La política económica trata de incidir sobre el crecimiento de la economía a través de diferentes herramientas e instrumentos. El sector exterior es un elemento clave para el crecimiento de una región o un país, como ocurre en el caso de Navarra.
Dada su relevancia, si el objetivo es que la economía foral crezca, permitiendo así su sostenibilidad en el medio y largo plazo, es necesario entender y atender el sector exterior como estratégico para nuestra economía.
Pero cómo hacer para impulsar nuestro sector exterior, no es una cuestión trivial. Requiere definir en primer lugar, qué modelo exportador quiere Navarra y en segundo lugar, cómo impulsarlo. En la actualidad la exportación Navarra, siendo un caso de éxito como es, se caracteriza por la concentración: en países objetivo, en el número de empresas exportadoras y en el tipo de bienes exportados. Estas son las variables sobre las que desde la Cámara de Comercio creemos que hay que pivotar las líneas de actuación en materia de comercio exterior en los próximos años: ¿En qué países queremos tener presencia? ¿Cómo queremos que sea nuestro entramado productivo internacional? ¿Por qué sectores debemos apostar?
Nuestro principal mercado es Europa pero nadie duda que los polos de crecimiento mundial se están desplazando ya a Asia y el continente americano. Si esto es así, nuestras empresas tendrán que competir en dichos países, porque van a suponer una parte muy importante de la demanda mundial de bienes y servicios pero también porque nuestra competencia va a provenir de esos países.
Pese a que el volumen de exportación en Navarra (cerca de ocho mil millones de euros) es muy importante, buena parte de esta cifra recae sobre un número reducido de empresas. Por ello, uno de los objetivos de la internacionalización ha sido tradicionalmente el incremento de la base exportadora, es decir, el número de empresas que exportan. Por ello, la atención se ha solido centrar en las pymes, en las más pequeñas, con programas y apoyos dirigidos a ayudar a estas empresas a empezar a exportar. Pero hace un tiempo oía a un empresario decir que no se debería desatender, como objetivo de política empresarial, conseguir “campeones nacionales”, es decir empresas fuertes, competitivas en el mercado internacional y con capacidad de tracción sobre el tejido productivo de nuestra economía. ¿Queremos tener más empresas en la base, o por qué no, en la punta de la pirámide?
La concentración en pocas empresas se traduce también en la concentración de las exportaciones también en pocas ramas de actividad, principalmente automoción y bienes de equipo. Reforzar nuestro perfil exportador supone incrementar la importancia, sobre el total de la exportación, de otros sectores. Un ejemplo, por qué no, es el sector servicios, concretamente los servicios empresariales asociados a determinados sectores, de media/alta tecnología.
Teniendo en cuenta la realidad de nuestro tejido productivo, las políticas de impulso de la internacionalización deberían ajustarse a la nueva realidad de la economía mundial: Nuevos mercados, nuevos retos y nuevas dificultades. De lo contrario, su eficiencia será limitada y mayor la distancia entre los “policy makers” y el entramado empresarial.
Fernando San Miguel Inza
Estudios Económicos y Proyectos Europeos
Cámara Navarra de Comercio e Industria