El empresario mexicano Carlos Slim, el segundo hombre más rico del planeta, aseguró recientemente que “retirarse a los 62 años, como en España, hace insostenible el sistema” y planteó una medida para favorecer el empleo: trabajar tres días, 33 horas en total, y hasta los 75 años, edad en la que “el conocimiento y la experiencia se hacen más fuertes que a los 60 años”, que es cuando se retiran actualmente
El empresario explicó que uno de los “problemas actuales es el desempleo juvenil” y por ello, propuso realizar ajustes como trabajar “más horas y más años”, pero reduciendo el número de jornadas laborales semanales a tres. De esta manera, a su juicio, se abriría la opción a que otras personas trabajaran y esos cuatro días libres aportarían una mayor “calidad de vida”. Así mismo, señaló que aunque actualmente el horario oficial es de 40 horas de trabajo, en la práctica se reduce a unas 30 horas semanales debido a los descansos que se hacen, como “el coffee break”.
EDAD PARA ESTAR ACTIVO PERO NO PARA TRABAJAR
Ricardo Jimeno, secretario de Acción Sindical de CCOO de Navarra considera esta propuesta como una “fatal idea, y una auténtica exageración. No creemos que las condiciones físicas de una persona de 75 años sean las más óptimas para estar ocho horas al día trabajando. Una persona de esa edad debe estar activa, pero no de manera productiva ni retributiva. Esto nos parecería un error.”
El representante de CCOO ha recordado que se firmó un acuerdo en el Pacto de Toledo para flexibilizar la edad de jubilación, cuando se retrasó de los 65 los 67 años. En dicho pacto además, se establecía un período transitorio a la vez que se especificaba una serie de coeficientes reductores de la edad dependiendo de la actividad laboral desarrollada, “porque como es lógico, no es lo mismo que se jubile un albañil que todos los días se debe subir a un andamio que un catedrático, cuya labor es más intelectual que física y por lo tanto, los riesgos son menores”.
Por su parte, Javier Lecumberri, secretario general de UGT, señala que “esta idea es inviable desde el punto de vista de capacidad por la propia edad, capacidad productiva y operativa”.
RETRASAR LA JUBILACIÓN
Sin embargo, para Jesús Buldain Perez, economista y asesor laboral de Ático Asesores no sería descabellado retrasar la jubilación más allá de los 67, y por qué no, hasta los 75, pero para ello se debería flexibilizar el acceso a las Incapacidades Permanentes. “Es decir, que no se pueda obligar a seguir en activo a alguien con sus cualidades y fuerzas mermadas. Hoy en día acceder a una Incapacidad Absoluta es una ardua tarea judicial, en la mayoría de los casos”.
Sara Turumbay, directora de RRHH de Cemitec y presidenta de AEDIPE, considera “erróneo” establecer una relación directa entre la posibilidad de trabajar menos días a la semana, y por tanto retrasar la edad de jubilación, con la reducción del paro en un país.
Turumbay subraya el riesgo que suponen estas afirmaciones, sin analizar otros muchos datos, y que lo único que consiguen es dividir opiniones dentro de las empresas, donde hay muchas más cosas que unen que las que separan. “Lo que hay que hacer es dar pequeños pasos responsables y no estas afirmaciones nada productivas”.
SEMANA LABORAL DE TRES DÍAS
En cuanto a la idea de trabajar tres días a la semana, Jimeno “invitaría al señor Slim a visitar la cadena de Volkswagen a ver si hay muchos coffe-breaks. En otros muchos trabajos intelectuales de oficina pasa justamente lo contrario, la gente no se va a su hora sino que tienen que quedarse más tiempo. Creo que se está hablando de dos mundos muy diferentes, nada que se ajuste a la realidad”.
Sara Turumbay cree “absolutamente equivocado relacionar la “pausa del café” con la pérdida de productividad. Tenemos que huir de estas “recetas” en las que nos aseguran que, modificando una o dos condiciones dentro de las empresas, conseguiríamos un efecto global tan fuerte como descender el paro”.
