jueves, 12 diciembre 2024

(Foto: Miguel Ciriza)

Conocemos la evolución de Consebro, la Asociación de Industrias Agroalimentarias de Navarra, La Rioja y Aragón, una entidad con cien años de historia que vela por el segundo sector más potente de la economía navarra. Se trata de una asociación nacional, por tanto su ámbito de actuación es todo el estado aunque están centrados en el valle del Ebro, que aglutina Navarra, Rioja y Aragón.

Fundada en 1977, para velar por los intereses de las industrias de Conservas Vegetales de esta zona, está destinada a cumplir dos funciones fundamentales:

  • Prestar servicios a sus asociados.
  • Representarlos siempre que se precise, con el fin de defender y proteger sus intereses.

En Navarra Capital hemos hablado con su director, José Ignacio Calleja, que además de mostrar la realidad del sector, con sus fortalezas y debilidades, también ha transmitido la preocupación de sus asociados por las decisiones del actual ejecutivo foral, tanto en la reforma fiscal, como en la paralización de infraestructuras clave para el sector agroalimentario.

PREOCUPACIÓN POR LA REFORMA FISCAL

PREGUNTA (P): ¿Qué es lo que más preocupa actualmente al sector agralimentario?

RESPUESTA (R): Nuestros asociados nos plantean necesidades muy fáciles: que les dejen trabajar, cosa que en Navarra estamos teniendo nuestros más y nuestros menos. El nuevo Gobierno está intentando hacerlo bien, como cualquiera que empieza algo, pero no siempre tienes la posesión de la verdad. No somos partidarios de una mayor presión fiscal sino de una mayor generación de riqueza, que siempre va asociada a una contribución a las arcas públicas. Si tú generas más riqueza, la contribución será mayor; si presionas fiscalmente puedes obtener el efecto contrario; y así se lo he trasmitido a nuestro interlocutor, el señor Manu Ayerdi, que no estamos de acuerdo con la última reforma fiscal, el tema del patrimonio empresarial, el incremento de las cuotas de los tipos impositivos… Nosotros exponemos y, normalmente, no somos guerreros, no solemos protestar, porque lo que queremos es trabajar; pero si no nos dejan entonces me toca salir y decir a la sociedad que no estamos de acuerdo con algo.

P: ¿Hay algo más que actualmente les preocupe?

R: No estamos de acuerdo en cómo se está tratando el tema de las infraestructuras, porque no nos parece normal que se paralice las expectativas de desarrollo de una infraestructura como el Canal de Navarra sin poner en la mesa una alternativa como Dios manda, no palabrería, sino un proyecto. No nos parece normal que se diga “contamos con todo el mundo”, cuando resulta que ahora no nos tienen en cuenta.

P: ¿Entiendo que lo más demandado por el sector es mantener un diálogo fluido y un entendimiento con la administración?

R: Si hablas con empresarios, lo que te dirán es que lo que necesitan es vender. Y en estos momentos venden en el mercado nacional, en el europeo y en el internacional. A partir de ahí, crecer. Vender y crecer es el día a día del empresario agroalimentario. Lo que no quieren son preocupaciones que les separen de ese día a día; y esa es nuestra labor, que esas preocupaciones sean las mínimas posibles estando en contacto continuo con la administración y con los técnicos.

Estas cosas crean incertidumbre y la incertidumbre, para crecer, es mala. Las empresas, no nos engañemos, están para ganar dinero, generar riqueza y crear trabajo, pero cuando te estás jugando los cuartos que tienes en el bolsillo, si te lo ponen complicado, no arriesgas para no liarla.

HISTORIA DE CONSEBRO

P: Navarra es una tierra de diversidad y una sociedad de diversidad en todos los sentidos, ¿es diverso el sector agroalimentario?

R: Tenemos todo tipo de productos agroalimentarios, como no hay en ninguna otra provincia. Desde un sector potente de transformado vegetal, también en cárnicas, panaderías, aceite, vino… De los nueve subsectores, salvo del pescado, tenemos grandes empresas en todos ellos.

P: Cuénteme la historia de Consebro.

