Bajo el lema ‘BSH Esquíroz no se cierra. Ez Itxi’, la plantilla de la fábrica navarra, en la que trabajan 655 personas, se concentró este miércoles ante el Parlamento de Navarra en la primera de las movilizaciones anunciadas tras conocerse la decisión de la multinacional de echar el cierre. Una medida que, sumando a las empresas que trabajan para la planta, afecta «a más de mil personas en total».
«Nuestro objetivo es claro: hacer reversible el cierre, una medida injusta y totalmente desproporcionada cuando recientemente estábamos hablando de que, para mantener y garantizar el empleo actual, hacía falta un pequeño aumento del volumen de producción anual (unos 50.000 frigoríficos). Ahora nos encontramos encima de la mesa con 655 despidos», denunció el comité.
«La semana pasada tuvimos una reunión trimestral ordinaria con la Dirección, en la cual no se nos trasladó ningún problema de esta magnitud. Y todo esto sucede a falta de pocos días para Navidad»
En este sentido, los representantes de los trabajadores advirtieron del «preocupante desmantelamiento» que el tejido industrial navarro está viviendo actualmente según ellos, por lo que hicieron «un llamamiento a la sociedad y pidieron la implicación de las instituciones públicas».
Además, tras la reunión celebrada entre el Gobierno de Navarra y los responsables de la fábrica, desde el comité comentaron que se encuentran a la espera de conocer «el grado de compromiso» de ambas partes y criticaron «la falta de humanidad y empatía de la Dirección en las formas y en las decisiones que lleva tomando los últimos años en los centros de BSH España».
«Es inaudito en las relaciones laborales que una persona que ha participado en la decisión del cierre de una planta no esté en disposición de tener una interlocución lo más normalizada posible en esta situación con la representación legal de los trabajadores. Deja bastante que desear su comportamiento en términos humanos», valoró el presidente del comité, Juanjo Hermoso de Mendoza (LAB), quien espera conocer en las próximas horas «la foto fija exacta de la situación» de la factoría.
«La empresa solo nos ha leído un comunicado en diez minutos. Y eso no ha sido fácil de asimilar. La semana pasada tuvimos una reunión trimestral ordinaria con la Dirección, en la cual no se nos trasladó ningún problema de esta magnitud. Y todo esto sucede a falta de pocos días para Navidad. Así que el enfado va a más», apostilló.
TESTIMONIOS
Entre las cientos de personas que acudieron a mostrar su indignación estaba Javier Andrés, de 55 años y empleado de la fábrica durante más de tres décadas. «Es como ir nadando y ahogarte justo en la orilla. Es una edad mala, a ver a dónde voy ahora. Los trabajadores de esta fábrica somos gente formada y preparada, hemos respondido muchísimos años, pero ellos han apostado por el capitalismo», lamentó.
Andrés ratificó que la noticia ha caído como un jarro de agua fría en la plantilla: «Intentamos no perder la esperanza y confiar, hasta cierto punto, en las fuerzas políticas. A ver si se puede llegar a un acuerdo o lograr la continuidad».
Por su parte, Roberto Urabayen comenzó a trabajar en BSH en 2003. Desde entonces, «se han vivido muchos bajones de producción», entre los que destacan el de 2011, que propició 88 despidos: «A raíz de la crisis de 2008, la compañía ha avanzado con expedientes de regulación. Ya sabíamos que había una reunión importante del comité europeo en Múnich, pero como mucho nos podíamos imaginar la propuesta de un nuevo ERE mixto de regulación junto a algunos despidos».
Según detalló, los trabajadores y sus familias se encuentran muy afectados: «Va a ser un duro golpe para el tejido industrial de Navarra. La empresa no ha planteado otra opción, ni siquiera una prejubilación para los mayores. Es cierto que es pronto, pero el comité ha intentado reunir a los máximos representantes de la compañía en España, que se encuentran en Zaragoza, aunque la firma por ahora no está dando la cara», remarcó para insistir acto seguido en que la factoría «sería competitiva con 50.000 frigoríficos más al año».
PLAN DE REINDUSTRIALIZACIÓN
Tras la sesión de Gobierno de este miércoles y el encuentro mantenido con la Dirección de BSH en Esquíroz, los consejeros Mikel Irujo y Carmen Maeztu comparecieron en rueda de prensa para mostrar su «malestar» con la matriz alemana y prometer que el Ejecutivo foral trabajará para intentar evitar el cierre.
Irujo aseguró que el Ejecutivo foral preparará «un plan de reindustrialización para la planta en coordinación permanente» con el Gobierno de España
«No ha sido posible mantener una reunión con la matriz ni ofreciendo todo tipo de facilidades. A lo largo de este año, habíamos manifestado nuestra preocupación y nuestro interés por hablar con Múnich sobre el futuro de BSH en Navarra, pero no hemos obtenido una respuesta contundente», enfatizó el primero, quien recordó que la decisión del cierre no afecta a los centros productivos de Estella, que cuenta con dieciocho empleados, y Huarte, que suma 121.
En este sentido, detalló que el Gobierno navarro solo ha podido conversar con el comité de empresa y la Dirección de la planta, que ofreció «una respuesta muy vaga». «El cierre no se debe a ningún tipo de motivación económica, sino a una pérdida de cuota de mercado y a una sobrecapacidad de producción de la propia planta. Y nos han ratificado que (la medida) no tiene nada que ver con la fiscalidad, ya que tributa en Aragón desde 2008», resaltó antes de asegurar que el Ejecutivo foral buscará un interlocutor en la matriz «con capacidad de negociación» y que preparará «un plan de reindustrialización para la planta en coordinación permanente» con el Gobierno de España.
Así mismo, Maeztu anunció una ronda de contactos con el resto de empresas que pueden verse afectadas con el objetivo de «garantizar el menor impacto posible».
Ya por la tarde, tras un encuentro con ambos consejeros, los trabajadores dijeron encontrarse «igual o peor» al no haber recibido grandes novedades con respecto a lo ya avanzado en las horas previas. «En este momento no tenemos nada claro ni el Gobierno ni nosotros. La situación se va tensando y la gente se va enfadando cada vez más. Hemos expuesto nuestras quejas y el Ejecutivo nos ha reiterado que el bienestar de las personas será su objetivo prioritario. Los consejeros se han puesto a disposición del comité de empresa y viceversa para intentar encontrar una solución de manera coordinada», aseveraron fuentes sindicales.