Al repasar la biografía de Juan Verde para preparar esta entrevista comprobamos que sus estrechas relaciones con Barack Obama, y con otros hombres y mujeres que aspiraban a vivir en la Casa Blanca, hicieron que este canario de 45 años fuese considerado el quinto latino más influyente de los Estados Unidos. De modo que, un tanto abrumados por su currículum, decidimos empezar la conversación con una pregunta que, aún a riesgo de parecer ingenua, tenía como único objetivo satisfacer nuestra curiosidad sobre cómo puede producirse algo que, para el común de los mortales, se nos antoja inalcanzable, casi inimaginable: ¿Cómo se llega a ser asesor de la persona más poderosa de la Tierra?
El caso es que de la respuesta de Juan Verde podríamos llegar a la engañosa conclusión de que es fácil. “Desde luego no ocurre de la noche a la mañana, yo llegué a Estados Unidos con 15 años y empecé a trabajar en política a una muy temprana edad, primero en el Ayuntamiento de Boston, luego para una concejala de Boston, después para el gobernador y para el presidente del Partido Demócrata, más adelante para un ministro… Fue un proceso que me llevó hasta el gabinete de asesores del presidente Obama”. Algo decepcionados porque la respuesta no alcanzaba nuestras expectativas, insistimos desde otro punto de vista, ¿hay algún secreto, alguna clave, que propició que usted llegara a donde ha llegado? “Eso se alcanza con mucho trabajo y mucha humildad”.
De modo que pasamos página y nos interesamos por su trabajo como asesor en asuntos económicos de Barack Obama, una tarea que se antoja complicada por tratarse de la segunda potencia de la economía mundial y a causa los vertiginosos cambios que desde hace unos años sacuden los mercados internacionales. “Sí, son momentos de gran incertidumbre mundial, no solo en el ámbito económico, también en el político e incluso el social. Creo que estamos ante un gran cambio de paradigma, porque la sociedad civil está llamada a jugar un papel mucho más importante en el futuro, quiero pensar que la gente desea un sistema electoral y político mucho más participativo, con el que puedan tener políticos que verdaderamente les representen. Son momentos interesantes, pero también impredecibles”.
Al preguntarle, equivocadamente, sobre qué aconsejaba a Barack Obama con respecto a China, el país que ha arrebatado a Estados Unidos el liderazgo económico mundial, nos precisa que su labor era asesorar sobre la relación bilateral en materia económica entre Estados Unidos y Europa. Claro, era ridículo pensar que una administración como la de Washington iba a tener un asesor que se ocupara de sus negocios con el resto del mundo. No obstante, aprovecha la ocasión para ensalzar a su ex jefe y, de paso, censurar a Donald Trump: “Creo que la estrategia que seguía Obama para contrarrestar el papel de China en el mundo era la acertada: seguir apostando por la innovación y el conocimiento humano como ventaja competitiva de las economías más importantes, particularmente de Europa y Estados Unidos. Este presidente actual va por otro camino muy diferente de aislamiento y proteccionismo que no va a llevar a nada positivo”.
“La estrategia de Obama de apostar por la innovación y el conocimiento es la acertada”
Quizás para dejar meridianamente clara su distancia con él, en varias ocasiones, a lo largo de la entrevista, alude a Donald Trump como “este presidente actual”, sin citarle por su nombre y apellido. Verde también le critica porque “pensar que vamos a fabricar los iPhone, por ejemplo, en Estados Unidos o en Europa es vivir en un mundo de fantasía, eso no va a ocurrir porque nuestra mano de obra nunca va a ser tan barata como en China y en otros países emergentes. Lo que sí tenemos que hacer, y era la propuesta de Obama, es seguir invirtiendo en universidades, centros de investigación e innovación, porque el capital humano es lo que va a marcar la diferencia para que nosotros sigamos diseñando las app’s de esos teléfonos y continuemos siendo los dueños de la propiedad intelectual y las ideas que generan nuevos productos”.
Las alusiones a Obama nos animan a preguntarle si en directo su imagen política y personal es tan sugerente como aparenta. “Sí, yo tuve la inmensa fortuna de conocerlo como candidato, antes de ser presidente, y puedo dar fe de que es una persona muy cercana, noble, muy empática, e intelectualmente es brillante, muy superior a la inmensa mayoría de la gente con la que he trabajado. Eso le da, por una parte, calidad humana, y al mismo tiempo un gran rigor y capacidad de análisis”.
