Entiendo que ser periodista significa vivir con un pie en la urgencia del mundo y el otro en la hondura del lenguaje. Por eso encuentro cierta satisfacción en rastrear una palabra hasta alcanzar su cuna etimológica, como si de pronto jugase a ser una arqueóloga de sílabas. Y es que a veces te encuentras con personas que te recuerdan la importancia de conocer el «esqueleto» del abecedario. Ese es, precisamente, el caso de nuestro protagonista de hoy. ¿Alguna vez te has preguntado de dónde procede la palabra cóctel? Yo tampoco. Hasta que he entrevistado a Carlos Rodríguez.
Cóctel viene del término inglés cocktail, que literalmente significa «cola de gallo». Antiguamente, los piratas acudían a tabernas para beber y divertirse. En estos lugares solían organizar peleas de gallos como forma de entretenimiento. Al animal vencedor le quitaban las plumas, y con ellas decoraban las bebidas. «Trasladado a la actualidad, podría compararse con esas pequeñas sombrillas que adornan las copas en chiringuitos o bares», apunta Carlos.
De niño, nuestro invitado solía «taladrar las paredes» de su casa. Martillo en mano, golpeaba rincones de aquí y de allá, trazando todo un laberinto por los pasillos. «Mi tío me regaló un juego de carpintería y, aunque tal vez podría haberme dedicado a ello, escogí ser hostelero», relata tras recalcar que anhelaba dedicarse a una profesión en la que el contacto con las personas fuese parte del día a día. Así, optó por estudiar Hostelería y Turismo en el Centro Integrado de Burlada. Aquel fue el inicio de una trayectoria que más tarde le convertiría en uno de los mejores bartenders del país.
ENTRE CELEBRIDADES
Al finalizar su formación, se marchó al valle de Arán, donde trabajó como camarero, sumiller y jefe de sala en varios establecimientos. Aquella fue su verdadera «escuela de formación». Entre risas, todavía recuerda las palabras que un día le transmitieron los jefes de su equipo: «Van a venir personas muy importantes, pero tienes que actuar con normalidad». La curiosidad pronto le llevó a imaginar a todo un sinfín de celebridades, pero jamás habría adivinado quiénes eran aquellos visitantes tan especiales… «El rey Juan Carlos y la reina Sofía. Me quedé boquiabierto. Resulta que habían ido a esquiar por la zona. A Sofía, que es vegetariana, le gustó mucho nuestra verdura», apostilla.

Carlos ha sido ganador en varias ocasiones del Campeonato de España Gin Tonic y de España Cocktails con FABE.
Lo cierto es que Carlos ha coincidido con celebridades de todo tipo. Joaquín Sabina, Naomi Campbell, Claudia Schiffer, Cindy Crawford… «Al final, una persona famosa lo único que quiere es que le traten con normalidad, estar tranquila y pasar un rato agradable», explica para subrayar justo después que la discreción y la educación son los «ingredientes secretos» de un buen hostelero. «El servicio tiene que verse, pero no notarse. Debes ser tú quien esté pendiente de cualquier cosa que el cliente pueda necesitar», defiende.
Fue en el Hotel Iruña Park donde comenzó a familiarizarse con el mundillo de la coctelería. De hecho, recuerda «a la perfección» su primer cóctel. Se llamaba «Sol del Trópico», y aquel fue el origen de una aventura que no había hecho más que empezar. Ganador en varias ocasiones del Campeonato de España Gin Tonic y de España Cocktails con FABE, ha recorrido medio mundo para dar a conocer su arte tras la barra.
«Las Vegas, Montecarlo, Turín, Londres, Oporto, Roma, Praga… He viajado a muchas ciudades, y eso también me ha enriquecido como profesional y como personal», reconoce. Todos esos lugares le han marcado de alguna manera u otra, como por ejemplo Las Vegas. Sin reparo alguno, asegura que «de día es la ciudad más fea del mundo»: «Es como ir a las barracas por la mañana, que no hay gente, ni luces, ni nada. Es por la noche cuando empieza el ambiente».
UN ESPACIO GASTRONÓMICO ESPECIAL
Hace más de una década, nuestro protagonista fundó Catering Cock, firma que presta servicios a hoteles, bares, restaurantes y empresas. Compagina sus labores como director de la compañía con la gestión de La Terraza de Baluarte, que abrió sus puertas en 2019. Además, ejerce como presidente de la Asociación de Barmans de Navarra. Precisamente, su impecable trayectoria le hizo merecedor del galardón al Mejor Coctelero en los XVII Premios Anuales de la Academia Navarra de Gastronomía: «He recibido muchos premios, pero que te reconozcan en casa siempre es importante. Me emociona mucho este galardón y estoy enormemente agradecido».
«Este es un espacio gastronómico muy especial. Ven por aquí, que te lo enseño al detalle», sonríe acto seguido mientras me invita a pasear por las instalaciones. Firmas de varios humoristas adornan el local, entre ellos nos encontramos con las de Leo Harlem y Álex Clavero. Carlos se detiene frente a una foto con Miguel Induráin, que posa sonriente con su bicicleta. «Este sitio está decorado con todos mis recuerdos», suspira a sus 55 años.

El pasado abril, Carlos recibió el galardón al Mejor Coctelero en los XVII Premios Anuales de la Academia Navarra de Gastronomía.
Tras la barra se alza una eterna montaña de licores: «Además de las botellas que todos conocen, como el Beefeater, también tenemos bebidas especiales. Por ejemplo, Noilly Pratt, la favorita de James Bond, o Chopin, un vodka polaco». ¿Y cuál es el secreto para hacer un buen cóctel? La graduación: «Cuanto menos tenga, mejor va a estar. El hielo también es esencial. Debe ser transparente, cristalino».
En concreto, La Terraza de Baluarte posee más de 60 tipos de vasos y, sin duda, uno de los cócteles «más solicitados» es el Bloody Mary, hecho a base de zumo de tomate, vodka, una pizca de sal y pimienta negra, salsa worcestershire, tabasco y zumo de limón o de lima. Aunque la especialidad del establecimiento es su vermú casero, preparado con naranja, hielo y aceituna sin hueso. Pero si hay una bebida que destaque por encima de otras «en cualquier parte del planeta» es el Dry Martini, que se alza como el cóctel más vendido del mundo: «Hemingway era un gran bebedor de Dry Martini, pero durante su estancia en Pamplona todavía no había locales como este. ¿Te imaginas cómo sería si nos visitase ahora?». Sopesamos la respuesta en silencio. Quién sabe, quizá escribiría una nueva novela ambientada en La Terraza de Baluarte y con Carlos como protagonista.