Por su parte, Javier Lecumberri, secretario general de UGT tampoco está a favor de esta propuesta y señala que como organización sindical les parece un contrasentido que esta medida se proponga como una manera de impulsar el empleo. Según Lecumberri, los estudios más serios, objetivos e imparciales dicen lo contrario: que hay menos trabajo porque la mano de obra humana es cada vez menos necesaria por las nuevas tecnologías y maquinaria, cada vez más utilizada. “Ante eso, lo que debería hacerse es reducir la jornada para repartir el trabajo entre todos, pero a corto plazo (reducciones diarias, mensuales, anuales) pero adelantar la jubilación a los 60 en lugar de retrasarla. Es inviable desde el punto de vista de capacidad por la propia edad, capacidad productiva y operativa”.
Jesús Buldain, de Ático Asesores, apunta que el señor Slim no dice si el salario sufriría una reducción proporcional a dicha reducción de jornadas. “Para las empresas sería inasumible una reducción del tiempo de trabajo sin una reducción proporcional de la retribución. Actualmente se trabajan 40 horas semanales. Los convenios, en cómputo anual la rebaja a unas 38-39 horas, dependiendo de la jornada máxima anual.
La jornada laboral que propone Slim, supondría trabajar 33 horas semanales en tres días, lo que supone once horas diarias de trabajo. “Esto, hoy en día en nuestro país, iría contra el Estatuto de los Trabajadores que establece la jornada máxima de 9 horas diarias, salvo acuerdo con los representantes de los trabajadores o porque el convenio establezca otra distribución del tiempo”, explica Buldáin.
La directora de RRHH de Cemitec y presidenta de AEDIPE señala que un tema tan importante precisa realizar un análisis riguroso que contemple visiones diferentes e integre a todos los agentes relacionados. “Las horas de trabajo, el reparto de las mismas, la edad de jubilación son, sin duda, conceptos importantes dentro del mundo laboral y por lo tanto la economía de un país, pero hay que analizarlas como un elemento más dentro del conjunto de medidas. Flexibilidad, autonomía, aportación de valor en cada puesto, políticas empresariales que faciliten la productividad y favorezcan el desarrollo y la empleabilidad de sus equipos, calidad del empleo y seguridad, equilibrio con la vida personal y voluntariedad frente a medidas obligatorias, etc. Éstas son algunas de las ideas que debieran estar presentes en ese análisis”, añade Turumbay.
Algunos estudios reflejan que la estrategia en Europa va encaminada hacia la búsqueda de mayor flexibilidad y organizar las jornadas de trabajo de diferente forma, tanto en horas como en su distribución. “Se podría llegar a tener jornadas más variadas en función de los diferentes sectores y los distintos tipos de actividad”, recalca Turumbay.
LAS PENSIONES
Otro punto a tener en cuenta serían las pensiones de jubilación. Actualmente, la media de edad de jubilación se encuentra entre los 63-64 años, momento a partir del cual, una persona empieza a cobrar la pensión. “Lógicamente, si la edad de jubilación se retrasase a los 75, el Estado se ahorraría 11 años de pagar una pensión cada mes. Pero es que en ese supuesto, mucha gente incluso, no llegaría nunca a cobrar la pensión puesto que la edad media de vida de las mujeres está en torno a los 85 años y de los hombres en torno a los 82. Los problemas de la caja de pensiones pasa por otra solución, no por alargar la edad de jubilación”, explica el representante de CCOO.
Jesús Buldain Perez, economista y asesor laboral de Ático Asesores, considera que ante el envejecimiento de la población y el aumento de la esperanza de vida se ha de tomar medidas porque “actualmente nos estamos jubilando mucho antes que lo que lo hacían nuestros padres y abuelos, en unas condiciones de salud y capacidad laboral muchísimo mayores que las de ellos. Si nos jubilamos más o menos a los 62 años, se estará cobrando la jubilación durante 20 años”.
