Navarra no solo se recorre con la vista, también se disfruta con el paladar. Desde las estribaciones del Moncayo hasta los viñedos en terrazas de San Martín de Unx, la Comunidad Foral alberga auténticos templos del vino donde, además de recorrer bodegas con historia, es posible sentarse a la mesa y disfrutar de la gastronomía. En Vanity Capital te proponemos una ruta por cinco bodegas que elevan el arte del maridaje a una experiencia completa. Salud, y buen provecho.
BODEGAS MÁXIMO ABETE
En San Martín de Unx, entre caminos de montaña y viñas históricas, las hermanas María y Yoanna Abete, junto a Juanma, el marido de esta, continúan el legado que su padre Máximo inició con pasión y esfuerzo. En Bodegas Máximo Abete, el vino se entiende como una forma de vida y de arraigo. Especialistas en Garnacha, practican una viticultura exigente, en terrenos difíciles pero gratificantes, como el paraje de Vallervitos, donde cada cepa representa un acto de resistencia. Las experiencias enoturísticas que ofrecen combinan catas de vinos ecológicos con maridajes de producto local, barbacoas al aire libre o paseos entre viñas: cuatro opciones sabrosas que oscilan entre los 25 y 50 euros.

Bodegas Azpea es una bodega de carácter familiar fundada en el año 2000 en la Villa de Lumbier.
BODEGAS LEZAUN
A los pies de las sierras de Urbasa y Andía, Bodegas Lezaun lleva produciendo vino desde 1780, y no ha dejado de reinventarse desde entonces. Hoy, esta bodega familiar combina el respeto por la tradición con una clara apuesta por la agricultura ecológica. Su asador, abierto a finales de los noventa, se ha convertido en un destino imprescindible para los amantes del buen comer: carnes y pescados a la brasa, postres caseros y vinos de producción propia se sirven en un entorno digno de presenciar. Ya sea con carta o menú degustación (48 euros), la experiencia es un homenaje a la tierra navarra. Además, ofrecen bonos regalo para sorprender a alguien con una escapada enogastronómica de las que no se olvidan.
BODEGAS AZPEA
Fundada en el año 2000 en la villa de Lumbier, Bodegas Azpea es un ejemplo de coherencia y respeto por el entorno. Desde los años 80 cultivan sus viñas en ecológico y esa misma filosofía la trasladan a cada rincón de su bodega: desde el embotellado hasta los fogones. Su restaurante ofrece un contundente menú degustación (52 euros) donde la chuleta navarra, el foie o los chorizos a la sidra se acompañan con sus vinos tintos y rosados. Todo elaborado con productos ecológicos y de cercanía. Una experiencia sabrosa que merece la pena catar.
BODEGAS PAGO DE CIRSUS
En la Ribera Baja de Navarra, sobre una colina con vistas al Moncayo, Pago de Cirsus despliega una experiencia integral: bodega, hotel boutique y alta gastronomía en 200 hectáreas a 395 metros sobre el nivel del mar. Aquí, el vino es solo el comienzo. Las doce habitaciones exclusivas, la piscina entre viñedos y un restaurante dirigido por el chef Pedro Larumbe convierten este enclave en un destino de ensueño. Su menú degustación, maridado con los vinos de la casa, incluye una selección de panes artesanales, AOVEs propios, y platos de cocina española con un toque contemporáneo (desde 65 euros). También ofrecen desayunos gourmet y estancias completas. Ideal para una escapada de lujo con alma vinícola.
CASTILLO DE MONJARDÍN
En plena Tierra Estella, a los pies del monte Monjardín, esta bodega familiar con cuatro generaciones de historia ha hecho del Chardonnay una seña de identidad. Aunque no se quedan ahí: elaboran vinos tintos con Garnacha, Tempranillo y variedades internacionales como Pinot Noir y Merlot, siempre bajo la Denominación de Origen Navarra. Su restaurante propone un completo menú degustación de seis platos maridados con seis vinos diferentes, seleccionados por su sumiller. La experiencia se disfruta en un comedor con vistas privilegiadas al valle de San Esteban, o en sus amplios jardines, ideales para disfrutar de la calma con una copa de vino en mano.