R: Consebro nace como organización en el año 1977, aunque ya antes existía una agrupación atronal, de la que se tienen datos desde 1919. Ya en el 77 funcionaba con lo que ahora denominamos cluster, porque aglutinaba a todas las empresas del sector y a las empresas auxiliares del mismo. En el año 2007, aunque ya estaba en el plan estratégico de la asociación, el Gobierno de Navarra anima a que nos hagamos cargo de todo el sector agroalimentario de Navarra. Era una época convulsa con Volkswagen y había que asegurar el sector agroalimentario, que era la segunda pata económica en nuestra comunidad, y no había una organización ni un interlocutor.

P: ¿Cómo se echaron a andar a partir de 2007?

R: Pues empezamos un camino hace 10 años, que era trabajoso, hablamos con todas las empresas del sector lácteo, cárnico, del aceite, vino… Fue un trabajo arduo y estamos ahora mismo en la última fase, que es la de la reestructuración de los órganos de gobierno, modificación de estatutos, etc.

Al final, hay que llegar al consumidor y explicarle que nuestra organización no es corporativista, sino el ente que el sector global tiene para interactuar con la sociedad, porque a través de nuestros tiene que llegarle a la sociedad que nuestras empresas son socialmente responsables, comprometidas con temas de sostenibilidad, etc. Esas cosas que antes, mis antecesores, ni se planteaban.

HACIA LA INTERACCIÓN DE LA CADENA ALIMENTARIA

P: Ya que estamos con la historia, ¿cómo llegó usted a dirigir esta asociación?

R: Tengo que remontarme a hace mucho tiempo. Con 17 o 18 años, estando de vacaciones visitando a su abuela en San Pedro Manrique, un pueblo de Soria, vi que estaban construyendo una edificación grande que me dijeron que era una fábrica de embutidos. Entonces estudiaba empresariales y se me metió en la cabeza que yo llegaría a gerente de esa empresa. Al principio no me hicieron ni caso, pero conseguí trabajar para ellos de comercial en Pamplona, fui evolucionando, me trasladé allí a vivir, llegué a ser gerente, e incluso director de la compañía. Estuve de director hasta que, circunstancias de la vida, me trasladé a San Adrián a dirigir Consebro.

P: No tuvo tan mala evolución…

R: Bueno, las cosas no surgen de la noche a la mañana. A mí me enseñaron a vender los charcuteros de Pamplona, que me daban consejos porque me decían que al principio no sabía vender. Luego fui a fábrica, empezando por descargar un camión. Evolucioné con la fábrica, que pasó de 10 trabajadores y de facturar 200 millones de pesetas a 45 trabajadores y cerca de los 1.800 millones. Ese modelo era lo que llevaba muy grabado dentro de mí y fue lo que trasladé cuando vine a Consebro.

P: Llegó y realizó muchos cambios en la Asociación de Industrias Agroalimentarias de Navarra, La Rioja y Aragón.

Al principio no sabía a qué venía y me aburría, porque yo estaba acostumbrado a trabajar 12 y 18 horas. Así que tenía dos opciones apoltronarme en el cargo o, como había hecho hasta entonces, trabajar sin descanso. Y recuerdo que aquel primer año me hice 100.000 kilómetros con el coche visitando a todas las empresas, elaboré un plan de acción con 13 actuaciones que se fueron realizando en 3 años…

P: ¿Y de qué se siente más satisfecho en sus 17 años como director de Consebro?

R: De que el sector esté donde está, porque es la consecuencia de todo el trabajo de la asociación durante años.

P: Si miramos al futuro, ¿qué le gustaría conseguir en Consebro?

R: La interacción total de la cadena agroalimentaria. Me gustaría conseguir que fuera una realidad total: que sector primario, sector de transformación y consumidores estuvieran perfectamente enlazados, tuvieran un foro de encuentro y las cosas se hablaran y pensaran entre todos. Y en ello estoy trabajando, porque es mi objetivo desde que llegué.

CONTINÚA LA ENTREVISTA AQUÍ: José Ignacio Calleja: “El sector agroalimentario siempre necesita mano de obra”

 


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