¿COTIZAR POR ROBOTS?
En España ya se está retrasando de forma paulatina la jubilación hasta los 67 años. También se está incentivando que el jubilado siga en activo por ejemplo, con “la jubilación activa” “que permite seguir trabajando con una reducción de la pensión en un 50%, teniendo además que hacer una cotización que la llaman “de solidaridad”. Es decir que por un lado el estado se “ahorra” el 50% de la pensión y por otro, recauda unas cotizaciones que no dan derecho a prestaciones futuras”, explica Buldain.
Para el asesor laboral, la ecuación es simple: “más jubilados cobrando durante más años con menos trabajadores cotizando para pagar esas cotizaciones. Una de dos, o se reducen los jubilados o se aumentas las cotizaciones. Un aumento de las cotizaciones hoy por hoy, y tal y como están las empresas, que están saliendo de una grave crisis, es imposible. Quizá cuando se acabe el fondo de reserva de pensiones de la Seguridad Social, se tengan que financiar mediante impuestos”.
Hoy por hoy, con los avances de la informática y la robotización, se están sustituyendo trabajadores por máquinas. En todos los sectores, no sólo en la industria. “Los trabajados de baja cualificación están desapareciendo y en un futuro no muy lejano desaparecerán. Sinceramente creo que no habrá trabajo para todo el mundo y se deberá establecer una renta básica universal”, comenta Buldáin. El asesor laboral de Ático Asesores vaticina que en este sentido, que el Estado va a gastar más en pensiones, deberá pagar rentas básicas de forma generalizada, el dinero deberá salir de impuestos, “entiendo que fundamentalmente de las empresas. No sería descabellado que en un futuro se obligase a que las empresas “cotizar” por cada robot o máquina que “elimina” puestos de trabajo. El dinero para pagar las pensiones y las rentas básicas saldrá sí o sí de las empresas, bien como cotizaciones o bien como impuestos”.
ENVEJECIMIENTO
Jose Antonio Sarría, presidente del la Confederación de Empresarios de Navarra, se muestra partidario de que se retrase la edad de jubilación “pero nunca a esos límites de edad de 75 años” y además sería esencial diferenciar entre las distintas profesiones puesto que “no es lo mismo trabajar con aire acondicionado o calefacción en un despacho que a la intemperie en actividades de sectores como construcción u obra pública. Ahí debería haber un proceso selectivo para determinar la edad de jubilación en cada caso ”.
Sarría considera que en España hay tres cosas que afectan gravemente a nuestro sistema de pensiones: hay un grave problema de envejecimiento, la esperanza de vida está aumentando y la natalidad disminuye. Igualmente, la entrada en el mercado laboral se retrasa porque se alarga la etapa de formación y por el desempleo existente “lo que supone menos años de cotización”, y las pensiones cada vez nos resultan más caras ya que “las pensiones de aquellos que se jubilan ahora son mayores porque sus salarios también han sido más altos. Esto es un problema que hay que solucionar sí o sí y requiere una solución a largo plazo. Pero los gobiernos gobiernan para cuatro años, y dejan para otros gobiernos venideros este tipo de asuntos”.
Según datos de la CEN, actualmente por cada 10 personas activas hay 4 inactivas (incluyendo niños y personas mayores). La proyección en la que se trabaja es que en 2052 haya 8 inactivos por cada 10 inactivos. “Eso es absolutamente insostenible. España va caminando a convertirse en un país de viejos”. En 2012, las personas en edad activa, entre los 24 y los 64 años, representaba el 66% de la población. La previsión para el año 2052 es de que esta cifra suponga el 49%. Por otro lado, el 80% del ahorro español va destinado a la inversión inmobiliaria, es decir “pasamos la vida pagando una hipoteca. Deberíamos ir cambiando esta mentalidad para favorecer el alquiler, que propicie movilidad laboral y que el dinero pudiera destinarse a un plan de pensiones…”.