martes, 30 abril 2024

«Investigamos de forma constante para impulsar la productividad agroalimentaria»

Invertir en investigación y en las tecnologías más punteras ayuda a optimizar y a mejorar la calidad de la producción agroalimentaria. Un campo en el que la Cooperativa Agrícola Caja Rural de Artajona y la Cooperativa Trujal Mendía son dos referentes. Ambas entidades han tomado parte en Agroinnovador@s, una campaña impulsada por UCAN y financiada por el SNE-NL.


Pamplona - 7 septiembre, 2023 - 06:00

Francisco José Doncel, gerente de la Cooperativa Trujal Mendía, e Ignacio Zabaleta, gerente de la Cooperativa Agrícola Caja Rural de Artajona. (Foto: Edu Sanz)

La innovación y los avances tecnológicos son dos de las señas de identidad del sector agroalimentario. De hecho, el compromiso de las cooperativas con la investigación, la adopción de maquinaria de vanguardia y la implementación de novedosos sistemas de digitalización están facilitando su progreso y han transformado las áreas rurales en entornos más competitivos y sustentables. En ese camino, la Unión de Cooperativas Agroalimentarias de Navarra (UCAN) las acompaña para afrontar sus transformaciones tecnológicas, sociales y medioambientales. Además, participa y promueve proyectos innovadores y traslada ese conocimiento a las propias cooperativas con el fin de «fomentar el intercambio y la cooperación».

La Cooperativa Trujal Mendía y la Cooperativa Agrícola Caja Rural de Artajona han materializado una apuesta decidida en este campo. Sus ultimas inversiones en nuevas tecnologías, sobre todo, se enfocan en lograr una mayor optimización de los procesos y en mejorar la calidad del producto final. «Investigamos de forma constante para aconsejar a nuestros agricultores y agricultoras sobre los avances que impulsan su productividad», indican Ignacio Zabaleta, gerente de la Cooperativa Agrícola Caja Rural de Artajona, y Francisco José Doncel, gerente de la Cooperativa Trujal Mendía.

Ambas empresas, asociadas de UCAN, participan en Agroinnovador@s, una iniciativa que lidera esta entidad de Economía Social y que muestra cómo la innovación ha potenciado la competitividad de las cooperativas del sector.

La Cooperativa Agrícola Caja Rural de Artajona cuenta con diversas secciones y centra su labor en la recogida del cereal de sus socios para, después, comercializarlo de manera conjunta. «Buscamos mejorar y facilitamos inputs a los agricultores sobre los mejores abonos, semillas…», explica Zabaleta. Por su parte, la Cooperativa Trujal Mendía aglutina a 4.000 socios que producen cerca de dos millones de litros de aceite con frutos propios. «Nuestro objetivo es ordenar los procesos para sacar el máximo líquido en el menor tiempo posible, conservando siempre la mayor calidad», describe Doncel.

Ignacio Zabaleta: «Antes era necesario ir al campo para programar los regadíos. Ahora hemos dado un paso más allá y se pueden manejar desde el móvil»

Entre otras mejoras, ambas comparten una apuesta clara por la digitalización de los sistemas de riego y de la maquinaria de trabajo, como tractores o cosechadoras. En el caso de la entidad artajonesa, los primeros programadores de riego que instalaron sus productores y productoras en 2008 eran manuales. Pero, con el paso del tiempo, estos dispositivos han evolucionado paulatinamente hasta ser controlados de forma remota. «Antes era necesario ir al campo para programar los regadíos. Ahora hemos dado un paso más allá y se pueden manejar desde el móvil», resalta su gerente.

Zabaleta aporta estos detalles acompañado por Andrea Ayestaran, técnica responsable de la organización y profunda conocedora de estos sistemas. «La idea es mejorar la calidad de vida de los agricultores, así como lograr un mejor reparto del agua para ser más sostenibles», apostilla.

Además, permiten obtener información y valores de gran importancia para el agricultor como, por ejemplo, si el riego es eficaz. «Estamos intentando que los aparatos que instalen en sus fincas sean versátiles para mejorar la sostenibilidad», añade. De hecho, desde la cooperativa cuentan con un acuerdo de colaboración con la Universidad Pública de Navarra (UPNA), cuyo fin es ahondar en la investigación dentro de este ámbito.

Cada programador de riego tiene un precio de 1.800 euros, y extender su uso a todas las fincas de la cooperativa conllevaría una inversión de más de 700.000 euros: «Nuestros socios tienen 3.000 hectáreas de cultivos». En este sentido, los productores y productoras también han implementado sensores para estudiar la eficiencia del proceso.

El gerente de la Cooperativa Trujal Mendía también hace hincapié en la evolución experimentada en los campos de olivos. En su caso, han instalado placas fotovoltaicas que generan la electricidad necesaria para activar los sistemas de riego de forma inteligente. Así, el trabajo se lleva a cabo de manera más sostenible y cómoda. «Hemos conseguido que el sistema no cambie de zona hasta que echa los litros necesarios en cada sector. Cuanta más luz solar hay, riega a mayor velocidad. Además, como no hay que estar pendiente, nos ahorra tiempo», comenta Doncel.

