Cuando llegaba el verano, hacía las maletas y se marchaba al extranjero. Durante varios años, voló a Estados Unidos para trabajar como monitora en diferentes campamentos y pulir su inglés. Viajando, su horizonte se expandía. Y así, entre aviones y nuevos paisajes, la pamplonesa Maite Ventura trazó una historia repleta de descubrimientos que hoy comparte con la mirada de quien sabe que cada experiencia, por pequeña que parezca, puede dejar huella.
Estudió Periodismo en la Universidad de Navarra y, con ese espíritu aventurero que desde niña había cosechado, se marchó de Erasmus a Southampton, en Inglaterra. Al terminar su formación, siguió apostando por el inglés y, de nuevo, hizo las maletas y voló a Nueva York para realizar prácticas en la agencia de noticias IPS Inter Press Service. «Durante unos años estuve trabajando aquí y allá como becaria o con contratos de sustitución», relata tras repasar brevemente su recorrido en medios como Antena 3, Diario de Noticias, La Sexta, Diario de Navarra o Canal Cuatro.
Si algo tenía claro, además de su pasión por el periodismo, era el enfoque que deseaba darle a su vida profesional: «Me imaginaba en el sector de la comunicación, en un puesto de trabajo que estuviese vinculado con la internacionalización. Quería viajar y conectar con otras partes del mundo». Así, fichó por The Business Year, un medio especializado en economía que realiza entrevistas a directivos repartidos por todo el planeta. «Mi labor consistía en desarrollar proyectos en diferentes países. Tenía que elaborar informes para atraer inversión extranjera a esa zona», apunta para acto seguido recalcar que, durante un año, tuvo la «gran suerte» de visitar Colombia, Panamá y Dubái. Ella todavía no lo adivinaba, pero este último destino se convertiría en su hogar.
INTERNACIONALIZAR UNA ENTIDAD
Durante su estancia en los Emiratos Árabes, le ofrecieron una oportunidad que no pudo rechazar: las Oficinas Comerciales de Perú (Promperú) buscaban incorporar en su equipo de Dubái a una persona que ocupase el cargo de Trade Relationship manager. Y Maite aceptó el reto. «Me encargué de promocionar las exportaciones de diferentes empresas peruanas en Oriente Medio. El oro, las uvas y el aguacate eran lo que más se exportaba», detalla tras remarcar que el «factor común» entre este y su anterior oficio era la promoción de una entidad a nivel internacional. Una labor que, desde hace ocho años, desempeña en LaLiga.
«De pronto, LaLiga inició un proceso de selección de personal a nivel global. Buscaban jóvenes que tuvieran experiencia y contactos con otros países. Y probé suerte», rememora al tiempo que menciona, todavía asombrada, cómo unas 13.000 personas se postularon a las ofertas de empleo. «Entre toda esa gente, la organización solo seleccionaba a 60. Y de esos 60, finalmente nos cogieron a 45», apostilla orgullosa.
Sus tres años de estancia previa en Dubái fueron claves para que lograra el puesto de delegada en los Emiratos Árabes. «Al tiempo, me nombraron directora de Oriente Medio y norte de África. Y, desde hace dos años, también me encargo de que la entidad crezca en el sur de Asia, que incluye India, Bangladesh, Nepal, Pakistán, Maldivas y Sri Lanka. Somos veinte personas las que integramos el equipo profesional de la región, y nuestra misión es que cada vez sean más los aficionados al fútbol español que visualicen los partidos», detalla.
LA COTIDIANIDAD DE NAVARRA
En concreto, LaLiga está conformada por 42 equipos de fútbol profesionales. La primera división está integrada por veinte clubes. La segunda, por su parte, la constituyen veintidós. «La manera de crecer es salir al extranjero y permanecer cerca de los apasionados del fútbol y de los operadores de televisión. LaLiga tiene fans en todas las partes del mundo, y nuestro objetivo es incrementar el valor de marca», especifica Maite para remarcar que la organización posee diez oficinas repartidas por todo el planeta.
«¿Madrid o Barça?», suelen preguntarle con frecuencia. No sopesa demasiado la respuesta, lo cierto es que su veredicto es firme y rotundo: «Osasuna«. A sus 36 años, defender «el equipo local» es algo que lleva con orgullo allá a donde va. Pero si algo echa de menos de su Pamplona natal, más allá del fútbol, es la «simplicidad de la vida» y, sobre todo, la «cotidianidad»: «Que no haya tráfico, llegar andando a cualquier sitio y en un tiempo lógico, comprar productos frescos en el mercado, saludar a la gente por la calle… Ya llevo más de una década fuera de casa, y la verdad es que Navarra se hace querer. Echo mucho de menos mi tierra».
Esta entrevista forma parte de la Estrategia NEXT del Gobierno de Navarra.
