jueves, 30 enero 2025

La fórmula navarra que combina nanotecnología y arquitectura para enfriar edificios

La arquitectura y la construcción se enfrentan a un reto acuciante: enfriar los espacios interiores ante el aumento de las temperaturas. Por eso, la Universidad de Navarra se alió con Lurederra para poner en marcha Recool, una iniciativa coordinada por ADItech, a su vez agente coordinador del SINAI, y financiada por el Gobierno de Navarra. ¿Su objetivo? Disipar el calor de los edificios a través de recubrimientos elaborados con nanopartículas y módulos arquitectónicos para fachadas.


Pamplona - 29 enero, 2025 - 05:58

Amaia Zuazua (izda.) y Cristina Salazar (dcha.) lideran el proyecto Recool desde la Universidad de Navarra y Lurederra respectivamente. (Fotos: Ana Osés)

El calor ha pasado de ser una molestia de verano a convertirse en un verdadero reto para las sociedades del futuro. Un estudio publicado el pasado septiembre por el Fondo Monetario Internacional (FMI) estimó que las altas temperaturas merman alrededor del 0,2 % del PIB de un país. Un porcentaje que, aunque pequeño, conlleva «un riesgo de miles de millones» de euros. Pero, más allá de la economía, esta problemática se cobra un precio incluso mayor: medio millón de personas mueren anualmente por causas relacionadas con el calor, según datos del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.

Resulta patente la necesidad de enfriar los interiores, pero su solución no puede pasar por aumentar el uso de sistemas de refrigeración que, a su vez, incrementen las emisiones. Por eso, sectores como la arquitectura y la construcción ya han ideado múltiples estrategias de enfriamiento pasivo. «Pero, de momento, muchas de estas soluciones no han supuesto un cambio en el mercado debido a su bajo rendimiento ante factores climáticos como la radiación solar, entre otras razones», explica Amaia Zuazua, investigadora del Departamento de Construcción, Instalaciones y Estructuras en la Universidad de Navarra.

Precisamente, el equipo al que pertenece Zuazua ha apostado en los últimos años por investigar el uso de módulos verticales que puedan integrarse en las fachadas de los edificios para enfriarlos. Una aplicación que, al tiempo que aprovecha «estas superficies disponibles y libres de otras instalaciones», también busca «preservar la creatividad en los proyectos arquitectónicos».

Quienes deseen conocer más a fondo el proyecto pueden hacerlo a través de este enlace

En ese camino, la entidad educativa se fijó en las labores que desarrolla el Centro Tecnológico Lurederra. «Llevamos varias décadas fabricando matrices líquidas con nanopartículas para distintos sectores. Por eso, de la mano de la universidad, descubrimos que este mercado carece de un producto que funcione como una barrera térmica para los edificios con las capacidades que aporta la nanotecnología», incide Cristina Salazar, líder de grupo en la Unidad de Investigación Avanzada en el centro de Los Arcos.

El equipo de Recool desarrolló tres prototipos de módulos verticales para fachadas.

La iniciativa Recool testó tres prototipos de módulos verticales para fachadas en combinación con los nanorecubrimientos.

Así, la sinergia entre ambas entidades desembocó en la puesta en marcha del proyecto Recool. ¿Su objetivo? Desarrollar estrategias de enfriamiento sostenible que combinen el uso de módulos arquitectónicos para fachadas y nanorecubrimientos. El proyecto fue coordinado por ADItech, a su vez agente coordinador del Sistema Navarro de I+D+i (SINAI), y financiado por el Gobierno de Navarra en la convocatoria de ayudas a centros tecnológicos y organismos de investigación para la realización de proyectos de I+D colaborativos.

TRES PROTOTIPOS

Ambos centros trabajaron en sus líneas de forma paralela y en comunicación constante. En primer lugar, el equipo de la universidad profundizó en los distintos metales que podían utilizarse para fabricar los módulos, al tiempo que Lurederra investigó qué nanomateriales podrían conseguir los efectos de disipar y reflectar el calor. «Al poner en común nuestros avances, descubrimos que los recubrimientos elaborados con nanopartículas cerámicas funcionaban mejor sobre aluminio, un material que también resultaba interesante por su ligereza y reciclabilidad», explica Salazar.

Lurederra desarrolló junto a la Universidad de Navarra una serie de recubrimientos invisibles para reflectar y disipar el calor.

Lurederra desarrolló junto a la Universidad de Navarra una serie de recubrimientos invisibles para reflectar y disipar el calor.

Por eso, el grupo de la Universidad de Navarra se centró en desarrollar con este metal tres prototipos, un trabajo que realizó junto a empresas fabricantes de módulos arquitectónicos. De esta forma, pudo testar «desde el principio» su escalabilidad en la industria. «Los primeros modelos conseguían mejorar las temperaturas, pero no seguimos con ellos porque eran difíciles de industrializar. Hacia los últimos compases del proyecto, apostamos por un sistema híbrido que combina los recubrimientos con un sistema de climatización que mejora, a través de su diseño, aspectos como la unión entre los tubos y la chapa, la distancia de los tubos o el contacto del fluido con la superficie. Publicaremos a lo largo del año un estudio sobre los resultados obtenidos con este prototipo», señala Zuazua.

Por su parte, Lurederra consiguió elaborar distintos recubrimientos líquidos que no solo reflectan y emiten el calor, sino que poseen características específicas para su aplicación en arquitectura, desglosa Salazar: «Conseguimos la máxima transparencia posible para que se puedan integrar en cubiertas metálicas de fachadas alterando lo mínimo posible el resultado final que el arquitecto pueda anticipar. Por otro lado, su proceso de aplicación es fácil para cualquier operario. En ese sentido, estos productos se pulverizan directamente sobre la superficie de aluminio y se secan a temperatura ambiente«.

OBJETIVO: LLEGAR A LA INDUSTRIA

Si bien estas soluciones podrían aplicarse en todo tipo de inmuebles, las investigadoras inciden en que la industria es su «puerta de entrada» en el mercado. «Muchas actividades industriales requieren bajas temperaturas no solo en verano, sino a lo largo del año. Las edificaciones en las que se llevan a cabo tienen fachadas ligeras, muchas de ellas metálicas y con una gran superficie aprovechable», culmina la investigadora de la Universidad de Navarra.


To Top

Has decidido rechazar las cookies

Al aceptar las cookies no solo acepta publicidad personalizada, sino que también está apoyando un servicio de información de calidad, basado principalmente en contenidos periodísticos de elaboración propia. Por tanto, favorece que Navarra Capital pueda seguir ofreciéndole, sin necesidad de pagos ni suscripciones, toda la actualidad del tejido empresarial de la Comunidad foral.

Si lo desea, puede aceptarlas pulsando el botón inferior. Además, siempre podrá volver a rechazarlas en el apartado 'Configuración' en la página de política de cookies.