Hoy en día, estamos rodeados de estímulos para comprar de manera rápida e incentivados por el precio y la inmediatez en busca del descuento. Pero, ¿qué pasa con este tipo de compras? Compramos hoy sin pensar en el futuro, sin pensar en la garantía y la durabilidad del producto.
Compramos una camiseta de peor calidad creyendo que mañana no será tendencia, pero no analizamos los recursos utilizados, la calidad de estos ni cómo estos productos afectan a nuestra salud. No nos preocupamos de si mañana sale un agujero en el tejido porque nos costó poco… ¿Cuánto tiempo es sostenible seguir consumiendo de esta manera?
Este problema se está trasladando a todos los sectores. En el ámbito del menaje y los electrodomésticos, está pasando lo mismo. Compramos productos que no han pasado controles de calidad, pero sale una ruleta y me envían uno gratis. El precio es más atractivo, pero no hay garantía y nadie se responsabilizará dentro de dos años o incluso un mes. En el mejor de los casos, te dan un sobre sorpresa.
El valor de una marca te asegura la calidad, la circularidad, el bienestar y, gracias a su garantía, te proporciona futuro. En una firma consolidada se puede apostar por tener repuestos de todos los productos por más de diez años.
Tenemos un problema delante de nuestros móviles, y la solución somos los usuarios. ¿El consumo consciente evitará la producción intensiva, los residuos y el impacto social/económico de esta forma de consumo? No si no somos capaces de preguntárnoslo y hacer que los niños también se lo plateen.
Si me cuesta 20 euros y se rompe en un año, me compro otro… Esa filosofía es insostenible. Una marca fiable apuesta por la calidad del producto y el servicio. En general, las marcas nos preocupamos por seguir generando entorno, durabilidad y sostenibilidad a un proyecto, no solo por el resultado económico de este ejercicio. Su objetivo es seguir teniendo ejercicios.
La producción de electrodomésticos, por ejemplo, requiere la extracción de materiales como metales (cobre, aluminio, acero). La minería y el procesamiento de estos materiales contribuyen a la degradación del suelo, la pérdida de biodiversidad y la contaminación de aguas. Los electrodomésticos son necesarios en nuestra vida, nos hacen la vida más fácil, pero si vamos a gastar los recursos hagámoslo de una manera consciente.
El consumo de electrodomésticos tiene un impacto profundo en la sostenibilidad, desde la extracción de recursos y el consumo energético hasta la generación de desechos electrónicos. Para mitigar estos efectos, es clave promover el consumo responsable, mejorar la eficiencia y fomentar el reciclaje y la reparación para disminuir el impacto ambiental y social negativo.
Es decir, consume de manera consciente y recicla. Actualmente, en Jata estamos promoviendo el reciclaje con nuestro plan ‘renove’. Una iniciativa nueva en el pequeño electrodoméstico que ayuda a la circularidad y a la compra consciente.
Adquirir un electrodoméstico de marca es importante si valoras la calidad, la eficiencia, el servicio postventa y la durabilidad. Lo importante es considerar no solo el costo inicial, sino también el rendimiento y la durabilidad. En muchas ocasiones, el costo es similar o incluso menor, solo nos tenemos que plantear qué queremos.
El precio o la moda no deberían hacer que tomemos decisiones de compra por impulsos. Por eso, seamos conscientes a la hora de comprar y pensemos en nuestro entorno y en el futuro que dejamos a quienes nos sucederán.
Si vamos a comprar una camiseta, pensemos en esos 2.700 litros de agua que se utilizan de media para la producción de una de algodón, con los que podríamos cocinar y lavar alimentos en nuestra casa durante más de medio año.
Si vamos a consumir, pensemos en el impacto y en el valor que hay detrás de esa manera de consumir, en las ventajas a largo plazo tanto para el hogar como para el planeta. Consumir de manera consciente supera con creces la inversión o la deja en un segundo plano.
Cristina Esandi
Directora de Marketing en Jata Electrodomésticos