Cuando le preguntan si es pamplonés, Iñigo Esparza eleva la mirada y suspira dubitativo. La respuesta es siempre la misma: «Sí y no». Nació en Pamplona, pero a los doce años se mudó a Tudela. Hasta entonces, no había «tenido el placer» de conocer aquellas tierras, e inmediatamente sintió un vínculo especial con ellas. «Me siento muy, muy, muy tudelano», reconoce hoy, a sus 48 años.
Cambiar de colegio en plena preadolescencia fue un giro duro, pero el hecho de compartir clase con su hermana melliza facilitó el «periodo de adaptación». Suele decirse que los mellizos tienen algún tipo de conexión especial. Un vínculo inquebrantable. Yo misma también me lo he llegado a plantear en más de una ocasión (también tengo un mellizo, y curiosamente también se llama Iñigo). Cruzo miradas con nuestro protagonista y, casi al mismo tiempo, asentimos: «Es un mito cierto». Su hermana Roca era una estudiante ejemplar y, por el contrario, a nuestro invitado le costaba un poco más sacar adelante alguna que otra asignatura. Cuando las calificaciones del curso llegaban a casa, los dos se ponían de acuerdo para retrasar su entrega lo máximo posible y ocultárselo a sus padres. «Las notas de Roca eran espectaculares, y las mías no tanto. Las escondíamos para evitar que me castigasen», ríe ahora.
Pero, cuando una persona encuentra su vocación, «todo va rodado». Por eso, cuando decidió estudiar Gestión Comercial y Marketing en Foro Europeo, sus calificaciones fueron brillantes: «Formé parte de la primera promoción. Mi padre era un hombre de negocios y siempre pensé que mi camino sería parecido al suyo». Entre viajes, ventas y empresas, Iñigo veía en su figura paterna un referente del que tomar ejemplo. Deseaba que su futuro profesional fuese similar porque, a su manera de ver, ahí residía la felicidad.
CASI DOS DÉCADAS EN BANCA
Al finalizar su formación, fichó por Caja Rural de Navarra como gestor comercial de particulares. «Empecé atendiendo a los clientes en la caja hasta que me derivaron al área de Empresas de la Ribera, donde fui responsable durante dos años», apunta satisfecho tras recalcar que fueron cinco los años trabajó en la entidad financiera. Más tarde aterrizó en Bankinter, donde permaneció una década. En un principio, ejerció como responsable del Área de Empresas en Tudela. Después se le presentó la oportunidad de dirigir la Oficina de Empresas de Peralta. «Allí conocí a todo el tejido empresarial navarro. Me enfoqué en la gestión y captación de empresas con una facturación superior a los 5 millones. Visité compañías, capté negocio… Me encantaba. Lo disfruté mucho», apostilla.
Tras casi dos décadas en el ámbito de la banca, decidió dar un giro a su trayectoria profesional y adentrarse en el «apasionante mundillo del emprendimiento». Con la ilusión de crear su propio negocio, fundó una agencia asociada a la firma Atradius Crédito y Caución: «Quería desarrollar soluciones efectivas para la gestión de riesgos comerciales. Y en eso me enfoqué durante cinco años». Fue entonces cuando conoció a Fernando Sanz, con quien hoy comparte despacho. Y ambos decidieron fusionar sus caminos.
CUBRIR CARENCIAS Y POTENCIAR VENTAJAS
Fernando poseía su propia agencia, fundada en el año 2000: Sanz Consulting. De pronto, un día ambos se sentaron a hablar y se percataron de que, si unían fuerzas, las «carencias» que presentaban sus respectivos negocios desaparecerían. «Nos dimos cuenta de que aliándonos se potenciarían todas nuestras ventajas. Así, el 1 de enero de 2024 creamos Solventia CyC, una agencia exclusiva de Atradius Crédito y Caución donde los dos ejercemos como codirectores», constatan los dos amigos en una mirada cómplice.
«El seguro de crédito es un pilar muy importante en muchas compañías», sostiene Iñigo justo antes de desgranar los desafíos y retos de la agencia. Enfocada en ayudar a diferentes empresas a gestionar sus créditos comerciales, remarca lo importante que es estudiar la solvencia y la capacidad de pago de los clientes: «Las compañías que trabajan con nosotros venden su producto a un cliente y cobran pasada cierta cantidad de días. Por tanto, están asumiendo el riesgo de que ese cliente no les pague. En Solventia CyC ofrecemos cobertura en caso de impago».
![Tras casi dos décadas en el ámbito de la banca, nuestro protagonista decidió crear su propio negocio.](https://navarracapital.es/wp-content/uploads/Solventia-B-1.jpg)
Tras casi dos décadas en el ámbito de la banca, nuestro protagonista decidió crear su propio negocio.
Agroalimentación, logística, maquinaria, industria… Iñigo y Fernando trabajan «mano a mano» con un amplio abanico de empresas: «Atendemos a cualquier compañía que venda sus productos o servicios y no cobre al contado. En estos momentos, aseguramos alrededor de 1.700 millones de ventas a crédito y tenemos a seis profesionales en plantilla». Acto seguido, recalcan que atienden a clientes de Navarra, Gipuzkoa y La Rioja, y que su despacho se sitúa “entre los veinte principales españoles de Atradius Crédito y Caución».
«Atendemos a cualquier compañía que no cobre al contado. Aseguramos unos 1.700 millones de ventas a crédito»
Además de la oferta en seguros de crédito, Solventia CyC proporciona seguros de caución y avales (garantías necesarias para cumplir con obligaciones contractuales y legales, reduciendo los riesgos de incumplimiento), factoring sin recurso (soluciones de financiación para adelantar el cobro de facturas sin asumir el riesgo de impago), asesoramiento experto en internacionalización (asistencia a las empresas que buscan expandirse a mercados exteriores) y búsqueda de clientes fiables (ayuda a las compañías a identificar y seleccionar clientes solventes y de confianza tanto en el mercado nacional como internacional).
Tras repasar los objetivos y retos de la firma, nuestro protagonista teclea algo en su ordenador y, al compás de varios clics, nos muestra el blog en el que escribe junto a Fernando. «Damos consejos sobre seguro de crédito, recobro de impagos, morosidad, comercio exterior… La idea es aportar conocimientos desde nuestra experiencia», aclara. Pero este no es el único hobby que cultiva en su tiempo libre. «Soy un cocinillas», desvela alegre. ¿Sus especialidades? El cordero al chilindrón y el bacalao à Brás. Aunque a la repostería todavía no le ha cogido el «gustillo», lo cierto es que, cuando organiza junto a su cuadrilla un fin de semana en una casa rural o a su familia le apetece una comida especial, Iñigo es el primero en ofrecer sus dotes culinarias y coger la sartén por el mango: «¡No me voy a presentar a MasterChef, pero reconozco que el mundo de la cocina me encanta!».