viernes, 17 enero 2025

Bodega Valdelares proyecta su ampliación tras incorporar a la tercera generación de la familia Pardo

En 2002, Maxi, Graci, Íñigo y Rosana fundaron esta pequeña bodega familiar en Cárcar. Hoy produce 300.000 litros de vino anuales y, de la mano de la tercera generación, prevé ampliar y reformar sus instalaciones, renovar la imagen de marca y potenciar su expansión nacional. "A corto plazo, pretendemos incluir un espacio para venta al público, recepción de visitantes, catas y enoturismo", detalla la familia Pardo a Navarra Capital.


Cárcar - 17 enero, 2025 - 05:58

Noelia, Daniel y Lidia se preparan para coger las riendas de la bodega familiar en el futuro. (Fotos: Maite H. Mateo)

Mientras el sol se pone en el horizonte, el perfil de los tejados de Cárcar dibuja una cresta irregular. En lo alto de la ladera, junto al borde de un barranco, una casa blanca sobresale entre las demás. Pili Guillén, de 80 años, se asoma a la ventana. Desde su alféizar disfruta de una vista privilegiada de la bodega familiar, situada junto a la carretera que rodea el pueblo. A lo lejos distingue a su marido, Maxi Pardo, que contempla orgulloso sus viñedos y olivos. Tiene 84 años, pero todavía recuerda con claridad las largas jornadas de trabajo que pasó en ellos. Esas veintidós hectáreas de tierra eran su vida, y ese amor por el campo fue el principal legado que ha dejado a sus hijos.

Uno de ellos, que comparte nombre con su padre, convirtió su pasión por la agricultura en oficio al entrar como empleado de la bodega cooperativa de Cárcar. Tras dedicar los siguientes años a la enología, en 2002 creó su propia bodega junto a su mujer, Graci, que se encarga de la administración; su hermana, Rosana; y su cuñado, Íñigo, comercial en Pamplona. Valdelares, que significa «muchos hogares» en latín, fue el nombre elegido para el proyecto, que unía las viñas de su padre y el trabajo de las tres familias.

Hoy, la tercera generación de los Pardo ya forma parte de la empresa. Lidia, de 25 años, estudió Diseño de Interiores y dedicó su trabajo de fin de grado a elaborar un proyecto para la futura reforma de Valdelares. Ahora, lidera la imagen de la marca y busca ampliar el potencial comercial de esta: «Durante estas décadas, tanto las tierras como el almacén han ido aumentando. Pero, a corto plazo, pretendemos ampliar la sede e incluir un espacio para venta al público, recepción, catas y enoturismo».

Bodega Valdelares, que se fundó en el año 2002, exporta 300.000 litros de vino al año.

Bodega Valdelares, que se fundó en el año 2002 en la localidad de Cárcar, exporta 300.000 litros de vino al año.

Daniel, de 22, estudió Biología y Ciencias Ambientales para cuidar de los campos, tarea que ahora aprende de la mano de su tío Maxi. Y, por último, Noelia, de 18, cursa en Logroño un grado de Vitivinicultura para dirigir el proceso de elaboración de los vinos en el futuro: «Realicé prácticas en una bodega de Florencia y me gustaría replicar el sistema de catas que aprendí. Me encantó la manera en la que trataban al cliente y cómo creaban una experiencia inmersiva. Que la misma persona que realiza el proceso de labrar las viñas, elaborar el vino y embotellarlo sea también la que imparte la guía coincide con nuestra esencia de bodega pequeña y familiar».

SUS VINOS

Tras experimentar un crecimiento progresivo de la facturación, cercano al 5 % cada año, los dos tipos de vino con los que comenzó el negocio se convirtieron en nueve. Para ello, ahora también compran la producción de otros agricultores locales, que poseen dieciocho hectáreas más. En concreto, elaboran vino tinto (merlot, garnacha, tempranillo y cabernet), rosado, blanco (chardonnay, sauvignon, viura, moscatel) y dulce. Otro de sus productos estrella es un lambrusco, del cual también han renovado la etiqueta.

«Dándole un aire nuevo, llamas a otro público y también te representas más a ti misma», apunta Lidia, quien detalla acto seguido que la bodega posee 850 metros cuadrados, donde se procesan 400.000 kilogramos de uva al año y se producen 300.000 litros de vino.

De diez es un tinto joven de la vendimia de 2024, un homenaje a Maxi y Pili, la primera generación de la familia.

De diez es un tinto joven de la vendimia de 2024, un homenaje a Maxi y Pili, la primera generación de la familia.

A pesar de ser una de las bodegas más pequeñas de Navarra, Valdelares fue galardonada por la DO Navarra por su Tinto Joven de 2016 y por la Cofradía del Vino, que premió su Valdelares Merlot 2017, su Tinto Joven 2021 y su Valdelares Alta Expresión 2021, entre otros. En estos momentos, la marca ya está presente en Navarra, País Vasco, Andalucía y Cataluña. «Ser pequeños también es un punto a favor. Elaboramos un producto muy sentimental, algo físico que refleja nuestro trabajo artesanal y que nos permite formar parte de las experiencias humanas que se generan alrededor de nuestros vinos», añade la prima mayor.

DE DIEZ

Con la caligrafía de Pili y el número diez dibujado por Maxi, Lidia diseñó la etiqueta que luce el nuevo vino de la familia Pardo. ‘De diez’, dicho popular en Cárcar para referirse a la excelencia, es un tinto joven de la vendimia de 2024. Salió al mercado estas Navidades y está elaborado mediante maceración carbónica, una técnica antigua que consiste en producir el vino a mano. «Se recoge la uva de forma manual y se vierte directamente en el depósito, no pasa por ningún tipo de maquinaria intermedia. Coge unos aromas más frutales, por lo que sabe más a nata, a fresa…», detalla Noelia. ‘De diez’ es un homenaje a sus abuelos, quienes les enseñaron a «querer el campo y a vivir de él»: «Cuenta nuestra propia historia como familia».

De cara al futuro, su objetivo es ofrecer una mejor experiencia al público y desarrollar actividades de enoturismo. «Da tranquilidad saber que lo que tienes está en buenas manos. Después del esfuerzo que nos ha costado llegar hasta aquí, es muy gratificante verlos tan implicados», concluye Graci.


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