El diccionario María Moliner nos dice que Emprender es acometer una tarea que tiene sentido para quien la realiza e implica trabajo o plantea dificultades.
Cuando las instituciones hablan de apoyar el emprendimiento, nos hablan de constituir empresas, de trabajar por cuenta propia.
El salto de emprendedor a empresari@ se produce cuando el emprendedor hace su proceso repetible y escalable, de modo que su empresa se convierte en una entidad económica rentable que funciona sin ella/él. El origen se encuentra en la mente de quien emprende la aventura de liderarla; el potencial, en que cada miembro del equipo sienta la pasión y comparta el sentido del objetivo común.
Nacemos emprendedores. Todos conocemos la felicidad de hacer algo que realmente tiene sentido para ti y requiere de todos tus recursos creativos. Vivir emprendiendo de forma consciente es una decisión personal que exige entrenar nuestro instinto emprendedor.
Estadísticamente, a mayor formación universitaria, a mayor “respaldo” de instituciones del bienestar, menor es el impulso emprendedor, menor es el riesgo que desean correr los ciudadanos. No nos han enseñado a vivir la incertidumbre, a afrontar el riesgo, a mirar de frente al miedo, a perseguir nuestro sueño, a proteger nuestras pasiones… Se nos atrofia el instinto emprendedor.
Emprender comienza en las aspiraciones personales de alguien que desea de forma consciente llevar a cabo ese sueño que tiene sentido para sí mismo. Es la “pasión” de la que hablan los grandes, el “sentido” del que habla la definición de la palabra “emprender”, es vibrar con tu sueño. Cuando no sabes qué desear, es de gran ayuda encontrar a alguien que te acompañe a descubrirlo y a conectar con ello. Alguien que te ayude a enfocar tu energía y creértelo. Porque lo que crees es lo que creas.
En el emprendimiento económico es imprescindible tener en cuenta qué necesidad cubres en el mercado, cómo se compra y se vende lo que ofreces. Aquí es útil que un experto te acompañe a ver el mercado y formular tu Propuesta Única de venta. Todas las empresas mueren ¡porque no venden de forma rentable o no cobran lo que venden!
Una vez conocido tu sueño, ese que se Sueña Grande y diseñada tu propuesta de valor, tendrás claros los recursos que necesitas y las actividades que debes llevar a cabo para llegar allí donde deseas, tendrás un plan de acción con fechas para alcanzarlo. Porque ¡lo que no tiene fecha, no sucede!
Ese plan enfoca tus esfuerzos y te permite creer que es posible alcanzar ese sueño que hoy se despliega ante ti, paso a paso, como una escalera de alfombra roja con premio en la cima.
Yo he descubierto que prefiero emprender a ser empresaria. A mí me gusta emprender, despertar y entrenar el espíritu emprendedor, ordenar y planear ese trayecto, acompañar a las personas a conectar con su propio sentido y trazar el plan para alcanzar su sueño. A mi me gustan los emprendimientos con sentido y las empresas que orquestan trabajadores emprendedores.
Marta Martínez Arellano
Mentor-Coach de desarrollo personal y profesional
Docente de “nuevas competencias” profesionales