La recién celebrada Pamplona Innovaction Week supone dos días para comprender la innovación en la empresa actual. Dos días intensos e intensivos de la mano de patrocinadores de primera línea y la coordinación de Serendipity y la Fundación INCYDE.
Es éste un evento coral, en el que voces de muy diversos ámbitos buscan estructurar la mirada hacia el futuro, enfocar la bitácora de esa tan necesaria “imaginación estratégica” que nos ayude a navegar como profesionales en un mundo tan cambiante que la “planificación estratégica” se nos ha quedado obsoleta.
Muchas de las voces utilizaron la metáfora del viaje o la expedición con relación a la innovación en cualquiera de los ámbitos. Los innovadores, en palabras de van Wulfen, exploran “fuera” del sistema, de modo que, con frecuencia, todo proceso innovador comienza por un “no”. Exploradores de los límites y fronteras de lo conocido, el segundo reto del innovador está en “convencer” primero al Mecenas y luego a la tripulación, de que es posible, nuevo, beneficioso, conveniente… embarcarse para ensanchar fronteras.
“Innovación sin riesgo es un oxímoron. Hay que saber gestionar el riesgo”
Hoy en día, y con la que está cayendo, muchas empresas son ya conscientes de la necesidad de hacer las cosas de otro modo. Básicamente porque necesitan resultados distintos. Pero sobre todo, porque el mercado es cada vez más “impaciente”, y los consumidores cambian de estilos y prioridades de compra… queremos soluciones sencillas, “indoloras”, rápidas y, a poder ser, carentes de riesgo.
Pero innovación sin riesgo es un oxímoron y todos los ponentes nos han dejado claro que hay que aprender a gestionar precisamente el riesgo, la deglución del potencial fracaso, para recibir el siguiente desafío a porta gayola.
Tengo para mí que RIESGO –RISK en inglés- es un acrónimo: Resultado de un Insuficiente y EScaso “Gonocimiento” –Result of an Insufficient or Scarce Knowledge-. Y por eso como agentes de cambio, nos apresuramos a modelizar nuestros procesos, intentando crear ese “sendero conocido” que recorre tierras antes jamás pisadas.
La modelización de procesos de innovación nos ha traído muchos ejemplos a esta Innovaction Week: FORTH, TEAM, LEINN, MINN, GAMIFICACIÓN… Modelos como autopistas que buscan crear un “plan de viaje” bien estructurado con el que asegurar a Su Católica Majestad que “todo está bajo control”.
Tengo para mí que cuando es el “sendero/autopista” lo que convence al mecenas en lugar de la propia expedición, con frecuencia la innovación se queda en mero pasito cosmético, no en el salto cuántico que supone cuando es verdadera. Y el agente de cambio, interno o externo, queda extenuado remolcando la barcaza en la que va cómodamente instalado el pagador de la aventura.
Porque aunque creamos esa “autopista” que nos lleva a lo ignoto, lo ignoto en sí mismo sigue siendo desconocido. Sigue conllevando un riesgo.
“Marketing, comunicación y tecnología, tres bazas clave que debe gestionar el futuro emprendedor”
Por eso a las mayores gestas están sólo llamados unos pocos. Esos locos más o menos bajitos que sueñan con hollar por vez primera los confines de lo conocido. Y cuando regresan, relatan su aventura obviando los malos momentos, por lo que más amigos se sumarán en la próxima ocasión. Yo los descubrí en esta Innovaction Week no sólo en los renombrados ponentes de conferencias y talleres, sino sobre todo en los emprendedores que competían condensando su pasión en breves minutos de gloria.
Nos encontramos con una nueva oleada de expedicionarios que necesitan con urgencia incorporar nuevos e inexplorados territorios a sus reinos. Porque, “los países ya no se conquistan, se compran”. Y en esa gesta el marketing, la comunicación y la tecnología encierran bazas importantes.
Los ciclos de producto o servicio son cada vez más cortos y por ello innovar es una necesidad no sólo real, sino también “urgente” en el tiempo. Aunque también hubo aviso a navegantes: hay que contar con un plazo medio de unos 18 meses, según el producto o servicio.
“Pero por encima de todo, hay que insistir en que uno solo no puede acometer un proceso de innovación”
Acción, tiempo, riesgo, método… Elementos con los que combinar una aventura en la que jamás deberíamos olvidar, como decía Drexler, que cualquier invento, innovación, tecnología, robótica o lo que sea “es lo que el hombre hace con ella”. Y aquí merecen mención especial los ejemplos de innovación social, sueños grandes que combinan herramientas convirtiendo el objetivo -“cambiar el mundo”- en el verdadero líder del proyecto.
El Futuro, nos decía Rovira poniendo un broche personal a las jornadas “no es inevitable sino inventable”. Y para ello se necesitan manos y neuronas. Talento, mucho talento, que, a veces, como decía mi amigo Sergio “tá lento”.
Por eso estos eventos, estos conciertos corales de ideas, imágenes, encuentros y sonrisas son tan necesarios: porque hacen visibles las aventuras y permiten poner en común algo que en ningún caso se puede hacer solos: innovar.
Marta Martínez Arellano
Experta en Desarrollo Personal y Ejecutivo
Miembro de la red internacional BVC® de gestión por valores