Siglo XI. Aldea de Zubiri («pueblo del puente» en euskera) es zona de paso del Camino de Santiago en su descenso desde Roncesvalles. Los lugareños trabajan sin descanso en la construcción de un imponente puente de piedra que salve el curso del río Arga y facilite el paso a los peregrinos que asiduamente recorren la zona. Sin embargo, cuentan que una misteriosa maldición parece impedir el final de la obra. En su afán por averiguar el origen del problema, los jornaleros siguen excavando hasta dar con los restos de una mujer, Santa Quiteria, protectora de la rabia. Así surge el actual puente de la rabia, al que la leyenda atribuye una función sanadora para todo aquel animal o humano que lo cruce y que, además, es el escenario donde comienza esta otra historia…
Fermín Ventana es taxista desde hace décadas en el valle de Esteribar. Los años de experiencia le sirvieron para detectar una demanda incipiente de transporte de equipaje por parte de numerosos peregrinos. No obstante, su labor no le permitía transportar mercancías, por lo que decidió contactar con su hermano, Juanjo, de 58 años. «Hablé con Cederna Garalur y creé un plan de empresa. En 2006 puse en marcha la actividad, que consiste en recoger y entregar el equipaje a lo largo de las etapas desde unos albergues a otros», detalla este último a Navarra Capital.
La compañía, denominada Jacotrans en honor a la ruta jacobea, cubre el tramo comprendido entre San Juan de Pie de Puerto y Logroño. El éxito cosechado le fue llevando a ampliar paulatinamente su flota de vehículos, hasta sumar los cuatro actuales, y su plantilla, que en temporada alta (de marzo a noviembre) está formada por cinco personas.
Al ver que era un negocio con potencial, varios emprendedores de otras zonas del Camino de Santiago se pusieron en contacto con Juanjo en 2009, lo que desembocó, dos años después, en la formación de una franquicia. Se crearon así tres delegaciones en La Rioja (de Logroño a Burgos), Burgos (de Burgos a León) y León (hasta Santiago de Compostela o Finisterre): «Cada zona responde a un responsable franquiciado. De esta manera, se unifica todo el trayecto con la misma forma de funcionar».
Además del transporte, la compañía navarra tiene formalizado un convenio con una empresa de seguros, así como con negocios de alquiler de bicicletas a lo largo del Camino. Y, en paralelo, Juanjo regenta un taller de bicicletas en su Aoiz natal, que ofrece servicio técnico gratuito a los clientes de Jacotrans.
UN FENÓMENO GLOBAL
Después de dieciocho años al frente de la firma, su fundador ha detectado un gran cambio en los peregrinos: «El peregrinaje se ha convertido en un fenómeno global. Cuando comencé colaboraba con unas cuatro agencias de viajes y, ahora, con más de setenta. Las redes sociales también han ayudado a popularizar este viaje de una forma inimaginable. Han calado mucho las experiencias personales de la gente, los libros que se han escrito o las películas que se han inspirado en la ruta cristiana».
La compañía cuenta con franquicias en La Rioja, Burgos y León, que operan de la misma forma que su matriz navarra.
A pesar del aumento de la competencia, Jacotrans sigue creciendo anualmente en torno un 7 %. Eso sí, un porcentaje algo menor que en los primeros doce años de andadura. Juanjo lo achaca al protagonismo creciente de otras rutas más desconocidas como el Camino del Ebro y el del Norte. «Hay peregrinos que buscan la misma experiencia del Camino Francés, pero a través de recorridos menos masificados como estos, con otros paisajes o más gastronomía», añade el empresario.
Del mismo modo, el perfil del cliente foráneo también ha evolucionado. En su negocio, Juanjo ha visto cómo a los caminantes franceses les van sucediendo poco a poco italianos, alemanes, holandeses o ingleses. Y, desde 2022, también ha detectado una presencia significativa de norteamericanos, coreanos, japoneses y chinos. Todo ello en detrimento de los australianos, «clientes muy fieles» que dejaron de venir a Navarra a raíz de la pandemia. «El Covid-19 nos obligó a bajar la persiana y a parar sin garantías de lo que iba a suceder después. Hubo empresas que se fueron a la quiebra, pero nosotros conseguimos aguantar. Por suerte, ahora puedo decir que el flujo ha vuelto a la normalidad», resalta.
En concreto, las cifras oficiales del Observatorio Turístico de Navarra constatan una clara recuperación tras la pandemia, aunque el albergue de Orreaga / Roncesvalles aún no ha vuelto a contar con tantos huéspedes como en 2019, año en que sumó 56.332. Así, en 2020 se registraron 9.964; en 2021, 22.135; en 2022, 46.517; en 2023, 48.729; y, este año, 46.335.
Sin embargo, Ventana reconoce que el perfil de clientes que recibe responde a un peregrino más pudiente económicamente, lo que se traduce en un 70 % de servicio en hoteles y un 30 % en albergues: «Muchos peregrinos vienen a través de agencias y estas les venden el paquete completo, algo que a nosotros nos beneficia. Se está abriendo exponencialmente este tipo de mercado, llega gente con mayor poder económico y se nota».
EXCESO DE EQUIPAJE
Además de equipajes y bicicletas, en ocasiones transportan cosas más «curiosas» como neveras llenas de medicinas, prótesis o instrumentos musicales como un arpa: «Mucha gente no es consciente de lo que es realmente el Camino de Santiago. Hay personas que han venido con carros y remolques de veinte kilos y, sin llegar a Zubiri, se han dado cuenta de que no cabían por los senderos».
De cara al futuro, la empresa está desarrollando una aplicación para facilitar la gestión de las reservas, que actualmente se realizan a través de la página web, y promocionar el resto de sus servicios. Un desarrollo que prevé lanzar a tiempo para la temporada que viene.
