Las obras de remodelación de la Hospedería del Monasterio de Leyre arrancaron este mes de octubre, un proyecto que obligará a cerrar este establecimiento hotelero durante un periodo aproximado de tres años. Los trabajos iniciados corresponden a la primera fase del proyecto, que contempla la rehabilitación integral del edificio a fin de mejorar su actual uso residencial público.
Según informó este viernes el Gobierno de Navarra, las actuaciones propuestas fueron “acordadas con la comunidad benedictina, y parten de la necesidad de adecuar el inmueble a la normativa actual, además de garantizar una gestión como alojamiento turístico que garantice sus sostenibilidad y adecuación a las nuevas necesidades del sector”.
El proyecto y dirección de obra están a cargo de Amaia Prat, arquitecto, y Alicia Huarte, aparejadora, ambas técnicas del Servicio de Patrimonio Histórico de la Dirección General de Cultura-Institución Príncipe de Viana. La ejecución de obra de esta primera fase se ha adjudicado a la empresa Maldadia por un importe de 792.645,14 euros, IVA incluido, y un plazo de ejecución “de ocho meses”.
El edificio objeto del proyecto se levantó a mediados de los años cincuenta del siglo pasado sobre las ruinas del antiguo monasterio, y se concibió como hospedería para los visitantes del Monasterio de Leyre. En la actualidad es un hotel de dos estrellas. Tiene una capacidad de 58 personas, con doce habitaciones individuales, diecisiete dobles y tres cuádruples, y dispone de restaurante para clientes y visitantes. Está formado por dos alas: el ala este y el ala norte. El extremo sur del ala este está unido a la cabecera de la iglesia. La planta en forma de L del edificio configura, junto con la fachada septentrional de la iglesia, un espacio ajardinado de planta cuadrada, donde pudo estar el claustro del antiguo monasterio.
PROYECTO DE REFORMA
Su estado actual ha aconsejado iniciar una reforma integral del edificio para adaptarlo a las nuevas exigencias normativas. Está previsto articular la rehabilitación en dos fases “independientes y consecutivas”. La primera de ellas contempla las actuaciones de desmontados, derribos y consolidación estructural y, la segunda, definirá los trabajos necesarios para adecuar el edificio al uso residencial público conforme a la normativa vigente.
A pesar de que el Gobierno navarro, a través de la Institución Príncipe de Viana, lleva desde los años 40 del siglo pasado interviniendo en este conjunto monástico, en la actualidad algunos de sus servicios y estancias ofrecen una imagen “poco atractiva” para el visitante. La rehabilitación de la antigua licorería, llevada a cabo en dos fases durante los años 2016-2017 y 2021-2022, marcó el inicio del camino hacia la regeneración del conjunto arquitectónico, “que debe extenderse, prioritariamente, a los espacios vinculados a la visita turística y al hotel-hospedería”.
