La presencia en el Museo de Navarra del Togado de Pompelo desde el pasado 2022, cuyo paradero fue una incógnita entre 1906 hasta 2015, es un hito para la historia de la recuperación del patrimonio arqueológico español disperso. “Este hallazgo ha sido posible gracias a la contribución de diferentes personas y a la confluencia de diversas circunstancias favorables, que conforman un relato apasionante, casi detectivesco, que merece la pena conocer para sensibilizar a la ciudadanía de la importancia de contribuir a la preservación de nuestro patrimonio cultural”, aseguran desde la Institución Príncipe de Viana.
Ahora, cuando pronto cumplirá un año desde su retorno a Navarra, desde el Gobierno de Navarra trabajan para que la escultura se quede permanentemente en la Comunidad foral.
Un viaje de 128 años
El Togado de Pompelo es una excepcional pieza escultórica en bronce de la primera mitad del siglo II, de medidas cercanas al natural (127 cm de altura), que carece de cabeza, aspecto este que podría explicarse por la práctica de la época de realizar bustos intercambiables para estas estatuas.
Representa una figura masculina vestida con una túnica larga y una toga, nombre que recibe el manto de grandes dimensiones que solo lucían los ciudadanos romanos y que constituía una prenda de distinción social en público. Seguramente representa a una autoridad civil de la ciudad de Pompelo y estaba colocada en un espacio público. “Este tipo de esculturas romanas en bronce de gran tamaño son escasísimas”, recuerdan desde el Museo de Navarra. De hecho, el de Pompelo es el segundo togado en este material que se conoce en España, después del conocido como Togado de Periate, que se exhibe en el Museo Arqueológico y Etnológico de Granada.
La escultura fue descubierta en Pamplona de forma casual, durante unas obras que se estaban realizando en la calle Navarrería en 1895. Desde 1906 se pierde su pista al reclamarla su propietario a la Comisión de Monumentos, a quien la había confiado en depósito. En algún momento de comienzos del siglo XX, el Togado salió de España, probablemente a Francia, y comenzó un periplo de transacciones en el mercado de antigüedades y obras de arte del que sólo se tienen algunos datos. Por ejemplo, se sabe que en los años 70 del pasado siglo se encontraba en Versalles, y en 1985 ya había pasado a Estados Unidos. En 2018 se la localiza en la ciudad de Nueva York, y en mayo del pasado año, tras firmarse un acuerdo con el actual propietario, llegó al Museo de Navarra, donde permanecerá en depósito hasta 2024, para su estudio y exhibición.
La pieza puede visitarse actualmente en la sala 1.5 del Museo de Navarra, donde ha recibido más de 40.000 visitas desde su instalación el 17 de junio de 2022. Actualmente, la Dirección General de Cultura-Institución Príncipe de Viana sigue trabajando en los estudios científicos para el mejor conocimiento de la pieza.