Primero fue el ciberperiodismo, ¿se acuerdan? Fue a mediados de los años noventa. Las empresas informativas sobre todo sus directores y consejos de administración se preguntaban ¿qué iba a ser del periodismo?
Después llegó Internet y las redes de comunicación interconectadas. Se ponía de moda estar online, y desde entonces, estamos sumidos en un cambio de estándares propios de la profesión y la vida misma; y el periodismo, se ha acelerado por contagio.
De los profesores de periodismo hemos oído mucho y seguimos oyéndoles decir que las denominadas TIC (Tecnologías de la Información y de la Comunicación) y la digitalización de las principales empresas de comunicación, en el panorama internacional (The New York Times, The Journal, Chicago Tribune, entre otros), marcan las líneas de actuación ante el futuro de periódicos y diarios convertidos en webs que han surgido día a día.
El público ha cambiado ya no es el receptor que se limitaba a recibir información; sus opiniones no solo quedan en la oficina o en el café. Hoy las personas quieren ser escuchadas y formar parte de los medios de comunicación, quieren ser partícipes de la actualidad.
Los blogs, los foros, redes sociales, permiten al usuario comunicar lo que se quiera en cualquier momento y desde cualquier lugar. Actualmente se envían 3 millones de correos electrónicos por segundo, según el Observatorio de Balance de Expresiones Online.
Y del periodista y periodismo, qué decir, pues algo tan sencillo como seguir apostando por los dos. The New York Times lo hace, prefiere tener calidad en el periodismo del día a día a abaratar costes en la contratación de periodistas o reducir el personal de sus redacciones.
Las empresas periodísticas deben analizarse y apostar por el activo primordial del profesional, del periodista. Este periódico basa su calidad e independencia en que los dueños son una familia y no una multinacional y se fijan más en los medios de acaparar lectores y suscriptores, sobre todo, aunque en determinados momentos reduzcan plantilla.
Ante esta actualidad, el periodista debe diferenciarse del usuario de las redes sociales, del blog personal y de empresas y medios digitales que pudiera estar en manos del intrusismo. Y confío que el mejor oficio del mundo seguirá existiendo y encontrando su sitio, porque al fin y al cabo, el mundo es música y el periodista la batuta y ésta, según su ritmo, puede hacer que la melodía suene mejor o peor para gusto de los oyentes.
Patxi Pérez
Presidente de la Asociación de Periodistas de Navarra