¿Cuántas veces hay que ducharse a la semana? En una sociedad obsesionada con la limpieza, la ducha diaria parece casi una obligación. Pero, ¿realmente es necesario bañarse todos los días? Varios expertos en dermatología, medicina interna y sociología analizan la frecuencia ideal de la ducha para mantener la salud sin dañar la piel.
«Desde un punto de vista dermatológico, ducharse todos los días no siempre es necesario, e incluso puede ser contraproducente», explica la doctora Marta Pérez, dermatóloga del Hospital Universitario La Paz en Madrid. «El exceso de higiene elimina los aceites naturales de la piel, favoreciendo la sequedad, la irritación y algunas enfermedades como la dermatitis», destaca para recomendar acto seguido ducharse entre 2 y 4 veces por semana, salvo en situaciones especiales como actividad física intensa o exposición a ambientes sucios.
HIGIENE EQUILIBRADA
El doctor Andrés Gómez, médico internista, coincide en que la ducha diaria no es un requisito médico para la mayoría de las personas. «La piel es una barrera protectora que tiene su propio microbioma. Lavarse en exceso puede alterar ese ecosistema y debilitarnos frente a infecciones», explica.
Según Gómez, lo importante no es la frecuencia exacta, sino la higiene efectiva: «Hay zonas como las axilas, los genitales, las manos y los pies que requieren más atención. No es necesario aplicar jabón en todo el cuerpo en cada ducha», advierte.
Para la socióloga Clara Ruiz, profesora en la Universidad Autónoma de Barcelona, la frecuencia con que nos duchamos es tanto una cuestión de higiene como de normas sociales. «En culturas occidentales modernas, ducharse diariamente se ha asociado con valores de éxito, autocuidado y profesionalismo», dice Ruiz. «Pero en otros contextos históricos o culturales, ducharse dos veces por semana es considerado suficiente y no implica falta de limpieza», opina.
Ruiz apunta que en tiempos de preocupación por el cambio climático y la escasez de agua, ducharse menos podría incluso verse como un «gesto ético».
Entonces, ¿cuál es la frecuencia ideal? La respuesta depende del clima, el nivel de actividad física, el tipo de piel y de las preferencias personales. «La clave es escuchar al propio cuerpo y mantener un equilibrio entre higiene, salud cutánea y sostenibilidad», sostienen los expertos, que aconsejan: usar jabones suaves, hidratantes y evitar el agua muy caliente; en días sin ducha completa, limpiar zonas clave con una toallita húmeda puede ser suficiente; hidratar la piel después de la ducha ayuda a proteger la barrera cutánea. En resumen: ducharse sí, pero sin obsesión.