La fermentación de precisión existe desde hace más de treinta años, pero ahora se reconoce su potencial para producir alimentos e ingredientes de forma sostenible. Precisamente, son los recientes avances en agricultura celular -el proceso de utilizar la fermentación de precisión para producir auténticas proteínas animales- los que están potenciando la innovación y, por ello, el interés de las empresas. Según datos recogidos a finales de 2023, Precedence Research prevé que este mercado crezca a una tasa anual del 46 % entre 2023 y 2032 hasta alcanzar un volumen cercano a los 61.223 millones de euros.
Para lograr ese escenario, las startups de este segmento emergente se enfrentan con una gran dificultad: contar con herramientas y equipos de laboratorio adaptadas a su actividad y a un precio competitivo. Este desafío no es ajeno a la navarra MOA Foodtech. La startup, que recientemente cerró una ronda de financiación de Serie A, buscaba adquirir más biorreactores pequeños que le permitiesen mantener distintos proyectos en marcha al mismo tiempo. Sin embargo, se encontraron con que el tique medio rondaba “los 30.000 euros”. Y es que los aparatos que utilizan en la actualidad estas firmas provienen del mundo farmacéutico, que los obliga a poseer componentes y especificaciones que encarecen su construcción.
Tras una búsqueda sin frutos, la firma ubicada en CEIN decidió recurrir en 2023 a Pablo Goñi, fundador y CEO del fabricante de equipos audiovisuales Noxon, y le propusieron desarrollar unos dispositivos ad hoc que se ajustaran a la actividad y características de la empresa. “En resumen, querían diseñar de cero un aparato específicamente dirigido a la fermentación de precisión aplicada a usos agroalimentarios, y cuyo precio no superase los 6.000 euros”, explica este último a Navarra Capital.
A primera vista, no parece haber mucha relación entre diseñar y fabricar sistemas de movimiento innovadores dentro del sector audiovisual y hacer lo propio con biorreactores para empresas foodtech. Pero la razón detrás de esa inusual alianza reside en que Goñi ha acumulado más de una década de experiencia en proyectos mecánicos y robotizados, que realiza “con pocos recursos y materiales asequibles”.
El mercado de la fermentación de precisión crecerá a tasa anual del 46 % entre 2023 y 2032 hasta alcanzar un volumen de 61.223 millones de euros, según Precedence Research
“Hice una FP en Diseño Mecánico y, aunque me he desempeñado como ingeniero en varias empresas, nunca estudié una ingeniería. Fue una decisión deliberada porque me gusta más ir aprendiendo de lo que me va interesando. En ese sentido, mi perfil es el de un inventor”, agrega entre risas.
Tras analizar la viabilidad del proyecto, Goñi logró un acuerdo con MOA Foodtech, por el que les entregará “dentro de unos meses” ocho biorreactores pequeños de laboratorio, ampliables a quince unidades. Pero la iniciativa no se quedó en una colaboración puntual, sino que desembocó en la creación de una nueva empresa el pasado mes de junio. Bajo el nombre de Allbiotech, el nuevo proyecto emprendedor de Goñi se centra en el desarrollo a medida de equipamiento de laboratorio.
“Allbiotech no se mueve en el mismo ámbito que Noxon, pero sí posee el mismo espíritu: optimizar costes a través de la creatividad o democratizar tecnologías para que empresas y particulares puedan hacer crecer sus industrias. Por eso, en Allbiotech estamos abiertos a innovar en más procesos de limpieza, esterilización, logística de trasvase de fluidos… Hay muchas maneras de hacer más ligero y ágil el trabajo que desempeñan este tipo de startups con herramientas que aún no existen”, apunta.
OBJETIVO: RONDA DE INVERSIÓN
De momento, Goñi ya ha logrado diseñar un biorreactor de un litro que posee cuatro bombas de inyección de precisión, así como un control avanzado de pO2, la temperatura, el pH y presencia de espuma. Además, tiene un sistema de agitación y oxigenación robotizado. Por último, se puede operar de forma remota y con una interfaz gráfica “ágil e intuitiva”.
De esta forma, el equipo muestra “prestaciones similares” a las de sus homólogos farmacéuticos: “Queremos que sean asequibles incluso para que los profesionales puedan plantearse adquirirlas a nivel personal con el fin de dedicarse a la innovación de recetas y venderlas a empresas. Pero, sobre todo, será interesante para compañías como MOA Foodtech que tienen una vocación industrial, pero que de momento necesitan optimizar sus recetas para crecer, así como para aquellos proyectos que, de no tener este tipo de equipamientos, no podrían arrancar”.
Así, Allbiotech proyecta ya su primera ronda de inversión, que Goñi espera abrir a finales de año. Con la financiación, prevé iniciar una estrategia comercial digital y con un enfoque internacional desde el principio, un punto en el que también pretende innovar dentro del sector de los equipos de laboratorio. “Estamos ante una oportunidad explosiva por el momento en que se encuentra el segmento foodtech. Y, con un producto tan de nicho, es necesario abrirte a otros mercados. Es una fórmula que ha funcionado con Noxon, que ya exporta a setenta países. En ese sentido, no nos planteamos vender nuestros biorreactores a distribuidores, sino llegar a través de los medios digitales a las personas que están pensando en emprender en el foodtech“, apostilla.