“Queremos transmitir la gran personalidad de nuestros vinos, sus tres colores y su presencia en toda la identidad navarra”. Con estas palabras apasionadas, David Palacios, presidente de la Denominación de Origen Navarra, describe el viaje audiovisual, pictórico y gastronómico que reunió a grandes conocedores de la enología, la pintura y la creación culinaria el pasado jueves para abordar algunos de los aspectos del inabarcable mundo del vino en la Comunidad.
“El vino ensambla y marida con la geografía y la cultura, forma parte de nuestra vida más allá de los momentos tradicionales de las comidas”, por eso la D.O. Navarra ha trabajado en los últimos años para confeccionar espacios musicales, actos y lugares de ocio donde el vino adquiere un papel protagonista. Ellos desean ser “profetas en casa”, “adaptarse a las exigencias de los consumidores” y conectar con su “forma de ser”, añade Palacios.
Este modo de transmitir los valores del vino tuvo una especial presencia en los vídeos de Navarra Wine Colors, que la D.O. Navarra ha presentado en el citado evento. En ellos podemos recorrer la región a través de los colores del tinto, blanco y rosado; viajando entre tradiciones y paisajes para desembocar en una explosión de vitalidad enológica.
Pedro Salaberri, pintor pamplonés también involucrado en este proyecto, defiende ese carácter inspirador que tiene el vino para el arte, ya que “el simple conocimiento de que esas plantas” que forman parte del cuadro “hacen vino” provoca que “el paisaje nos alimente”. El vino es “parte del paisaje, le da color y tiene una gran presencia”, concreta el artista.
Conocer el vino, saber cómo se elabora y el proceso que se lleva a cabo para que luego “lo podamos encontrar en nuestra mesa” también ha sido fundamental para la creación artística de Salaberri y, en especial, para sus cuadros de viñas y terrenos de bodegas. “El vino es parte de la vida de muchísimas personas” y por esta razón nunca dejará de ganar fuerza en cualquier obra pictórica que hable de nuestra tierra.
Pero si citamos tierra y vino, hay un tercer elemento que no podemos olvidar: la gastronomía. La relación entre el inmenso universo culinario navarro y este producto ha sido y sigue siendo muy conocida. Sin embargo, quizá sea el momento de plantearse cambiar los cánones y tópicos instalados al consumir ambos, así lo defiende el cocinero Enrikito Martínez Burón. “Debemos buscar un punto de vista diferente al habitual, darle la vuelta”, señala Enrikito, cuya labor se basa en romper la “sugestión a la hora de beber vino” y demostrar que “los vinos dan más de sí de lo que pensamos, son más amplios” y no están condenados a “momentos concretos del día” o a un producto, “debemos poder beberlos cuando nos apetece”.
Por ello, se ha propuesto demostrar que “cambiando los tiempos de cocción de muchas verduras” o apostando por otros estilos y recetas a la hora de cocinar (cebiches, tartares…) se “puede acabar con el protocolo a la hora de beber vinos”. Son muchos los ejemplos que este cocinero pone cuando se charla con él, habla de descubrir que las alcachofas pueden encontrarse con el vino tinto o que no es imprescindible que el pescado esté siempre acompañado por blanco. En definitiva, apuesta por que nos enfrentemos a “catas a ciegas y degustaciones con antifaz”, porque a veces “cerrar los ojos” al disfrutar de la gastronomía puede ayudarnos a “no limitar” el amplio campo de experimentación que este mundo permite.
Este concepto lo comparte también la enóloga Pilar García-Granero, que frente a los academicismos reivindica “la libertad” de probar y degustar diferentes vinos, ya que “el mejor vino será siempre el que más te guste”. Al fin y al cabo, “son seres vivos”, como nosotros, lo vemos claramente en “la uva y sus componentes”, que cuando pasan al vino “no paran de evolucionar” y muestran este avance continuo en “el color, la nariz y la boca”.
En este sentido, García-Granero recuerda que los colores del vino no solo los encontramos en él, sino también en los cambios del “paisaje a lo largo de las estaciones”. En otoño, por ejemplo, tenemos la oportunidad de ver los “tonos de naranja mezclándose con marrón o amarillo” en la tierra donde nace este excepcional producto. Navarra es una “de las denominaciones de origen más especiales”, capaz de producir “grandes vinos en los tres segmentos” y crear espacios vivos e inolvidables para cualquiera que los visite.