Cuando en 2008 Satoshi Nakamoto creó la primera criptomoneda, nadie podía imaginar que se iniciaba una era que, basada en la tecnología blockchain, iría poco a poco abarcando diferentes aspectos de la actividad financiera y mercantil. Hasta el punto de que se ha convertido en una forma cada vez más fiable de garantizar y, sobre todo, de aportar agilidad y reducción de costes a la gestión empresarial y logística.
En diciembre de 2020, la tecnología blockchain es aún un conjunto de proyectos, ideas y futuribles sobre los que se especula, pero donde los grandes están tomando posiciones. A modo de ejemplo, Visa, Citi, JPMorgan o el propio BBVA están invirtiendo en la tecnología desde enero de 2015. Igualmente, las aseguradoras, y cada vez más organismos internacionales como la OMC u otros, están preparándose para la gran revolución que puede suponer.
Algunas características de esta tecnología la convierten en candidata a revolucionar el futuro próximo:
- Ledger distribuido. Es una base de datos descentralizada y protegida criptográficamente. Cada nodo tiene una copia exacta de las operaciones realizadas.
- Un sistema transparente. Todas las operaciones son registradas y consultables.
- Paradigma de colaboración. Reglas muy definidas, evitándose desacuerdos entre las partes.
- Una red de confianza. Esta reside en el consenso entre participantes, sin que exista la figura del tercero.
- Un sistema inmutable. Una vez que se incorpora la información, esta no se puede modificar ni por los participantes ni por los administradores. Es inmutable.
Pero, ¿qué ventaja competitiva puede aportar el blockchain? De forma clara, genera una situación de igualdad de la pyme respecto a las grandes empresas y corporaciones internacionales en la gestión y los costes derivados de la mecánica de exportación.
«El ‘blockchain’ genera una situación de igualdad de la pyme respecto a las grandes empresas y corporaciones internacionales en la gestión y los costes derivados de la mecánica de exportación».
En primer lugar, nos lleva a un comercio sin papel. La inmensa mayoría de los procesos en comercio internacional están respaldados por documentos, certificaciones y otros que se generan durante el proceso del traslado físico de la mercancía. Documentos que deben de ser verificados, sellados, validados, etc.
El empleo de esta tecnología permite, además, que el responsable de cada paso disponga de la información que permite validarlo y, por tanto, ahorre tiempo y costes. Reducción de los costes relacionados con la mecánica financiera internacional, sin menoscabo de las garantías y sin los costes que suponen la intermediación de las entidades que sirven de garantes.
También están otras ventajas como la velocidad y la eficacia de la contratación internacional; la garantía que aportan los smart contracts; la trazabilidad de la cadena de valor de la mercancía, su propiedad y las dificultades en la falsificación de las mercancías; la posibilidad de acudir a financiación fuera de los circuitos habituales, por medio de los ‘microfunding’, soportados por smart contracts y «cuentas abiertas»; facilitar el paso por frontera; la eliminación de los gastos de procedimientos; y la repercusión del coste en la empresa. En definitiva, dotar de unidad al todo en la logística, como eje vertebrador del comercio internacional.
Solo queda prepararse para integrar la tecnología ‘blockchain’ en nuestras empresas.
Eduardo Ubide
Consultor de Inteligencia Competitiva e Internacional en Imeanticipa