El presidente de la Asociación para el Desarrollo de la Empresa Familiar Navarra (ADEFAN), Iñaki Ecay, reclamó este viernes “políticas activas de promoción y protección de la empresa familiar”. Recordó, además, “la capilaridad, la transversalidad y el efecto multiplicador” que las más de 170 familias empresarias asociadas a ADEFAN representan para la economía foral. Por ello, afirmó que “desde la educación a la fiscalidad, Navarra tiene mucho que mejorar”.
Las manifestaciones de Ecay se produjeron en la entrega del VIII Premio Empresa Familiar Navarra de ADEFAN a Bodegas Ochoa. Un acto patrocinado por CaixaBank con la colaboración de ARPA Abogados Consultores, que reunió en el hotel Luze El Toro de Pamplona a cerca de 200 invitados, la mayoría miembros de la asociación. A todos ellos, les informó de que “esta semana” ha llegado a un acuerdo con Fundación “la Caixa” para que, a través de CaixaBank, colabore en el programa ‘La Empresa Familiar en las Aulas‘, que calificó como “clave para ADEFAN”. De hecho, solo el año pasado alcanzó los treinta centros educativos y superó los 1.500 alumnos navarros participantes de ESO, Bachillerato y FP.
Ecay añadió a ese acuerdo la reciente puesta en marcha de una nueva edición del título Experto en Gestión Empresarial de la Cátedra de Empresa Familiar de la Universidad Pública de Navarra (UPNA), así como el relanzamiento del Fórum de Jóvenes de su asociación con una nueva junta liderada por Bernat Lizaso, de la empresa Resitex. “Jóvenes y formación son dos pilares en los que ADEFAN está centrando todos sus esfuerzos porque son fundamentales para asegurar el futuro de la empresa familiar en Navarra”, aseguró.
Isabel Moreno (CaixaBank): “Las empresas familiares son uno de los activos más estratégicos de Navarra”
Previamente, la directora territorial Ebro Caixabank, Isabel Moreno, definió a las familias empresarias como “uno de los activos más estratégicos de Navarra”. En ese sentido, valoró de ellas sus “contundentes cifras de negocio y generación de empleo”. También su responsabilidad, compromiso, esfuerzo, conocimiento y su empeño “por alcanzar un futuro de progreso, desarrollo y crecimiento para todos”.
A partir de ahí, según Moreno, el tejido empresarial se enfrenta a diversos retos: la digitalización, las tensiones geopolíticas y la innovación constante. Sin embargo, en el caso de las compañías familiares, a esos desafíos se añaden otros más específicos. Entre estos últimos enumeró el aumento de la dimensión empresarial para mejorar la competitividad, la atracción y protección del talento para un desarrollo sostenible, y una adecuada planificación de la sucesión generacional para asegurar la continuidad. “A todos ellos, y a muchos otros más, ha hecho frente con éxito Bodegas Ochoa”, dijo para resaltar a continuación el modo en que la firma ha gestionado su sucesión. Sin duda, en factor crucial que, bajo su punto de vista, “puede determinar el éxito a largo plazo de la empresa”.
Ecay destacó “la capilaridad, transversalidad y el efecto multiplicador” de las empresarias asociadas a ADEFAN.
Igualmente, mencionó su apuesta por la preparación y la formación constante para concluir que Bodegas Ochoa es “la historia de una pasión, la de la elaboración de un vino fruto de una tierra auténtica, donde las uvas proceden de unas cepas que crecen fieles al legado de generaciones anteriores”.
PALABRAS DE ELOGIO A BODEGAS OCHOA
Por otro lado, el presidente de ADEFAN dedicó el resto de su intervención a ensalzar “la extraordinaria trayectoria” de Bodegas Ochoa, reconocida con el VIII Premio Empresa Familiar Navarra otorgado por su asociación. Una empresa “con 180 años de historia y liderada por seis generaciones consecutivas”: “Este tipo de compañías son verdaderos símbolos, que nos indican el camino que debemos seguir quienes venimos por detrás”.
