Efectivamente ésta es la frase más recurrente que muchos directivos expresan en cualquier reunión cuando la masa de datos que se les presenta supera con creces la capacidad de mirarlos con concentración algunos segundos. Es el momento en que uno se enfrenta al infinito si no toma medidas.
En muchas ocasiones un mando intermedio, directivo o responsable de área, se enfrenta a una gigantesca cantidad de datos en los que ha de confiar antes de empezar el análisis. Datos que le llevarán a tomar decisiones en algunos casos con tal rapidez, que justamente podrá mirar con el rabillo del ojo para verificar si la decisión estaba bien tomada.
Ese momento inicial antes del análisis, pudiera ser eterno si desconfiamos de la fuente o del medio por el que llega la información y; sin embargo, es cuando aparece recurrente y certera, la frase “Quiero creer”. Es más una letanía que una frase al uso, se trata sin duda, del auto convencimiento previo a la batalla.
Necesitamos, por tanto, una confianza en el dato, una información compuesta del mismo. Queremos que cuando se nos entregue una tabla o gráfico, alguien apostille debajo con frases que aporten seguridad al mismo y si no es así, debemos asegurarnos que el sistema de adquisición de datos, los algoritmos de modelado de información y el repositorio de conocimiento esté estructurado bajo una directiva conocida por todos y válida para tomar decisiones.
El tiempo de rellenar tablas, estadillos, fichas y demás elementos de distracción informativa ya pasó y, pese a todo, son muchas las empresas que siguen confiando sus métodos y estrategias en el papel y el bolígrafo, pero lo peor es que se confía en quien imprime el dato en ese papel. Este último no siempre acierta en la casilla adecuada ni coloca la cifra adecuada, ni deja la coma en su lugar y es probable que en la mayoría de las ocasiones, sea involuntario fruto de un descuido.
Dicen que comienza la revolución 4.0, que estaremos hiperconectados a los sensores de nuestras fábricas, que seremos capaces de acercarnos a las máquinas y charlar con ellas de cómo lo llevan, si están bien, si necesitan algo, si están produciendo al ritmo deseado, ya podemos acercarnos a ellas con tabletas o teléfonos que hacen de interpretes, como en aquella película en la que podíamos hablar con los delfines colocándoles un gadget en la cabeza.
En fin, parece que llega una nueva época de grandes cambios, con modelos nuevos de negocio y de actuación, pero seguiremos tomando decisiones y que así sea. Que tomemos las decisiones nosotros y las tomemos con información confiable.
Seguirá siendo imprescindible saber que los datos que tenemos encima de la mesa, que los gráficos que manejamos, vienen cocinados por un sistema de confianza y que además de seguro sea útil.
Vamos a estar muy conectados entre nosotros y con todo en las próximas décadas y tendremos mucha información, pero no dejo de pensar en que la realidad supera con creces a la ficción en muchas ocasiones. Se imaginan despertar en una silla con un sudor que les recorre la frente y que una persona a su lado, muestre en la mano un conector que han sacado de su nuca. Lo sé, he ido un poco lejos, pero no me gustaría vivir un “Matrix” en mi empresa. Nos jugamos mucho como para confiar las decisiones a sistemas que nos muestren realidades poco certeras.
Necesitamos que nuestros equipos, que están formados por personas que manejan información extraída de las máquinas y elaborada con nuestros talento, a fin de cuentas será lo que nos haga ser diferentes a la competencia, tomen decisiones y aprendan de las equivocaciones.
Por tanto y resumiendo mi reflexión, animo a confiar los esfuerzos en gestionar el talento de los equipo humanos que toman decisiones y procurar que la información que se maneja provenga de unos excelentes Metadatos.
Eduardo Paternáin Arbizu
CEO Again SL