En este momento, la cooperativa trabaja para poder controlarlo desde una aplicación móvil. Una mejora con la que ya conviven muchos agricultores y agricultoras de la Cooperativa Agrícola Caja Rural de Artajona. Igualmente, destaca la inclusión de diversos microprogramadores GPS y ordenadores para mejorar la eficiencia de sus vehículos de trabajo. «Nos ayudan a distribuir la cantidad exacta de abono, fungicidas o los productos que necesitamos. También nos dan variables que nos permiten mejorar las cosechas», sostiene Zabaleta. «Los sistemas GPS hacen que los tractores sean prácticamente autónomos y los dosificadores con sensores suponen un gran ahorro», añade Doncel.

LA CALIDAD DEL PRODUCTO

Por otro lado, la Cooperativa Agrícola Caja Rural de Artajona ha invertido en tres iniciativas diferentes para certificar la calidad del producto.  Junto a Urlusa, cooperativa de segundo grado de la que llevan a cabo la gestión dedicada a la producción de semillas de trigo, cebada y avena, han incluido un proceso mecánico que permite separar y limpiar las semillas. «La máquina las arroja creando un efecto cortina y, en el momento en el que caen, es capaz de detectar los granos que no son de la misma familia. Mediante una ráfaga de aire, los separa y es una gran solución por si te encuentras con un producto en el que hay una mezcla de semillas», puntualiza su gerente.

Francisco José Doncel: «Los dosificadores con sensores permiten repartir la cantidad de producto estrictamente necesaria. Esto supone un gran ahorro»

A su vez, han añadido una seleccionadora óptica que, a través de cámaras infrarrojas, detecta de forma más exhaustiva los granos que no cumplen las características deseadas: «Permite tener un mayor potencial comercializador y optimizar la inversión. Para comercializar con certificación, solo se permite que de 12.000 granos haya siete diferentes». La inversión en este caso se acercó a los 300.000 euros.

En tercer lugar, despunta una avanzada tecnología que permite el análisis de micotoxinas en sus productos. Se llama Micofoss, ha supuesto una inversión próxima a los 50.000 euros y evalúa las muestras en siete minutos, lo que agiliza los procesos del laboratorio: «Nos permite coger una muestra de cada remolque que viene a la cooperativa. La muele, la analiza y podemos avalar su calidad. Esto, además, reduce muchos tiempos y esfuerzos».

AGILIZAR LA PRODUCCIÓN

Al mismo tiempo, las últimas inversiones de la Cooperativa Trujal Mendía se han focalizado en mejoras relacionadas con la calidad y con un aumento de la agilidad productiva. «Reducir tiempo a la hora de molturar aceituna es fundamental para tener buena calidad de aceite, ya que esto permite que no se oxide», constata Doncel.

La idea es que se pueda llevar a cabo en las veinticuatro horas posteriores a la recogida, un proceso para el que incorporaron un sistema de pirolisis nuevo con tres máquinas. «Son capaces de molturar alrededor de 450.000 kilos de aceitunas al día», señala el gerente. También han colocado varios depósitos independientes de acero inoxidable que facilitan el manejo del fruto.

UCAN Y AGROINNOVADOR@S

UCAN es la entidad que presta apoyo a las cooperativas agroalimentarias en los grandes desafíos del futuro como la adaptación al cambio climático, el relevo generacional, la atracción de talento, el papel de la mujer en el medio rural y la digitalización y la innovación tecnológica.

Precisamente, Agroinnovador@s es una iniciativa de UCAN en la que la tecnología se une a los valores de la Economía Social para potenciar el cooperativismo agroalimentario. En concreto, viene a reforzar las acciones de sensibilización y promoción de la Economía Social del Servicio Navarro de Empleo-Nafar Lansare (SNE-NL) y contribuye a potenciar el cooperativismo agroalimentario, además de “poner en valor la profesión agrícola y ganadera y la cooperativa en el entorno rural como un espacio para el desarrollo profesional de mujeres y hombres”.

El objetivo es mostrar cómo la innovación en el sector agroalimentario, a través de las cooperativas, se convierte en un elemento para “generar calidad de vida y oportunidades de desarrollo profesional en el entorno rural”, a la vez que contribuye a “preservar el medio ambiente y mejorar la vida social en los pueblos”.

Por eso, Agroinnovador@s se centra en mostrar el impacto positivo de estas tecnologías en las personas que las utilizan, es decir, en agricultoras y agricultores, ganaderas y ganaderos cooperativistas, además de en el conjunto de la sociedad. La campaña busca reflejar iniciativas innovadoras que mejoran el medio ambiente y que, como la agricultura de precisión, mejoran la calidad y seguridad alimentaria. Aspectos que favorezcan el empleo y la vida en las áreas rurales o que sirvan de atracción para jóvenes que quieran trabajar en el sector.

 


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