Tras un invierno poco invernal, se acerca la primavera con sus sorpresas. Han transcurrido dos meses desde que formulásemos nuestros “propósitos de año nuevo” y tal vez podamos aprovechar ese periodo de “astenia primaveral” para reflexionar acerca de aquello con lo que arrancamos este nuevo proyecto anual. (Parece que fue ayer y… ¡Ya estamos como quien dice en Semana Santa!)
Habitualmente la estación se inicia con esos momentos de “flojera” y no estamos para abordar proyectos nuevos, sin embargo en la naturaleza es el preludio de la floración: cogemos fuerza antes de abrirnos a la nueva estación… Por eso te propongo tres ejercicios que te ayudarán a aclarar tu camino y a establecer nuevos retos para entrar en el trimestre con la pasión del estreno de año.
Te invito a que retomes la lista de “objetivos MARTES” (Medibles, Alcanzables, Retadores, Temporales y Específicos) que diseñaste allá por enero y evalúes si los has cumplido. Hazlo sin prisa, con MIMO.
Cuando te encuentres con uno que no cumpliste empieza tu frase diciendo: “No he cumplido este objetivo porque no he hecho…” y reconoce las acciones que hubieras tenido que incorporar, mejorar u omitir para tener hoy cumplido el anhelo que marcaste en enero.
Cuando te encuentres con uno que sí se ha hecho realidad formula tu frase diciendo: “He alcanzado este objetivo porque he hecho…” y reconoce las acciones que has llevado a cabo para coronar el éxito. Probablemente se tratará de acciones que debas mantener, mejorar o tal vez nuevas acciones que hayas incorporado.
Finalmente, celebra y reconoce aquellos logros que has obtenido sin haberlos incluido en tu lista de objetivos. Esas cosas que has conseguido sin haberlo previsto. Hazlo también reconociendo tu participación en el logro: “doy gracias por… que he conseguido porque he hecho… (y aquí reconoces las acciones que te llevaron a conseguir este inesperado éxito)”.
Nuestro cerebro no entiende de tiempos, pero sí de refuerzos. Con frecuencia nos tratamos fatal a nosotros mismos, tan mal, que si cualquiera por la calle nos dijera las lindezas que nos decimos, le partiríamos la cara o le mandaríamos a freír monas.
De ahí el “MIMO”. No te castigues, revisa tu lista para enumerar y reconocer las acciones y actitudes que debes Mejorar, Incorporar, Mantener u Omitir, con la mirada de un observador desapasionado.
Este sencillo hecho de reconocer nuestra participación en nuestro éxito, o de reconocer las acciones que nos hubieran llevado a conseguir esta u otra meta, nos hace responsables de nuestro propio rumbo y resultados. Los ingleses, pragmáticos ellos, distinguen entre “Responsibility”, responsabilidad y “Accountability”: asumir la propia responsabilidad por nuestros hechos y resultados.
Al reconocer y revisar lo sucedido, le decimos a nuestro cerebro que somos gente de fiar y que hemos cumplido todo o parte de lo comprometido, pero que no lo pasamos por alto, que estamos comprometidos.
Además, es interesante ver qué acciones hemos llevado a cabo para coronar o evitar el éxito. Nos darán ideas a la hora de marcarnos nuevos objetivos MARTES para este trimestre y alas para enfilar la primavera.
Marta Martínez Arellano
Experta en Desarrollo Personal y Ejecutivo
Miembro de la red internacional BVC® de gestión por valores