El título de este artículo se refiere tanto a contar con un plan personal, profesional o familiar, como por supuesto, con el que cualquier pyme o gran empresa debería tener.
Somos una empresa dedicada vocacionalmente a la gestión de riesgos en general, aunque nuestro trabajo se centre en las divisas. Ese trabajo conlleva identificar y cuantificar los riesgos de divisas que pueden afectar a una empresa que exporte o importe, y trazar estrategias encaminadas a mitigarlos. E incluso, en ocasiones, sacar provecho de ellos. Lo más complicado de todo es identificarlos porque el sesgo de la mayor parte de las personas consiste en imaginar uno o varios escenarios negativos, y tomar medidas en pro de garantizar la protección.
Para nosotros, identificar los riesgos supone observar desde múltiples ángulos varios escenarios de potencial impacto. Y en ocasiones, nos obligamos a “levantarnos de la silla y dar una vuelta en círculo” para tratar de imaginar escenarios que, a priori, no podemos comprender porque nunca antes han sucedido.
Porque gestionar los riesgos únicamente bajo la base de nuestra experiencia nos limita a lo que conocemos, además de anclarnos en una falsa sensación de seguridad (“está todo controlado”).
“Gestionar los riesgos únicamente bajo la base de nuestra experiencia nos limita a lo que conocemos, además de anclarnos en una falsa sensación de seguridad”.
Tengan algo presente: los riesgos de mayor impacto son aquellos que no habíamos imaginado y que, por lo tanto, no habíamos planificado su gestión.
El verdadero valor de la gestión del riesgo es abrir la mente para sucesos que nunca hemos vivido, de los que no tenemos experiencia, y que son aquellos que nos obligarían a tomar unas decisiones absolutamente inéditas, confiando en que las consecuencias de no tomarlas siempre serían mucho peores que las de haberlas tomado. Esto nos motiva constantemente a adelantarnos a los acontecimientos, aun a riesgo de equivocarnos.
Con los duros tiempos que nos está tocando vivir, y los difíciles tiempos que tenemos por delante, vemos imprescindible trazar planes tanto a corto como a medio plazo y comenzar a tomar decisiones antes de que los acontecimientos sucedan.
La mayor parte de nosotros esperamos a que un acontecimiento ocurra para actuar, pero en estos casos solo paliamos su impacto. Necesitamos tomar ventaja, anticiparnos y tratar de que las cosas se escriban como a nosotros nos gustaría (con optimismo pero también con realismo), en vez de esperar a remediar lo que en ocasiones es irremediable.
“Necesitamos tomar ventaja, anticiparnos y tratar de que las cosas se escriban como a nosotros nos gustaría”.
Desde aquí animamos a todas las empresas a tratar de tomar ventaja, a tratar de imaginar el futuro, a proyectar múltiples escenarios, a consultar a colegas profesionales de distintos ámbitos sobre cuál es su visión, porque eso enriquece.
Se lo decimos con el convencimiento de que a nosotros no siempre los planes nos salen como esperábamos, pero tengan por seguro que siempre tenemos uno (y también un plan B…). Es nuestra obligación y nuestra responsabilidad.
Ánimo a todos.
Jorge Labarta
Socio fundador de Quant