Navarra sigue teniendo -como casi siempre-, un PIB per cápita, que es indicativo de la riqueza de sus ciudadanos y ciudadanas, que le sitúa en cabecera si lo comparamos con otras Comunidades Autónomas. Su desempleo, además, es uno de los más bajos, etcétera, etcétera y etcétera. Cambian las cifras pero las grandes tendencias que han marcado siempre nuestro mercado de trabajo se mantienen.
Por ello hoy quiero destacar varios aspectos concretos que me parecen importantes y, aunque no son los únicos, sí que estamos ante factores que pueden dar mucho que hablar.
El primero, las personas y, en especial, un “colectivo” al que aquí denomino como “preferente y urgente”. Los trabajadores mayores de 45 años, especialmente quienes superan los 50, que se encuentran en situación de desempleo.
Son personas que en muchos casos han agotado la prestación por desempleo y tienen todavía por delante muchos años “activos” hasta la jubilación. Personas cuya situación “arrastra” a otros/as, en muchos casos menores y/o personas dependientes. El mercado de trabajo no está “absorbiendo”, en líneas generales, a este colectivo.
Aquí quisiera cabría recordar que la edad, el sexo y/ o el lugar de origen de una persona nada dicen de su nivel de cualificación ni de sus competencias profesionales para poder ocupar uno u otro puesto de trabajo. La selección de personal centrada en las competencias constituye la mejor opción para empresas y trabajadores/as
Ahora le toca el turno a las empresas, la administración y las políticas. En Navarra tenemos un importante peso y variedad industrial. Este ha sido uno de los bastiones que nos ha permitido “aguantar” mejor el periodo crítico. La correlación que las cifras muestran entre el mayor peso industrial y el menor desempleo es clara.
En este sentido es necesario seguir reactivando y apoyando a nuestra industria puesto que haciéndolo apoyamos nuestra economía y el poder de compra de los “bolsillos”. En este punto cabe recalcar la necesidad del especial apoyo a las PYMEs que son las que, por lo general, lo han pasado peor con la crisis, y mayores dificultades tienen para abordar aspectos estratégicos como la competitividad, la innovación o la internacionalización, fundamentales hoy en día para asegurar cuanto menos la supervivencia.
Otro elemento en el que quiero incidir tiene que ver con los agentes económicos y sociales y los marcos reguladores del mercado de trabajo. Hay que frenar la precarización con la que se está afrontando la recuperación económica. Es necesario apostar por los convenios colectivos sectoriales bajo los que se “refugia” la gran mayoría de nuestros trabajadores/as, para evitar “cronificar” la temporalidad y precariedad como mal endémico de nuestro mercado.
En definitiva, nos hemos acostumbrado demasiado a valorar las cosas como “buenas” o “malas” según quién las haga o las cuente, pero esto muy probablemente no nos lleve a ningún sitio y, ¡ojo! , interpretemos bien las cifras y las tendencias, ya hay cada vez más voces en Europa que hablan de una posible nueva caída económica que podría traer consecuencias nefastas a nuestro mercado laboral y nuestras sociedades.
Eva Perujuaniz
Socióloga