El plan estratégico es un documento en el que los responsables de una organización reflejan cuál será la estrategia a seguir por su compañía en el medio plazo. Comprende un conjunto de elementos, como son la misión del negocio o el porqué de su existencia, su visión, los valores bajo los que se realiza la actividad, los objetivos a conseguir, un plan de acción para conseguir estos objetivos, e indicadores que permitan realizar un seguimiento de las actuaciones.
En este sentido, un plan estratégico es un cuaderno de bitácora de una empresa, que ayuda a definir a dónde quiere llegar a futuro y cómo hacerlo
El plan estratégico se elabora para un periodo largo de tiempo, que generalmente suele ser de unos 4 años. Tras su definición, llega la fase más compleja; su implantación.
Desde el área de Organización de Empresas, se ha estudiado a fondo la planificación estratégica, y se ha diseñado un modelo para elaborar un plan estratégico. En las propias universidades y escuelas de negocios se enseña a los alumnos cómo realizar un plan estratégico. Así, los equipos directivos de las empresas invierten tiempo y esfuerzos en confeccionar su plan estratégico, que presentan después al conjunto de la plantilla, e implantan en la organización.
Desde hace unos años, el plan estratégico ha sido muy cuestionado. Las críticas se concentran en la dificultad de crear, de pronto, una estrategia y redactarla en un informe como es el plan estratégico. Muchos autores, entre ellos el propio Henry Mintzberg, indican que la estrategia es cuestión del día a día, que afecta, fundamentalmente, a la toma de decisiones relevantes para el futuro de la empresa, y que el plan estratégico es un instrumento de carácter estático, que no puede plasmar estas realidades.
Para Mintzberg et al. (1997) pensar estratégicamente implica que los gerentes, directores y demás miembros de una organización usen el idioma, las ideas y los conceptos cuando traten de entender e interpretar el campo de objetivos y circunstancias que giran en torno a la empresa. En esta línea, el pensamiento estratégico es un proceso analítico e intuitivo, más humano que técnico
Así, para estos críticos, el valor del plan estratégico se ciñe a la comunicación. El plan estratégico es una buena herramienta para hacer llegar al conjunto de la organización las líneas a seguir a futuro, más que para determinar este futuro.
En este sentido, desde hace ya algunos años, existe un vacío en la publicación de artículos de impacto en revistas científicas especializadas en management sobre planificación estratégica. En cambio, temas como el “open strategy” (o estrategia abierta, que destaca la relevancia de agentes externos a la empresa en la creación de la propia estrategia de una compañía), el “design thinking” (que analiza el diseño de productos y servicios para el futuro de la organización) o el pensamiento estratégico cubren esta área.
Con independencia a las críticas al plan, considero que es preciso dar mayor valor al pensamiento estratégico, y emplear el plan estratégico como una herramienta de comunicación, que aúne voluntades dentro de la empresa para acometer los retos de futuro que ésta se plantea.
Amaya Erro
Doctora en Economía y Profesora de la UPNA