1357 certificados, 300 de ellos en Navarra.
El BRC es un protocolo de actuación exigido por las cadenas de alimentación británicas, un pasaporte para poder vender en Gran Bretaña, pero todas las distribuidoras están exigiendo a sus proveedores que cumplan con los requisitos de este protocolo. Todas las grandes superficies como Carrefour, Eroski, E. Leclerc, etc. deben cumplirlo.
La nueva BRC7 (British Retail Consortium) pretende que ésta no se conciba como una auditoría o una norma para la certificación, sino que sea una herramienta para fortalecer la seguridad alimentaria e incrementar el respeto a la inocuidad alimentaria en todo el mundo.
PRINCIPALES CAMBIOS
Toda empresa del sector alimentario debe tener pleno conocimiento de los productos que produce, fabrica y distribuye, además de disponer de los sistemas necesarios para identificar y controlar los peligros que puedan afectar negativamente a la seguridad de los alimentos. El protocolo mundial de Seguridad Alimentaria se basa en dos elementos clave: un compromiso por parte del equipo directivo de la empresa y la adopción y aplicación del sistema de Análisis de Peligros y Puntos de Control Crítico, una guía que describe paso a paso cómo gestionar los riesgos que constituyen una amenaza para la seguridad de los alimentos.
El Global Standard For Food Safety se dirige a empresas suministradoras de cualquier producto agroalimentario, con marca propia, en fases posteriores a la producción primaria. El objetivo principal es reforzar la seguridad alimentaria, facilitar el cumplimiento de la legislación alimentaria; establecer criterios de seguridad alimentaria y calidad requeridos a los proveedores de alimentos de las cadenas de distribución del Reino Unido; sustituir las múltiples y poco uniformes auditorías de las que son objeto las empresas suministradoras de productos agroalimentarios por auditorías homogéneas de tercera parte y por último, asegurar la transparencia y rigurosidad en los sistemas de certificación.
“En esta nueva versión además, se hace especial hincapié en los análisis de riesgos y puntos críticos desde el punto de vista sanitario. Incluye una nueva clasificación de proveedores y se incrementan de 6 a 12 los requisitos principales para su cumplimiento. Además, el reciente caso de la venta de caballo por ternera, ha propiciado también que el control para evitar el fraude sea uno de los puntos importantes en los que hace hincapié esta séptima versión de la BRC”, explica Emilio Flamarique , director delegaciones AENOR Navarra – La Rioja. Y es que esta nueva versión fomenta el desarrollo de sistemas para evitar la compra de productos fraudulentos.
Así mismo, también se introducen cambios en dos nuevas secciones: la Gestión de proveedores de materias primas y material de envase; y Etiquetado y control de envase. “En este sentido, prevemos que el gasto en envases va a aumentar ante el hecho de tener que incluir una mayor información en el etiquetado. Esto va a ser algo complejo puesto que se nos hace mucho hincapié con el tema de la sostenibilidad”, analiza David Verano, Gerente de Alimentación AENOR.
También se introducen nuevos requisitos en Enfoque al cliente y de comunicación y por otro lado, establece dos nuevas zonas de riesgo como Ambient High Care y Non Product Area. “Esto hace referencia a aquellas zonas destinadas a productos que no necesitan refrigeración pero que sí presenta riesgo de patógenos como la leche en polvo o la mantequilla de cacahuete”, comenta David Verano, Gerente de Alimentación AENOR.
“Todas estas novedades debe estar ligadas a la gestión de excedentes alimentarios. Ya que estamos en un momento con la crisis tan cercana, de concienciación de reducción del desperdicio alimentario, debemos tener unas herramientas para llevar cabo un correcto control de los mismos”, ha añadido Flamarique.
EL PROBLEMA DE LAS ALERGIAS
Así mismo, David Verano ha querido destacar sobre todo el tema de los alérgenos. En Europa, la alergia alimentaria es la principal causa de anafilaxia en menores de 0 a 14 años. El Gerente de Alimentación de AENOR ha aconsejado a los asistentes que tengan especial cuidado con los alérgenos que establecen otros países como por ejemplo EEUU, ya que hay que cumplir con los requisitos de venta de cada país. “El tema de los alérgenos es un tema de salud pública y que debe de ser todavía más controlado en próximos años, sobre todo en el control de cruce de trazas”, comenta Verano. Y ha añadido que hoy día vemos una mayor sensibilidad en informar sobre aquellos productos como por ejemplo “sin gluten”, pero que en este caso también se pueden encontrar sinsentidos como que venga esta etiqueta en la gaseosa, producto que en origen no lleva gluten. “Es como si a una sandía le ponemos la etiqueta de ‘sin colesterol’. No tiene sentido”, apunta Verano.
Daniel Palacio, de Tutti Pasta, ha cerrado la jornada ofreciendo a los asistentes su experiencia y visión con respecto a la BRC.