Según Maciej Gwozdz, vicepresidente de operaciones europeas de ZF TRW, la empresa “inicia este proceso desde el más absoluto respeto a sus profesionales y con la mayor voluntad de diálogo con los representantes de los trabajadores, con el fin de alcanzar la solución más adecuada para todas las partes”.
El proceso se ha anunciado “tras varios años de trabajo en los que la compañía ha implementado diferentes medidas para reducir costes y tratar de contrarrestar los resultados negativos. Sin embargo, aunque se han producido mejoras, estas no han sido suficientes”, precisa, y agrega que pese a los cambios implementados tras el convenio colectivo de 2013 “la planta de Pamplona continua sufriendo pérdidas”.
“Las ventas continúan cayendo debido a los cambios en la tecnología de dirección”, dice Gwozdz en un comunicado, en el que precisa que los engranajes hidráulicos, producto que se fabrica en el complejo fabril que la multinacional tiene en Landaben, están siendo reemplazados por sistemas de dirección eléctrico debido a sus beneficios ambientales y funcionales.
La dirección también apunta como otros motivos a varios contratos de producción que finalizan próximamente y que “no van a ser renovados por el cliente”, además de la “continúa la presión sobre los precios de mercado” y, “en las condiciones actuales, la planta no es capaz de ganar nuevos clientes”.
Todo ello, asegura, obliga a TRW a “tomar medidas urgentes para asegurar que la planta continúa siendo competitiva en un sector tan desafiante como es el de la automoción y evitar así el cierre de la misma“, y puntualiza que “esto supone la negociación de un nuevo convenio colectivo y el inicio de un procedimiento de despido colectivo”.