La tecnología está cambiando la forma de producir, y en este contexto, se generan nuevas oportunidades de negocio. Así, a través de la ingente cantidad de datos que producimos diariamente, las empresas pueden disponer de más información que les facilite la toma de decisiones. En definitiva, se trata de conocer mejor al cliente, sus necesidades, gustos y hábitos de vida.
Empresas como Target utilizan la capacidad predictiva de los datos y pueden, incluso, conocer si una familia está esperando un bebé. Con esta información, ofrecen productos específicos a estos consumidores. Epidemias de gripe han sido previstas e identificadas en Estados Unidos a partir de los mensajes que las personas publicaban en sus redes sociales. A partir de estos datos, las farmacias de la zona han podido disponer de los medicamentos necesarios para hacer frente a esta enfermedad. Productos como el vehículo autónomo, o aparatos que pueden predecir nuestra probabilidad de sufrir determinadas enfermedades son ya una realidad.
En el ámbito de la producción industrial, se incorporan sensores a distintos aparatos, con objeto de automatizar y medir la producción. En este sentido, el mundo de la logística utiliza ya carretillas que circulan de forma autónoma, o incorpora sensores a los productos que permiten conocer la situación de este producto en todo momento.
La realidad virtual se utiliza ya en cursos de formación. Por ejemplo, Volkswagen Navarra utiliza esta tecnología en la formación de sus operarios en el nuevo modelo. Así, a través de gafas 3D, los operarios pueden trabajar como lo harían en la nueva cadena de producción, y habituarse, de este modo, a un entorno diferente.
Estas nuevas realidades conllevan también cambios en el ámbito de las cualificaciones profesionales. Muchos de los trabajos que conocemos actualmente podrán ser sustituidos por máquinas. La OCDE estima que en Europa se van a reducir un 57% los empleos a causa de la inteligencia artificial, sobre todo en los campos menos especializados.
Al mismo tiempo, surgen otras ocupaciones ligadas al tratamiento de estos datos. Profesionales con amplios conocimientos en matemáticas, estadística y tratamiento de datos son buscados ya por las empresas para estas nuevas ocupaciones. De hecho, los propios centros formativos han puesto en marcha numerosos cursos para proporcionar formación en estos campos.
La tecnología ofrece múltiples ventajas para los ciudadanos. Desde las nuevas posibilidades en el campo sanitario, a nuevos servicios en las denominadas “ciudades inteligentes”.
No obstante, también existen riesgos. La responsabilidad jurídica en el caso de que decisiones tomadas por máquinas generen problemas, el robo de información o la confidencialidad de determinados datos quedan en riesgo ante estas tendencias.
En todo caso, parece claro el cambio que estas tecnologías suponen y supondrán en el ámbito laboral. Para no llegar tarde, es preciso empezar ya la adaptación a este futuro no tan lejano
Amaya Erro
Doctora en Economía y Profesora de la UPNA