En la VIII Edición del Estudio de Eficiencia Energética de las Pymes, Gas Natural Fenosa apuntó que las pequeñas y medianas empresas navarras tienen potencial para ahorrar el 25,3 por ciento de la energía que consumen, unos 741 Gwh, si implementan medidas de eficiencia. Un ahorro que en los hogares puede llegar a ser del 30 por ciento y en determinadas instalaciones públicas del 50 por ciento.
La necesidad de ahorrar costes energéticos llevó, precisamente, a la empresa Ingeniería Lator a investigar en este aspecto. La idea partió de su gerente, Patxi Tornaría, y su experiencia particular. “Si en el pueblo pasaba mucho frío, cuando vine a vivir a Pamplona pasaba un calor inaguantable e imposible de vivir con la ventana cerrada, porque nadie del edificio se preocupaba por cerrar los radiadores y siempre veías ventanas abiertas”. Una situación provocada, entiende Tornaría, por el hecho de que en un sistema de calefacción centralizada “nadie paga la calefacción por lo que consume, sino con cuotas por metros cuadrados”.
En este tipo de instalaciones es imposible medir el agua que pasa por cada radiador, a no ser que se ponga un contador de energía en cada radiador. Precisamente, esa necesidad de individualizar los consumos y radiadores en “una situación tan complicada como una instalación centralizada, por columnas, nos animó a investigar”. Una solución por la que tanto agentes del sector, como los profesionales de la arquitectura, también apuntan para gastar menos energía en los domicilios y ahorrar. Europa, en su Directiva 2012/27, obliga, además, a individualizar los costes energéticos y fomentar la eficiencia energética en todos los domicilios a partir de 2007.
VÁLVULA
Esta empresa de ingeniería navarra comenzó a investigar en 2005, en colaboración con el departamento de electrónica de la Universidad Pública de Navarra. El equipo de trabajo ha logrado desarrollar un sistema que es capaz de gestionar el calor, pero la investigación continúa para permitir que este producto también pueda medir lo que se consume.
Se trata de abordar los dos factores de un sistema de calefacción, “saber lo que gastas y limitar ese gasto”. La válvula desarrollada, no obstante, es un proyecto pionero a nivel nacional que “permite convertir un sistema de calefacción centralizada en una instalación de calefacción individual”. Incorporando este aparato al radiador, el usuario puede programar la temperatura por horarios de cada radiador.
Se trata de abrir los radiadores de aquellos espacios que se utilizan, en las horas que se utilizan. Se anulan, por el contrario, aquellas que no se emplean o en momentos en los que la casa está vacía. Así, por ejemplo, se puede mantener una habitación para invitados a 17 grados y el salón a 22. Un control que puede hacerse, además, a distancia, porque el software de programación, que conecta con la tarjeta incorporada en las válvulas, está instalado en Internet.
Gracias a este sistema de apertura y cierre se permite también la climatización de las zonas de un domicilio de forma individualizada. La válvula cierra el radiador si una habitación programada a 22 supera ese límite, independientemente de que alguien esté en casa o no.
AHORRO
El sistema desarrollado por Ingeniería Lator actúa así en el punto de producción que más costes genera, porque “el usuario paga por lo que disipa el radiador, por la función que hace ese radiador”. De esta forma, si se fomenta el cierre de los mismos en momentos y espacios que no interesan, se ahorra dinero, fomentando la eficiencia del calor.
La cantidad de ahorro depende del tipo de instalación. El producto ya se emplea en diferentes colegios públicos, como el de Ultzama o Aoiz, así como el Centro de Salud de Leitza. De un análisis de la empresa se desprende que únicamente el 40% de estos espacios se utilizan como aula, el resto es zona no habitable (pasillos, comedor, baños, escaleras, etc.). En estas instalaciones el ahorro puede llegar a ser del 50 por ciento, apunta Tornaría, mientras que en los domicilios puede ser del 30 al 50 por ciento, dependiendo de la optimización de la gestión por parte del usuario.
Ingeniería Lator ha logrado, además, desarrollar un sistema que permite generar energía eléctrica suficiente para alimentar este producto, basada en diferencias térmicas y sin necesidad de emplear ni baterías ni fuente externa. Un avance innovador protegido, en la actualidad, por patente propia.
CAMBIO DE HÁBITOS
Los futuros sistema de eficiencia energética obligarán al usuario “cambiar un poco su forma de entender el consumo energético”. Un cambio de hábitos que favorecerá, no obstante, el ahorro económico. Y es que el comportamiento de los ciudadanos resulta un factor fundamental a la vista de los datos: por cada grado de menos, se ahorra aproximadamente un 6%.