sábado, 26 abril 2025

El estudio de tatuajes con las mejores vistas de Navarra está en Añorbe

Tras dejar el fútbol por una grave lesión, el pamplonés Javier Romo, de 42 años, se hizo mecánico de camiones. Pero a los 34 se vio obligado a cambiar de oficio por problemas en un hombro. Fue entonces cuando decidió formarse como tatuador y abrir un estudio en Pamplona, donde llegó a trabajar con tres profesionales más. Ahora, movido por el deseo de pasar más tiempo con su familia, ha construido un nuevo local junto a su casa de Añorbe. "Apenas veía a mis hijos y me estaba perdiendo su infancia", explica a Navarra Capital.


Añorbe - 27 enero, 2025 - 05:58

Antes de afincarse en Añorbe, Romo trabajó en su propio estudio de Pamplona durante siete años. (Fotos: Sergio Martín)

Javier Romo siempre soñó con ser futbolista. Un anhelo que se truncó tras sufrir una lesión cuando militaba en Tercera División. Así, encontró en la mecánica de camiones un nuevo rumbo, oficio al que se dedicó hasta los 34 años. Sin embargo, una dolencia en el hombro le obligó a reinventarse una vez más.

El dibujo fue su salvación. Decidió invertir sus ahorros en una máquina de tatuajes y comenzó a formarse a través de vídeos en YouTube. Primero ensayó en frutas y piel de cerdo, de la que aún recuerda su desagradable olor. Hasta que su cuñado se convirtió en su primer modelo real. «Como tiene la piel muy oscura y ya lucía muchos tatuajes, pensé que era una buena forma de probar», comenta entre risas este pamplonés de 42 años.

Después decidió apuntalar su preparación en Barcelona y, hace siete años, abrió su propio estudio en Pamplona, donde llegaron a trabajar hasta tres profesionales más. La línea fina y el microrrealismo son su especialidad, ya que le gustan los «trazos suaves y delicados»: «Ahora mismo es uno de los estilos más demandados, pero yo entré en ese mercado por preferencia estética personal. Es mi manera de trabajar».

Javier Romo construyó el estudio, contiguo a su residencia, en tres meses con la ayuda de un profesional.

Javier Romo construyó el estudio junto a su casa en unos tres meses. Para ello, contó con la ayuda de un profesional.

Para entonces, él ya residía en Añorbe, localidad a la que se había mudado cuando aún era un joven mecánico. Y es que tenía claro que deseaba vivir «rodeado de naturaleza y tranquilidad». Su mujer, Rosalia Lemes, y sus dos hijos (Thiago y Joel, de 11 y 8 años) fueron la razón que le impulsaron a dejar el local de la capital navarra y poner en marcha un nuevo estudio en el pueblo.

«Salía de casa muy temprano y volvía muy tarde, no veía apenas a mis hijos y me estaba perdiendo su infancia. Gracias a esa decisión, hoy mismo he desayunado con ellos, les he despertado y les he llevado al colegio. Estar más cerca de mi familia y desprenderme del agobio de administrar un local con personas a mi cargo era mi principal objetivo», añade el artista.

UNA EXPERIENCIA SINGULAR

Otro de los motivos por el que se instaló en un entorno rural era ofrecer a los clientes una mejor experiencia. De hecho, desde el gran ventanal del estudio se pueden contemplar unas idílicas vistas. «Quería proporcionar un espacio diáfano, amplio, rústico, con una panorámica que transmitiera paz y tranquilidad. Además, esto es un arte, y el espacio donde lo realices condiciona», apunta Romo, que también dispone de una televisión.

A pesar de los más de veinte kilómetros que lo separan de Pamplona, no le preocupa la afluencia de clientela: «Mucha gente ya me conoce y no tiene inconveniente en desplazarse hasta aquí. De hecho, ha llegado a venir gente desde Valencia solo para tatuarse conmigo. Desde la apertura, se han acercado personas de la zona, de la capital y he tenido una acogida muy buena. Aquí hay facilidad para aparcar y te puedes tatuar sin distracciones».

Romo tardó tres meses en construir el nuevo estudio, que se encuentra junto a su casa. «No puedo parar quieto, he hecho casi todo, hasta el alicatado, pero por suerte he contado con la ayuda de un profesional. Si no, no habría quedado a mi gusto», resalta.

El espacio aún no está del todo terminado, ya que prevé añadir un estanque y una zona ajardinada. Además, el local servirá como centro de yoga, donde Rosalia impartirá clases tras finalizar su formación.

Archivado en:

Pamplona · Emprendimiento Navarra ·


To Top

Has decidido rechazar las cookies

Al aceptar las cookies no solo acepta publicidad personalizada, sino que también está apoyando un servicio de información de calidad, basado principalmente en contenidos periodísticos de elaboración propia. Por tanto, favorece que Navarra Capital pueda seguir ofreciéndole, sin necesidad de pagos ni suscripciones, toda la actualidad del tejido empresarial de la Comunidad foral.

Si lo desea, puede aceptarlas pulsando el botón inferior. Además, siempre podrá volver a rechazarlas en el apartado 'Configuración' en la página de política de cookies.