“Los retos a los que nos enfrentamos son globales, por eso la visión nacionalista de Trump es corta y miope”
¿No será que su figura se ha visto engrandecida por la pequeñez de la de quien le ha sucedido en la Casa Blanca? “Mmm… lo cierto es que los valores que representan uno y otro no podrían ser más opuestos. Uno cree en el papel que debe jugar Estados Unidos como líder mundial que fomenta la participación y la integración del país en la comunidad internacional, que apuesta por los tratados para el libre comercio, por los tratados de cooperación económica, política, por una relación bilateral con Europa mucho más fuerte, versus un presidente que quiere volver hacia atrás con un discurso de nacionalismo, proteccionismo, de pensar solo en Estados Unidos sin entender que, hoy día, tenemos mucho que ganar si los países colaboramos y mucho que perder si no lo hacemos”. Según Juan Verde, los grandes retos a los que nos enfrentamos en el siglo XXI tienen carácter global: el cambio climático, el terrorismo, el crimen… “son amenazas que no entienden de fronteras, y pensar que puedes aislarte de ellos aislándote del mundo es tener una visión absolutamente corta y miope”.
Al ser preguntado si no siente decepción al ver que Trump está derribando lo que él ayudó a construir, Verde asiente con la cabeza y dice que “este presidente actual quiere desmantelar el trabajo que hizo Obama junto a su administración, y eso me llena de frustración y rabia, sí. Pero por otro lado, me llena también de ilusión saber que el presidente actual, con sus actuaciones dictatoriales y nada representativas de la voluntad de la mayoría de los norteamericanos, como ha sido la reciente decisión de salirse del acuerdo de París sobre el cambio climático, están creando el cambio de cultura necesario para que la sociedad civil vuelva a jugar un papel muy importante. El tipo de activismo, las grandes manifestaciones que están teniendo lugar en protesta son algo muy positivo para la sociedad, para los demócratas y para la democracia, no se veía nada semejante desde el movimiento por los derechos civiles de los años 60”.
“Me cuestiono si es una democracia real la de un país en el que se votan listas cerradas”
No se plantea ser un profesional de la política porque se siente cómodo en un segundo plano, “por ejemplo en el rol de asesor”, y “porque creo que hay otros que lo hacen mucho mejor que yo y además supone muchísimo sacrificio personal”. Dice que le parece muy triste que la palabra político se haya convertido en sinónimo de algo negativo, “porque la política sigue siendo, nos agrade o no, la mejor forma más efectiva para cambiar todo lo que no nos gusta de este mundo”. Por eso anima a dar un paso al frente, involucrarse… “basta con algo tan sencillo como participar de una forma más activa en tu asociación de vecinos, o en la comunidad en la que vives”.
Pero la política, objetamos, puede ser algo muy oscuro. Por ejemplo, ¿son ciertas las intromisiones cibernéticas de Rusia en las últimas elecciones para favorecer a Trump? “Es algo absolutamente cierto, no lo decimos nosotros, los Demócratas, lo dicen todos los organismos de seguridad del país, desde el FBI al Consejo Nacional de Seguridad, a la CIA… todos han llegado a la conclusión categóricamente clara de que los rusos jugaron un papel en las elecciones. Lo que no sabemos es si eso fue lo que le marcó la diferencia y le dio la victoria, pero desde luego que ocurrió, y eso es algo muy muy preocupante, porque también sabemos que se intentó lo mismo con Macron en Francia y puede ser un adelanto de lo que está por venir, que Rusia quiera jugar un papel desestabilizador de los procesos democráticos”.
Verde también sigue la política española, de la que cuestiona si es “una democracia real” porque la gente “no vota por sus gobernantes sino por un partido, unas siglas, y es el líder del partido el que elabora unas listas cerradas”. Eso genera un clientelismo “porque los elegidos le deben fidelidad al líder del partido, no al votante”. Pero al mismo tiempo ve con ilusión que con crisis hayan nacido movimientos políticos “más allá de cualquier ideología, como Ciudadanos, Podemos y otros a nivel local que han dado un paso al frente para jugar un papel más directo en la democracia”.
Tras ocho intensos años al lado de Obama, a los que siguió su participación en la agotadora campaña electoral de Hillary Clinton, ha comenzado una nueva etapa. “Tras la derrota de Hillary los dos primeros días sentí una inmensa tristeza y frustración, pero al tercero me di cuenta de que era una gran oportunidad para volver a buscar el equilibrio en mi vida personal y pasar más tiempo con mi familia y con mis hijos”. Juan Verde está casado con Tiziana Domínguez, hija menor del diseñador Adolfo Domínguez, y tiene dos hijos. Paseará más a caballo con su esposa y jugará al golf durante “estos cuatro años de travesía del desierto para los Demócratas”. Ha vuelto al sector privado, imparte conferencias y participa en actividades filantrópicas “para devolver a la sociedad algo de lo mucho que me ha concedido”.