«Ya está. Lo tengo», fueron las palabras que aparecieron en su cabeza al mirarse en el espejo. El joven Xabier Iparra, natural de Leitza, era uno de los aspirantes a ganar el Campeonato de España de Culturismo en 2022, aunque es posible que los expertos no le situaran entre los favoritos porque era su primera participación en un gran torneo. Lo que no sabían era que Xabier llevaba siete años de intenso entrenamiento…
El camino hasta posar delante de una multitud y cinco estrictos jueces es lo menos parecido a una recta. Todavía recuerda la rotura de ligamento cruzado que sufrió en su rodilla izquierda y lo alejó del fútbol con solo dieciocho años. El dolor persistía tras la operación, y su médico le recomendó una manera diferente de entrenar: levantar pesas para fortalecer la musculatura. «Justo después entré en la Universidad Pública de Navarra (UPNA) para estudiar Ingeniería en Telecomunicaciones y empecé a recibir un montón de halagos por mi físico. Para un chico de pueblo como yo era un subidón, así que me interesé mucho más por el culturismo», relata este emprendedor de 31 años a Capital Sport.
De esta manera, indagó en foros de internet sobre la posibilidad de competir y descubrió los criterios de evaluación por los que se rigen los jurados: simetría, musculatura y condición. «Se trata de un deporte muy subjetivo. No es como en levantamiento de peso, donde puedes con los 100 kilos o no. No hay debate. En el culturismo clásico hay diferentes prismas para calificar porque se trata de estética», apostilla.
COMPAGINAR TRABAJO Y DEPORTE
Tras graduarse se matriculó en dos másteres de la UPNA, así como en un tercero de la Universidad de Navarra sobre Big Data y Machine Learning. Posteriormente, fichó por Geoactio, la compañía navarra de soluciones cloud native, apps de alto rendimiento y sistemas basados en Inteligencia Artificial, donde trabajó durante un año como desarrollador hasta convertirse en jefe de Proyectos. Una responsabilidad que también ejerció durante su paso por Cistec y Saltoki, donde permaneció casi tres años.
«En el mundo de la ingeniería existen muchos prejuicios, y no quería que se me relacionase del todo con el culturismo»
De esta manera, Xabier compaginaba su trabajo como ingeniero con un exigente entrenamiento, y había días que apenas dormía cuatro o cinco horas. «En el mundo de la ingeniería existen muchos prejuicios, y no quería que se me relacionase del todo con el culturismo porque algunas personas piensan que por ir mucho al gimnasio tienes otra serie de limitaciones. Quería desarrollar mi carrera profesional libre de opiniones», sentencia.
Sin embargo, incide en que «estar mazado» no supone ni un hándicap ni una ventaja en medio de una reunión con otros colegas, aunque más de una vez ha bromeado con sus amigos sobre cuántas neuronas habrá perdido tras una intensa serie de sentadillas. «Nunca he sido el mejor programador, pero me desenvolvía bien a la hora de interactuar con compañeros y clientes», sostiene.
GIMNASIO Y MARCA PERSONAL
Probablemente esa sea la razón por la que siempre le ha gustado ayudar a otros en el gimnasio, ya sea para corregirles cuando realizan mal un ejercicio o para convencer a alguien de que un cambio físico merece la pena. «Es algo que me llena mucho porque lo agradecen de corazón cuando los resultados se notan», apostilla. Además, en 2019, decidió lanzar su marca personal, Xthor, para vender camisetas.
Se inspiró en el nombre de Hafthor Júlíus Björnsson, más conocido como Sir Gregor Clegane, ‘la Montaña’ en Juego de Tronos. Un personaje que destaca por una fuerza y envergadura descomunales. Y es que el actor islandés se ha proclamado en múltiples ocasiones como uno de los hombres más fuertes del mundo. «Me encantaba como levantador de peso. Cogí su apodo (Thor) y le puse una ‘X’ delante por mi nombre», desvela. Además, la frase que hoy se lee en el reverso de las prendas se hizo muy popular entre su comunidad: ‘La vida es demasiado corta para ser un flaco’.
El deporte siempre ha formado parte de su vida gracias a sus padres, Bernarda y Javier. De hecho, este último participó en tres maratones con más de sesenta años. Eso sí, la disciplina que más disfruta y de la que siempre está pendiente es la pelota vasca, «incluso más que del culturismo». «En la Pamplona de hace doce o trece años no existía un espacio donde practicar este deporte, o por lo menos yo no sabía de su existencia. Me sentía solo. Hoy en día el panorama es distinto, y a mis compañeros les digo que debemos ser el impulso para los que llegan por detrás», resalta.
Fue así como, poco a poco, empezó a barruntar la posibilidad de abrir un gimnasio en el polígono de Berriainz, en Berriozar. Por casualidades de la vida, alquiló la nave el día antes de que el Gobierno de España decretara el estado de alarma por la pandemia del Covid-19. «Todo el mundo sospechaba que nos íbamos a quedar en casa, así que una de las cláusulas en el contrato me liberaba del pago durante los primeros meses», rememora.
Iparra no descarta abrir un segundo centro de entrenamiento en 2025
El establecimiento contaba con 300 metros cuadrados y servicio veinticuatro horas gracias a una aplicación móvil con apertura de puertas automática mediante bluetooth. Un dispositivo que había utilizado durante su etapa ingeniera mientras diseñaba un hotel. El negocio fue creciendo de forma progresiva hasta que el leitzarra quiso dar un paso más. Porque el local se quedaba pequeño ante la buena acogida y el creciente número de socios, así que trabajó en la posibilidad de una mudanza. «Tuve la gran suerte de encontrar la nave actual en la misma calle, un poco más abajo», explica tras matizar que acaba de inaugurar el nuevo gimnasio hace tres meses, con una superficie de 600 metros cuadrados y dos plantas.
PRÓXIMOS PROYECTOS
El apoyo de sus socios y clientes ha sido fundamental durante el proceso de cambio, ya que «han creído en el proyecto». En agradecimiento, las tarifas no han variado tras el cambio de local. «Buscamos a gente comprometida con sus objetivos, que entrene y que no pierda el tiempo mirando stories en Instagram», detalla con franqueza. En la actualidad ya cuenta con cerca de trescientos socios y está analizando la posibilidad de poner en marcha un segundo centro de entrenamiento en 2025. Pero descarta una vuelta a la ingeniería, aunque le paguen «10 millones».
Dos años después de colgarse la medalla de oro en el Campeonato de España de Culturismo, y como si de un personaje de una película de Vin Diesel o Dwayne Johnson se tratase, baja de su Porsche Panamera GTS rojo y entra en el nuevo gimnasio. Las paredes están decoradas con grafitis de varios «forzudos»: Ángel Calderón, Dorian Yates, Christian Bumstead y Francielle Mattos. Cuatro referentes del navarro que le sonríen, como si mostraran su orgullo porque Pamplona ya cuente con un templo culturista.