La Gestión de Proyectos está de moda, tanto para contener las actividades de I+D+i como para lanzar las propuesta de mejora o actividad dentro de cualquier organización. Del mismo modo, hay numerosas empresas que no venden un producto o servicio estándar sino que se relacionan con sus clientes mediante proyectos debido a requerimientos particulares. Se dice así que un Proyecto genera un producto o servicio único a medida de cada cliente. Normalmente, ambas partes, cliente y proveedor del proyecto, quieren ganar, por lo que resulta imprescindible definir y controlar la calidad, los plazos y los costes.
La Gestión de Proyectos como metodología formal, en cascada o tradicional, surgió en los años 60 por la creciente necesidad de aglutinar información de una gran cantidad de stakeholders (participantes) en megaproyectos como el Apollo NASA o las iniciativas del Departamento de Defensa de los EEUU. Actualmente, es el marco que se utiliza en todos los sectores industriales y en las construcciones civiles de gran envergadura, minería y energía.
Lo que desde dicho punto de vista resulta positivo, se empaña sin embargo al obligar a definir con antelación excesiva (incluso de lustros y décadas) costes, plazos y tareas para unos requerimientos que nadie sabe si seguirán siendo válidos cuando llegue el momento. Y evidentemente, cuanto más complejo es el proyecto y a más largo plazo, más desconocido resulta el escenario.No vamos a negar que en dichos casos, hace falta un poco de orden y que los Gantt, los Pert, definir el alcance, los paquetes de trabajo WPs y listar los riesgos puede arrojar algo de luz y alinear intereses y objetivos. La gestión es tan complicada que ha surgido una nueva especialidad profesional como son los Gestores de Proyectos con certificación PMP (o PMI, PMBOK…) para ocuparse de detallar la definición de tareas, del correcto control del avance de las mismas y de la intermediación entre los múltiples equipos de trabajo y agentes.
UN PROBLEMA, UNA SOLUCIÓN
A todo esto, es muy difícil encontrar proyectos más o menos relevantes que a pesar de utilizar metodología PMP hayan finalizado con el alcance, costo, calidad y plazos previstos. En mi opinión y en las de los adherentes a las metodologías Agile, la Gestión de Proyectos tradicional no sabe cómo lidiar con la incertidumbre, definida como el fallo en la medición del riesgo para escenarios temporales muy alejados – a la vez que adolece de velocidad y flexibilidad para cuando las previsiones se tuercen y los resultados no son los esperados.
La gestión es tan complicada que ha surgido una nueva especialidad profesional como son los Gestores de Proyectos con certificación PMP.
En los años 90, un grupo de japoneses se inspira en la melé del rugby y comienza a definir nuevas formas para equipos de proyectos basados en el empuje con decisión y al unísono y renunciando a los requisitos completos y estables como punto de partida.
En el año 2001, diecisiete críticos de la gestión tradicional provenientes del desarrollo de software adoptan dichos principios, firman el Manifiesto Agile y comienza a desarrollar metodologías más prácticas para la gestión de proyectos en entornos cambiantes e inciertos. Dicho marco de trabajo se conoce como “principios Agile” e incluye al Scrum, Extremming Programming, Kanban,….todos ellos basados en 4 valores:
– Valorar a las personas por encima de los procesos y herramientas. Aunque nos ayudemos con la tecnología es necesario poner a las personas en primer plano y en el lugar que se merecen.
– Valorar más la funcionalidad y el valor que se entrega de forma incremental al cliente que una documentación exhaustiva.
– Valorar más la colaboración con el cliente que la negociación de un contrato. Tiene sentido dado que los avances más productivos se producen en un marco de dialogo, confianza y colaboración.
– Valorar más la respuesta al cambio que el seguimiento de un plan rígido. Es bien sabido que el seguimiento ciego de un plan lleva inevitablemente al fracaso.
PROPUESTA APTA PARA CUALQUIER APLICACIÓN
El Manifiesto Agile comienza a desarrollar metodologías más prácticas para la gestión de proyectos en entornos cambiantes e inciertos.
Tal como puede parecer, los principios agiles se basan en el sentido común: la orientación al cliente y al producto, la adaptabilidad y la flexibilidad, la relevancia de las personas y de la comunicación, la velocidad, la auto-organización, la calidad y la simplicidad.
Dichos principios se han definido inicialmente para el sector informático pero son de directa aplicación a todo tipo de sectores y proyectos, y más hoy en día dada la revolución tecnológica y el desconcierto en el que estamos inmersos. Siguiendo con la línea de la mejora continua, en el caso de la Gestión de Proyectos, me inclino por extraer lo mejor de la metodología PMP, combinar con los fundamentos y herramientas visuales del Lean Management y adherir al marco de las propuestas Agile.
Cecilia Wolluschek – Dra. Ciencias Físicas.
Máster en Dirección de Proyectos (PMP).
Certificada en Lean Management y en Scrum Manager.
Experta en Innovación y Consultoría Industrial- CEO CW Consulting.
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