La idea de crear la firma Pegaso, la primera de Navarra especializada en la fabricación de palas de pádel, surgió hace diez años. Íñigo Cía, de 28 años y el mayor de dos hermanos, practicaba este deporte casi todos los días, pero no tenía mucha fortuna con la herramienta básica del juego: “Se me rompían todas las palas, cada una me duraba dos semanas o un mes”, confiesa a Capital Sport.
Su padre, Carlos, verdadero precursor del proyecto y de quien Íñigo y su hermano Pablo hablan con gran admiración, empezó a investigar sobre cómo podía arreglarlas. Tras esa primera toma de contacto, pasó a elaborarlas desde cero: “Es bastante culo inquieto y muy creativo. Se puso a averiguar cómo podría fabricarlas y ahí empezamos poco a poco, cada vez de forma más artesanal”, corrobora Pablo, de 26 años.
El taller está ubicado en la misma nave del polígono de Iturrondo (Burlada) donde se encuentra su negocio familiar: SolidDecor. Allí, estos dos jóvenes trabajan con su padre. La actividad principal de la compañía se focaliza en la fabricación de encimeras de baño y cocina, platos de ducha… Todo en un material llamado surface acrílico: “Esto nos da pie también a contar con un espacio para poder trabajar en las palas de pádel cuando tenemos un hueco, experimentar, arreglar palas…”, afirma el mayor de los hermanos. De hecho, la reparación es una de las labores más solicitadas por sus clientes: “No la promocionamos, pero nos conocen del boca a boca y nos traen muchas para reparar. Arreglamos más de cuatro a la semana”. Ahora, de cara a Semana Santa, tienen previsto cambiar de nave. SolidDecor se mudará a Egüés, y su idea es seguir creciendo con la firma Pegaso.
Íñigo estudió escultura y fue el primero en coger los estribos del taller de palas. Diseñó el logotipo de la firma y esboza los prototipos en 3D, al tiempo que Pablo se encarga de la manufactura. A pesar de haberse formado como fisioterapeuta y en readaptación de lesiones deportivas, este último pasa largas horas dentro del pequeño estudio habilitado en el sobrepiso de las instalaciones, donde trabaja rodeado de moldes, materiales, lacas y herramientas: “Probé a trabajar de fisio pero no me llenaba, así que decidí cambiar y venir al negocio de la familia. Había mucho trabajo en el taller y no tenían tiempo para el tema de las palas. A mí me daba pena que se perdiera el legado, así que hace dos años me puse manos a la obra para seguir sacando adelante esta idea”, detalla el pequeño de los Cía.
Tras la mala experiencia de Íñigo con las palas, la premisa de la que partió el proyecto era lograr que tuvieran una mayor consistencia. Para conseguirlo, el molde no solo cuenta con la plancha superior e inferior, sino qué también incorpora dos piezas en los laterales para que el terminado y la unión de las palas sean más resistentes y compactos.
EL PASO A PASO
La fabricación consta de varias fases: “Primero hacemos el diseño de la pala en ordenador y, a partir de ahí pasamos a mecanizar el molde. Lo encargamos en aluminio y, después, construimos la pala hasta que está lista para jugar”. En total, el proceso puede durar desde tres días cuando es una pala normal hasta una semana, si se trata de una pala personalizada. Estas últimas se configuran a medida de la persona que va a jugar con ella. “Contamos con una gran variedad de palas de test para probar y así ajustar al máximo la fabricación. Es el paso previo a encargar el molde, hay que hacer varias pruebas para ver cuál es el diseño que mejor encaja al deportista”, especifican los hermanos.
La entrevista con Capital Sport también es una clase magistral sobre cómo elegir la pala de pádel más apropiada. Porque detrás de esta herramienta hay diferentes variables a tener en cuenta: el balance, el peso y la dureza. “Está todo unido. Si quieres una pala con potencia, va a tener el balance alto, con una dureza alta y será pesada porque la goma tiene más densidad. Aunque todo esto se puede matizar”, indica Pablo. Íñigo destaca que la forma de su silueta también conlleva diferencias a la hora de golpear la bola. “Hay palas con distintas formas: redonda (balance bajo), lágrima (balance medio) y diamante (balance alto). Luego hay algunas variantes más”.
El balance significa la distribución del peso, que marca el centro de gravedad de la pala. Por ejemplo, cuanto más cerca del mango está el balance, la sensación de peso es menor porque se encuentra mas próximo a la mano, lo que se traduce en una sensación de mayor control pero menos potencia de golpeo. “También depende de cómo este hecha la pala. Hay gomas más duras (absorben menos el impacto) y más blandas (absorben más el golpe)”, aclaran. Las suyas cuentan con cuatro niveles de dureza, aunque la elección final del deportista depende finalmente de sus gustos.
PIONEROS EN NAVARRA
Pegaso es la única marca de palas 100 % navarra. Y, además, las fabrica de forma artesanal: “Tenemos muchas opciones como para encontrar la que mejor se adapte al usuario. Y siempre damos la cara si ocurriese cualquier problema”.
El pádel está en pleno proceso de crecimiento, por lo que existe mucha oferta y demanda de este tipo de artículos. Aunque entrar en un mercado copado de marcas internacionales desde cero resulta complicado: “A veces, la gente es algo escéptica al principio porque nuestra marca no es conocida y no ha visto todo el proceso de creación y las pruebas que hay detrás. Pero, en ocasiones, nuestra labor incluso es más exhaustiva porque puedes tener una pala hecha para ti con mucho más cuidado y mimo. Hemos comprobado que funcionan muy bien”, asegura Íñigo.
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