El 21 de diciembre de 1844, en Rochdale (Inglaterra), 27 hombres y una mujer sentaron las bases de un modelo que cambiaría el curso de la economía y de la sociedad: fundaron la primera cooperativa de la era moderna, “The Rochdale Society of Equitable Pioneers”.
Esta cooperativa, nacida en plena revolución industrial, se dedicaba inicialmente a la venta de alimentos básicos como harina, mantequilla, avena y velas, ofreciendo productos de calidad a precios justos en un contexto de abusos por parte de comerciantes y fábricas. Los pioneros de Rochdale establecieron, por lo tanto, unos principios revolucionarios para la época, como la adhesión voluntaria, el control democrático por parte de las personas socias y la reinversión de beneficios, principios que se convirtieron en la base del cooperativismo moderno.
Hoy, 180 años después, el modelo cooperativo no solo sigue vigente, sino que se ha consolidado como una de las herramientas más eficaces para generar desarrollo sostenible, cohesión social y empleo de calidad. Más de 720 millones de personas de todo el mundo tienen alguna relación con una cooperativa, un dato que habla de la huella indeleble de aquellos soñadores.
Aquellos pioneros, cuyo testigo fue recogido pasado el tiempo por “gigantes morales” de la talla del padre José María Arizmendiarrieta, impulsor del movimiento que originó lo que hoy conocemos como la corporación MONDRAGON, creían en un modelo empresarial de gestión democrática, participación económica de las personas socias, beneficio colectivo, educación, cooperación entre cooperativas…, pero siendo conscientes de que los beneficios son imprescindibles a fin de capitalizar la empresa. Ese movimiento de empresa humanista, al servicio de las personas como primer mandamiento, ha trascendido fronteras, culturas y generaciones, demostrando que otra forma de hacer economía es posible y necesaria.
El modelo cooperativo sigue vigente 180 años después y se ha consolidado como una de las herramientas más eficaces para generar desarrollo sostenible, cohesión social y empleo de calidad
En Navarra, el cooperativismo ha sido y es motor de crecimiento económico y social, y no ha parado de crecer en los últimos años. En concreto, el empleo en cooperativas se ha incrementado en más del 25 % desde 2021. A día de hoy, son más de 17.000 las personas que forman parte de este tejido productivo.
No hablamos solo de cifras, aunque estas son contundentes, sino también de un impacto que transforma vidas y territorios. Por ejemplo, un 35 % del emprendimiento dentro del modelo cooperativo lo lideran personas inmigrantes. Estas nuevas navarras y nuevos navarros encuentran en las cooperativas no solo una oportunidad de trabajo, sino un espacio para contribuir al desarrollo de la sociedad que ahora sienten como su hogar.
En las zonas rurales, donde las oportunidades suelen ser más limitadas, el cooperativismo también marca la diferencia. Cerca del 30 % de las nuevas cooperativas se crean en estos entornos, reforzando la cohesión territorial y ayudando a mantener vivas nuestras comunidades. Sin hablar de la pujanza y presencia del cooperativismo agrario que desde comienzos del siglo XX ha hecho de nuestra región un modelo de cooperación entre agricultores y ganaderos.
En un momento de incertidumbre global, marcado por crisis económicas, sociales y medioambientales, el modelo cooperativo se erige como una alternativa de resistencia y solidaridad. En Navarra, el II Plan Integral de Economía Social (2021-2024), que ahora culmina, es un ejemplo de cómo esta filosofía puede traducirse en políticas concretas con resultados tangibles.
Como los pioneros de la Rochdale, somos muy conscientes de que la educación y la formación son esenciales para cambiar las vidas de las personas. Por eso, en ANEL estamos formando en cooperativismo a 5.000 jóvenes en los próximos tres años a través de nuestro programa EdukaCoop en colaboración con distintos centros educativos. Las personas jóvenes se sienten atraídas por valores que colocan a la persona, su crecimiento y su bienestar en el centro. Además, descubren que el cooperativismo es una opción real y viable para construir un futuro profesional y personal.
En este momento de incertidumbre global, el cooperativismo se erige como una alternativa de resistencia y solidaridad.
De hecho, no es casual que la mayor difusión de este modelo en los últimos años haya llevado aparejado un mayor interés por el emprendimiento cooperativo como queda patente con la creación de 359 nuevas cooperativas de trabajo asociado en el último cuatrienio.
El modelo cooperativo no solo genera empleo y riqueza, sino también principios y valores. Es una respuesta eficaz y humana a los desafíos del presente, demostrando que la solidaridad y la sostenibilidad no están reñidas con la competitividad y la eficiencia.
En este aniversario tan especial, rendimos homenaje a quienes iniciaron este camino y renovamos nuestro compromiso de seguir trabajando por un modelo económico que pone a las personas en el centro. Porque, como nos enseñó “La Sociedad Equitativa de los Pioneros de Rochdale”, juntas y juntos somos más fuertes y podemos construir un futuro mejor.
Ignacio Ugalde Barbería
Presidente de ANEL (Asociación de Empresas de Economía Social de Navarra)