Las redes sociales e internet dan acceso a infinidad de información de manera continua, además de formar parte del día a día de cada vez más jóvenes. La influencia de estas plataformas llega a resultar excesiva, incluso pudiendo llegar a tener efectos negativos de gran importancia sobre la salud mental. El asentamiento de las redes sociales ha contribuido al aumento de su uso por parte de los menores.
En este sentido, cada vez más menores tienen un móvil para su uso propio. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2022 en Navarra, el 63,1 % de los niños de diez a quince años disponen de un teléfono y el 95,5 % son usuarios en internet. También en el estudio, ‘De Alpha a Zeta, educando a las generaciones digitales’, realizada por la compañía especializada en ciberseguridad familiar, Qustodio, los jóvenes pasan casi 400 minutos a la semana en las redes sociales.
Para paliar esta situación, numerosas entidades y padres y madres se han movilizado con el fin de limitar el uso de los dispositivos móviles. Por ejemplo, la plataforma Change.org alberga varias recogidas de firmas, promovidas por padres, para que los menores de dieciséis y catorce años no puedan poseer un teléfono propio. Por el momento, dos de ellas cuentan con más de 70.000 firmas, y buscan llegar a las 75.000.
EL FENÓMENO FOMO
Uno de los fenómenos más característicos que ha creado la ‘era de las redes sociales’ es el FOMO, en español: miedo a perderse algo. Este sentimiento se trata de la ansiedad que aparece cuando uno no está conectado a las aplicaciones o al móvil y, por tanto, no puede enterarse de lo que están haciendo los demás. Las redes sociales funcionan las 24 horas del día, por lo que, resulta imposible estar al corriente de todo lo que sucede en ellas. Todo va pasando a gran velocidad y, en muchos casos, cuando se accede ya no hay rastro de lo publicado. Por ello, muchos jóvenes pueden sentir que, al no conseguir ver o enterarse de lo que ha pasado, se quedan excluidos socialmente.
Cuando una persona sufre FOMO, la forma que se encuentra de estar constantemente conectada para nunca perderse nada es a través de las redes sociales. Es decir, abrir de forma casi compulsiva Instagram o TikTok, por ejemplo. Además, teniendo en cuenta el informe Digital 2022 España, elaborado por Hootsuite y We Are Social, el número de usuarios de las redes sociales ha aumentado un 10% con respecto a 2021. Actualmente, el 91 % de los menores entre 11 y 18 años tiene alguna red social, según un estudio realizado por Doxa Comunicación.
LOS PRINCIPALES PELIGROS DEL FOMO
Los expertos de Qustodio alertan de que este tipo de ansiedad puede generar problemas importantes en aquellos que la padecen. Entre algunos de los peligros, destaca la falta de concentración: estar constantemente pensando en lo que uno se está perdiendo por no estar conectado, influye en la concentración a la hora de llevar a cabo cualquier tarea. Ello puede afectar de manera negativa en diferentes ámbitos como pueden ser los estudios.
También puede generar baja autoestima. Al estar constantemente viendo lo que hace el resto o experiencias que no están al alcance de cualquiera, también puede afectar negativamente. La autoestima puede verse afectada si uno está comparándose con los demás de manera continua.
Por último, otro de los efectos del FOMO es el trastorno del sueño: la sensación de estar perdiendo experiencias puede afectar a la hora de dormir si no se tiene el móvil cerca para poder ver las notificaciones o los mensajes lo antes posible. También influye en las horas de sueño si en vez de estar una hora conectado, se está tres.