La escasez mundial de semiconductores, hace apenas unos meses, obligó a cerrar fábricas en diversos sectores, desde la automoción hasta los dispositivos sanitarios. Lógicamente, Navarra también sufrió el paro en varias de sus plantas. Además, la escasa oferta aumentó el precio, alargó los plazos de entrega para productos electrónicos y disminuyó en un tercio la producción de automóviles en algunos países de Europa.
Este hecho confirmó la importancia a nivel mundial que tiene la cadena de valor de los semiconductores. Por un lado, mostró que este tipo de dispositivos resultan vitales para muchos procesos productivos y, por otro, que el número de empresas fabricantes es muy limitado.
Además, la transformación digital está creando nuevos mercados en línea con una industria del motor cada vez más automatizada, el Internet de las Cosas (IoT), la conectividad, la defensa, el espacio exterior o los superordenadores.
Frente a este escenario, la estrategia europea de chips pasa por crear un ecosistema europeo del chip de vanguardia. Este incluirá desde las capacidades de investigación, diseño y ensayo a su producción y fabricación. La futura ley ya ha comenzado a debatirse en el Parlamento Europeo y movilizará más de 43.000 millones de euros de inversiones públicas y privadas. Se trata de una normativa pensada para establecer medidas que permitan al Viejo Continente prepararse, anticiparse y responder rápidamente ante cualquier interrupción de la cadena de suministro en el futuro más inmediato.
La buena noticia es que Europa presenta importantes fortalezas en algunos de los aspectos que ahora mismo se están debatiendo. Es el caso, por ejemplo, de la investigación sobre semiconductores. No obstante, pese a esa posición de referencia, nuestro continente solo posee el 10 % de la cuota de mercado mundial. Por ello, el objetivo de la futura ley es que tengamos un papel de liderazgo en el diseño y la fabricación de la próxima generación de microchips. Son desarrollos de hasta nodos de dos nanómetros e inferiores teniendo en cuenta que un nanómetro equivale a lo que crece una uña en un segundo.
Dentro de ese empeño, España quiere ser un país en el que la industria de los chips tenga un papel clave. El Gobierno presentó el PERTE Chip, que se desarrollará en torno a cuatro ejes estratégicos que abarcan toda la cadena de valor de la industria en distintas fases: concepción, diseño, producción de chips y dinamización de la fabricación de productos electrónicos TIC. Con ese impulso se busca actuar como generador de demanda de los microchips producidos, e impulsar al ecosistema emprendedor de semiconductores a nivel nacional.
A nadie se le oculta, sin embargo, que el principal reto que tenemos por delante para cumplir nuestros objetivos es el del talento. Tenemos que ser capaces, desde el ámbito académico y científico sobre todo, de generar el conocimiento tecnológico que nos permita ser un referente mundial.
Mientras analizamos las rutas y las posibilidades a las que nos enfrentamos para lograrlo, tenemos que ser conscientes de que durante los próximos meses la industria de los semiconductores jugará un papel importante en el debate económico, empresarial y político en España y Europa.
Adriana Maldonado
Eurodiputada socialista