De niño, solía jugar en un parque ubicado en el barrio pamplonés de Azpilagaña. A toda velocidad, subido a un patinete, se deslizaba por las rampas tratando de ser más rápido que sus amigos. Décadas después, Xabier Mariñelarena no puede evitar sonreír cada vez que tiene ocasión de pasear por aquel parque, que tantos buenos recuerdos le ha dejado. Algo similar le ocurre cuando transita por la Universidad Pública de Navarra (UPNA), donde hoy nos invita a compartir un agradable paseo al tiempo que relata sus memorias. “Terminé la carrera de Administración y Dirección de Empresas Internacional hace ocho años, pero todo sigue igual, incluso la mujer tras la barra de la cafetería. Muchos de mis mejores recuerdos se sitúan en este campus”, reconoce mientras se detiene a saludar a un profesor.
Antes de entrar en la universidad, ya solía acudir a todo tipo de eventos empresariales junto a su padre, de modo que poco a poco cultivó una “inquietud enorme” por este mundillo. “Me enseñó sobre comunicación, sobre cómo actuar en actos públicos y cómo gestionar las relaciones”, rememora. No hizo falta mucho más para que se decantara por formarse en ese ámbito: “Mi cabeza hizo ‘clic’ cuando una profesora de Economía nos explicó en qué consistía exactamente el sector de la empresa. Enseguida lo tuve claro, quería seguir ese camino”.
De su etapa universitaria, que describe como “espectacular y entrañable”, destaca especialmente las asignaturas de Contabilidad e Internacionalización. “Era bastante friki”, reconoce entre risas al tiempo que menciona su erasmus en Dublín. Lo cierto es que, después de visitar Irlanda, abrió los ojos. Deseaba explorar más lugares del mundo.
“VOLVER A NACER” EN INDIA
Al finalizar su formación, puso la mirada en las becas de ICEX, que ofrecían la posibilidad de viajar al extranjero y adquirir experiencia en la gestión internacional de la empresa. Xabier quería hacerse un hueco allí. Solo era cuestión de lucharlo. “Nos presentamos 6.000 personas de toda España y solamente cogían a 300. Era como los juegos del hambre”, bromea justo antes de confirmar que él fue uno de los seleccionados.
“Dependiendo de tus calificaciones, podías elegir un destino u otro. Yo buscaba un impacto radical en mi vida, algo diferente a lo que había visto y vivido. Así que me fui a India“, narra todavía asombrado por lo mucho que le “cambió la vida” aquel viaje. Sus ojos lucen un brillo especial cuando echa la vista atrás y revive su estancia en Nueva Delhi: “Fue como volver a nacer”.
Un templo hindú dedicado a Hanuman, el dios-mono, se alzaba imponente junto a la casa de nuestro protagonista. A diario, de camino al trabajo, observaba cómo los monos saltaban de aquí para allá robando la comida a los turistas, posando en las fotos y, de vez en cuando, enseñando sus colmillos para demostrar autoridad. “Había que respetarles. Caminabas con un café y, los sinvergüenzas, te lo robaban. Era divertido por lo inverosímil que parecía”, apostilla para acto seguido mencionar que en su oficina había una persona encargada de “espantar” a los monos y recibía el nombre de “monero”.
Uno de los grandes problemas de Nueva Delhi es su alta contaminación. De hecho, Xabier lo detectó nada más llegar a la ciudad, asomado a la ventanilla del avión mientras este aterrizaba. El sol se alzaba reluciente sobre el cielo, pero una nube de humo gris flotaba en el espacio. “Había que ir con mascarilla por la calle. Conozco a una chica que no se la puso durante su estancia allí y el médico le dijo que, sin ser fumadora, tenía los pulmones como si lo fuera”, apunta todavía sorprendido. Así, nuestro protagonista se planteó abrir un negocio de mascarillas y convertir el problema de la contaminación en una oportunidad. “Al final no lo llevé adelante, y un tiempo después apareció el Covid-19, con todo el tema de las mascarillas obligatorias. Me arrepentí un poco porque era una buena idea”, apostilla a sus 30 años.
“INQUIETUD” POR EL MUNDO TECNOLÓGICO
En concreto, Xabier ejercía como analista para la Oficina Comercial de la Embajada de España en Nueva Delhi, donde desarrollaba estudios de mercado para que diferentes empresas españolas se expandieran a nivel internacional a través de la transformación digital. Pero, después de un año en India, el destino le llevó a Barcelona, donde fichó como International Business analyst por Sagardi Group, especializado en hostelería. “Era la mano derecha de mi jefe, Héctor, de quien aprendí mucho. Abrimos un restaurante en Oporto y otro en Ámsterdam“, subraya satisfecho.
Después de un año en la firma, le empezó a “picar todavía más el gusanillo del mundo digital”. Entonces, le surgió la oportunidad de formar parte de Leadtech Group, compañía centrada en el desarrollo de aplicaciones y webs. Aunque de allí se llevó “recuerdos y personas increíbles”, después de dos años deseó “cambiar de aires”. Así que fichó por Product Hackers, donde también permaneció dos años ocupando cargos como el de Growth Product manager o Growth strategist.
Entre los clientes de los que se encargaba, hubo uno que captó especialmente su atención: Holafly, empresa especializada en contratar planes de Internet con datos ilimitados a través de su tecnología eSIM. “Cuando estuve en India era imposible conseguir Internet. Con Holafly, según aterrizas del avión puedes tener datos ilimitados donde sea, en cualquier parte del mundo”, constata. Como head of Growth, desde hace cuatro meses garantiza que el ecommerce de la firma continúe creciendo.
La compañía, que posee sedes en Madrid, Dublín, Bangkok, Bogotá y Medellín, brinda a sus profesionales la posibilidad de trabajar en remoto. Por eso, Xabier regresó a su querida Navarra. “Volví para estar cerca de mi familia y porque echaba de menos hacer deporte al aire libre”, suspira con la mirada perdida en el horizonte donde, a lo lejos, se alza el monte Ezkaba, una de sus zonas favoritas para correr. “Deseaba trabajar desde donde quisiera, pero siempre teniendo Pamplona como base. Echaba mucho de menos mi tierra”, concluye.
Esta entrevista forma parte de la Estrategia NEXT del Gobierno de Navarra.