El barro y las ramas caídas se amontonan sobre la tierra mojada. La senda serpentea entre sombríos hayedos, donde las frondosas copas de los árboles parecen abrazar a un pequeño grupo de ciclistas, que avanza en silencio. En las alforjas de sus monturas transportan alcohol, tabaco y tabletas de chocolate. Bienes codiciados durante la postguerra, en la que el valle de Esteribar pasa a ser un refugio para los contrabandistas.
Los bosques de la zona aún irradian esa aura misteriosa de antaño. Así lo certifican los miembros de Eremua, un centro de BTT (bicicleta todo terreno), trail running y senderismo ubicado en Zubiri. Desde su creación en 2018, ha recuperado veintidós rutas y 300 kilómetros de senderos, debidamente señalizados. «Hemos ido creciendo de forma sostenida y teniendo en cuenta a todos los actores del valle, tanto públicos como privados», afirma a Capital Sport Jorge Vaquero, asistente técnico de Eremua.
Principalmente, la entidad ha recuperado antiguos caminos que conectaban distintas poblaciones o bordas en desuso. «Hay una ruta desde el hayedo de Quinto Real hasta las carboneras, y otra hasta el puerto de Urkiaga. También hay caminos nuevos, pero nuestro objetivo es recuperar caminos con historia propia. Los vemos como el patrimonio del valle», resalta para agregar acto seguido que su favorita se llama Sugea, ‘serpiente’ en euskera. Un sendero de 6,5 kilómetros que asciende hasta la zona más alta del hayedo ubicado enfrente de Eugui.
«Aprovechando el puente foral, hemos organizado una salida guiada de entre tres y cuatro horas sobre el contrabando, basada en historias reales», detalla para avanzar después que el número de ciclistas ha experimentado un «crecimiento exponencial» tras la pandemia. De hecho, la afluencia de amantes de la BTT durante el reciente puente de Todos los Santos, sobre todo de valencianos y catalanes, «fue enorme».
EL ORIGEN DEL CENTRO
Eremua nació gracias a una docena de ciclistas aficionados que fundaron la Asociación Bike Eremua y, junto al Ayuntamiento de Esteribar, impulsaron la creación del centro. A través de la Asociación Cederna Garalur, consiguieron la financiación necesaria para señalizar recorridos y adecuar senderos: «Desde el principio, pusimos el foco en garantizar la calidad de los recorridos. No se trata de pistas amplias o anchos caminos. Más bien son senderos estrechos que requieren de un mantenimiento especial». Una labor que hasta hace bien poco realizaban el propio Jorge y un grupo de voluntarios durante su tiempo libre.

Jorge Vaquero, adecuando uno de los senderos recuperados por el centro Eremua en el valle de Esteribar.
En paralelo, la marca de bicicletas Orbea ha realizado varias donaciones durante los últimos dos años para mantener las rutas en buen estado. Gracias también al Consistorio de Esteribar y a un gran número de empresas de la zona, Eremua llevó a cabo un proceso de selección de personal hace diez meses para desbrozar maleza, limpiar caminos y acondicionar señales. En total se presentaron unas treinta personas. «Finalmente contratamos a Íñigo Ekisoain, vecino de Eugui. Dentro de nuestras humildes posibilidades, es un paso muy importante porque nos ha permitido dar un salto de calidad», incide Jorge.
Actualmente, los usuarios tienen a su disposición una aplicación que, por ejemplo, les avisa si hay árboles caídos en los senderos tras una tormenta. Además, dispone de un canal de comunicación con ganaderos y cazadores de la zona para avisar de posibles incidencias o batidas de caza. «Mucha gente nos dice en tono jocoso si disponemos de decoradores para colocar los árboles en el sitio perfecto», bromea.