El vicepresidente de Desarrollo Económico de Gobierno de Navarra visitó ayer las instalaciones de la empresa navarra Lekunberri de Corte SL (Lekort). En el recorrido por las instalaciones de este nuevo proyecto empresarial le acompañaron Izaskun Goñi, directora general de Política Económica, Empresarial y Trabajo, José María Aierdi, gerente de Nasuvinsa y Natalia Azcona, alcaldesa de Lekunberri. Durante el paseo pudieron conocer de cerca todo el proceso de creación de uno de los componentes estratégicos del aerogenerador eólico, el eje principal, también conocido como Main Shaft.
“Ha sido una visita muy ilustradora a un grupo comercial que, poco a poco se va integrando e incorporando nuevas unidades”, comentaba Ayerdi al finalizar el recorrido, en referencia al grupo Mekatar. ”Están enfocados en un sector muy importante para Navarra, el eólico, y venden directamente a los grandes fabricantes”, destacaba el vicepresidente, quien remarcaba el dato de que todo el grupo cuenta con más de doscientos trabajadores, que disfrutan de un “empleo de calidad dentro de un sector con muchísimas posibilidades”.
La alcaldesa de Lekunberri aseguró que desde el Ayuntamiento están muy contentos porque “se está creando mucho empleo”. “También hace falta que la gente esté cualificada para esos puestos”, reflexionaba mientras recordaba que “ahora vienen grandes remesas de chavales, 30 o 40 por año, que empiezan con la FP y gracias a empresas como esta van a tener la posibilidad de encontrar trabajo sin tener que irse a otro lado”.
Jorge Ruiz: “Para nuestros clientes la pieza viene a ser entre un 15 y un 20% más barata que las de la competencia”.
“Desde Lekort proponemos una innovación tecnológica con respecto al Main Shaft”, explicaba Jorge Ruiz, propietario del grupo y consejero delegado de Lekort. Una innovación que se diferencia en que el eje sin matriz cerrada, una característica que permite ahorrar entre un 25 y un 30% de materia prima. “Para nuestros clientes la pieza viene a ser entre un 15 y un 20% más barata que las de nuestros competidores”, destacaba también Ruiz. Para la realización de estos ejes se han invertido alrededor de 16 millones de euros. “Vamos a ir invirtiendo según la capacidad”, adelantaba Ruiz y añadía que “ya se ha lanzado una segunda inversión de 4,7 millones de euros”. La empresa cuenta con algo más de una veintena de trabajadores, “aunque el número final de la plantilla nos lo marcará nuestra capacidad productiva”, matizaba.
LAS PRIMERAS PIEZAS VERÁN LA LUZ ESTA SEMANA
“Vimos que teníamos una serie de capacidades respecto a la ingeniería”, recordaba Ruiz al tiempo que resaltaba la importancia que tuvo el equipo de profesionales a la hora de empezar a trabajar sobre esta idea. “Hemos necesitado también una inversión enorme”, reconocía. “Pero ya es una realidad y en una semana esperamos ver las primeras piezas”, lo que le hace mirar con optimismo hacia el futuro de la planta, que ya trabaja para entregar los primeros prototipos.
“Estas piezas tienen unas características muy especiales, por lo que tienen que pasar primero una homologación”, explicaba Mariano Garayar, diseñador del proyecto. “Tienen que someterlas a pruebas y ensayos porque el nivel de exigencia es muy alto”, recalcaba. “Todo esto parecen solo hierros”, bromeaba mientras señalaba hacia la maquinaria, “pero es una inversión muy importante”. “Si todo va bien, se nos abrirán unas expectativas de futuro muy interesantes porque es la única fábrica en el mundo que realiza este proceso de manera automática”, señalaba sobre las características del proceso que agilizan la fabricación del eje.
Cuando la producción esté en marcha, el pronóstico inicial calcula que se fabricarán cerca de 2.000 piezas al año. “Es un volumen de trabajo muy importante y al ser un tema tan complejo tenemos que tenerlo todo muy controlado”, incluida la seguridad, un elemento básico en las instalaciones de Lekort. “Tenemos que asegurarnos de que todo lo que hagamos vaya a misa”, comentaba y añadía que “hacemos pruebas hasta el punto de que si intentas hacer un movimiento que no corresponde el programa no lo deja hacer”. “Un utillaje de 30 toneladas, suspendido desde el plato, con un sistema automático, como se abra por cualquier circunstancia, es como si lanzas una bomba”, ejemplificaba. “La premura y todo eso está muy bien, pero sin olvidarnos, en ningún caso, de la seguridad”, concluía Mariano Garayar.
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