Corría 1954 cuando José María Bordonabe, un maestro ebanista de San Sebastián, decidió poner en marcha un modesto taller de muebles para despachos de alta dirección en Ayegui. Entonces, no podía aún vislumbrar el potencial de su proyecto personal, que posteriormente se convertiría en un motor económico para Tierra Estella bajo la dirección de tres generaciones de su familia. Con una plantilla de más de setenta trabajadores y oficinas en Madrid, Barcelona, Lisboa y París, los muebles de Bordonabe llegaron a estar presentes en más de veinte países y adornaron los espacios de trabajo de grandes empresas como Dior, Microsoft, Ford, Endesa, Acciona o Iberdrola.
Por su tamaño y sector, la firma también fue una de las principales afectadas por la crisis de 2008. Finalmente, tras años de dificultades, los propietarios decidieron cesar su actividad en febrero de 2013. Pero, medio año después, catorce de los 31 exempleados decidieron refundar la empresa como una sociedad laboral limitada. En ese grupo se encontraban Alberto Echegaray y José Ángel Langarica. “Teníamos entre manos un producto de calidad que era valorado por el mercado, y nos daba pena echar al traste todos los esfuerzos y años que habían invertido los anteriores dueños”, explica el primero a Navarra Capital.
La nueva empresa, New Bordonabe, se puso en marcha en la misma fábrica de Ayegui tras hacerse con la decena de patentes, registros y marcas de mobiliario para oficinas que poseía la ya extinta firma familiar. “Ese el espíritu de la empresa, lo que perdura a pesar de las dificultades”, incide Langarica. Apoyados por un gerente externo y al tiempo que recuperaban la cartera de clientes, las ventas empezaron a crecer gracias a los “esfuerzos personales” de sus socios. Una actividad que les permitió no solo adentrarse en el mundo de la gestión de empresas, sino también “estrechar lazos” unos con otros.
Pasó un lustro y, aunque la demanda seguía siendo alta, los resultados económicos se alejaban de lo que habían proyectado al inicio de su andadura. “Hacía falta una segunda inyección de capital y muchos socios no podían asumirla. Por eso, tuvimos que cesar las operaciones de New Bordonabe en 2018”, rememora Echegaray. Pero este segundo proyecto también dejó tras de sí “enseñanzas valiosas”, apunta Langarica: “Estábamos vendiendo a unos precios que eran bastante baratos en el mercado y teníamos gastos fijos de fabricación elevados, por lo que no se sacaba el margen suficiente”.
Para entonces, él, Echegaray y sus compañeros Javier Macua, Noelia Garín y Juan Andrés Zudaire compartían una amistad, de la que emergió la tercera vida de la compañía. Bajo el nombre de BN3 Bordonabe, la nueva empresa empezó operar en 2019, esta vez en una nave de Villatuerta. “Fuimos adaptándonos unos a otros. Aunque los cinco formamos parte de las distintas áreas de la empresa (Administración, Comercial, Compras y Departamento Técnico), nos echamos una mano cuando hace falta. Yo, por supuesto, bajo al taller tantas veces como se me necesite”, sostiene Langarica entre risas.
UN NUEVO MODELO DE NEGOCIO
BN3 Bordonabe se centra en el mobiliario de oficina, al igual que las empresas extintas, pero lo hace con importantes diferencias con respecto a sus predecesoras. “Recalculamos todos los costes y empezamos a trabajar con proveedores españoles que fabrican las piezas de metal y de madera, que posteriormente montamos en nuestro taller. De este modo, nuestros gastos fijos no son tan altos, como sí era el caso antes. Ahora centramos nuestra actividad en trabajar mano a mano con interioristas y arquitectos para que nuestros modelos patentados cumplan con sus exigencias”, señala Langarica.
De esta forma, la empresa, que factura unos 2 millones de euros al año, comercializa sus “cerca de 1.000 referencias” en todo España, sobre todo Madrid y Barcelona, así como en otros países europeos como Portugal, Grecia, Francia o Bélgica. Además, trabaja con un distribuidor de Panamá y Costa Rica, así como en Marruecos. “En este último país, realizamos un proyecto importante hace dos años cuando amueblamos las oficinas de la Université Mohammed VI Polytechnique en Rabat y Ben Guerir“, relata Echegaray. Al mismo tiempo, el equipo está trabajando para abrir nuevos mercados como Arabia Saudí.
Pero, más allá de los objetivos comerciales, los socios de la nueva empresa celebran el logro de mantener el legado de la antigua Bordonabe en Tierra Estella. “Yo soy de Muniáin de la Solana; José Ángel, de Los Arcos; Juan Andrés y Javier, de Estella; y Noelia, de Labeaga. Estamos satisfechos porque podemos seguir trabajando en nuestro hogar y porque, además de socios, somos muy buenos amigos. Esto nos parece mucho más importante que conseguir resultados”, remata Echegaray.