Sobre todo, se detuvo en la figura de Javier Ochoa. “Con apenas veinte años y sin experiencia en el sector vitivinícola, asumió el reto de continuar el proceso de modernización que había iniciado su padre”, relató Ecay, quien valoró que “podría haberse rendido, pero mostró un espíritu emprendedor que lo llevó a convertirse en un referente imprescindible de la viticultura navarra”. “Si hoy nuestras bodegas están profesionalizadas y nuestros vinos son reconocidos por su calidad, se debe en gran medida a su trabajo constante y meticuloso”, incidió.
Igualmente, se refirió a la esposa de Javier Ochoa, Mariví Alemán, “que en los años 80 fue de las primeras en impulsar la internacionalización de la empresa, algo nada habitual en aquella época”. Para el presidente de ADEFAN, por tanto, la figura de Alemán “es la demostración del poderío de la mujer navarra en la empresa familiar”, así como “un claro reflejo del papel que madres, hermanas e hijas” desempeñan en este tipo de compañías. Un legado que extendió a sus descendientes, Adriana y Beatriz, quienes tomaron el relevo para ponerse al frente de Bodegas Ochoa en 2016. De estas últimas subrayó cómo se prepararon y formaron para asumir plenamente y con garantías el reto de la dirección. “Este es un mensaje en el que queremos insistir desde ADEFAN: la transmisión del testigo entre generaciones debe estar basado en la profesionalización. Solo así podremos asegurar la continuidad y evitar la desaparición de nuestras empresas familiares”, agregó.
Para el presidente de la asociación, “Bodegas Ochoa es un ejemplo de que, con pasión y esfuerzo, se pueden superar todos los obstáculos y alcanzar el cielo”. “Nada es imposible, el límite es el cielo y para nosotros ese cielo es una Navarra más fuerte y competitiva, impulsada por nuestras empresas familiares”, concluyó.
HONOR, VALENTÍA, AUTENTICIDAD
Las hermanas Adriana y Beatriz, por su parte, trasladaron el “sincero agradecimiento” de Bodegas Ochoa a ADEFAN por el premio. “Es un honor que recibimos con humildad y con mucha alegría porque reconoce el esfuerzo colectivo de seis generaciones y el compromiso de todos los que han trabajado y lo siguen haciendo con nosotras”, destacaron.
El VIII Premio Empresa Familiar Navarra, entregado este viernes, reunió en el hotel Luze El Toro a cerca de 200 personas.
Para Adriana Ochoa, además, ser una empresa familiar “significa mucho más que una estructura organizativa, es una forma de vivir“. “Si algo nos ha caracterizado es recordar, en el día a día, que además de ser una empresa somos familia. Hemos cuidado esa conexión por encima de las cuentas de resultados, y eso nos ha permitido mantener vivos nuestros valores generación tras generación”, prosiguió.
Adriana y Beatriz Ochoa: “No nos cansaremos de agradecer a nuestros padres el respeto, la generosidad y la confianza que nos han transmitido”
En esa misma línea, Beatriz hizo hincapié en que su compañía trabaja “con proveedores y profesionales próximos” para contribuir al desarrollo de Navarra “y, en especial, de la Zona Media”: “También apostamos por hacer equipo. Una parte está aquí y, por eso, me gustaría darles las gracias porque su compromiso es enorme y su implicación, admirable”.
Respecto al galardón recibido, las hermanas enfatizaron que es “una motivación crucial” puesto que coincide con “un cambio generacional” iniciado hace una década. “No nos cansaremos de agradecer a nuestros padres el respeto, la generosidad y la confianza que nos han transmitido”, concluyeron antes de compartir que los desafíos de la empresa familiar deben afrontarse “con valentía para asumir riesgos”, “apostando por lo nuevo sin olvidar lo de siempre” y siendo “creativas y auténticas”: “Quien busque todo eso lo encontrará en nuestros vinos”.
