Hace casi medio siglo, el navarro Julio Muro fundó una tienda de decoración en Eibar. En un inicio, se alzaba como un local modesto, donde cada accesorio transmitía un gusto por el detalle imposible de ignorar. Fue ahí donde descubrió unos productos que, en la mayoría de ocasiones, pasan desapercibidos: los perfiles decorativos para suelos. Se trata de elementos funcionales, discretos, pensados simplemente para rematar un trabajo. Sin embargo, él intuyó su potencial estético. Así que comenzó a experimentar con ellos, a combinarlos con distintos materiales y a integrarlos en sus proyectos de decoración como algo más que un mero pormenor técnico. Pronto entendió que podían transformar por completo la armonía de un espacio. Lo que no imaginaba era que, cuando sus cuatro hijos cogieran el testigo, la empresa exportaría sus artículos a medio mundo.
Hoy son Iñigo, Xabier, Julio y Ricardo quienes se encuentran al mando del proyecto. Con el tiempo, aquella humilde tienda de decoración se transformó en Baglinox, una compañía especializada en la fabricación de perfiles decorativos para suelos. Se basan en pequeñas piezas que se colocan entre diferentes tipos de pavimentos, como madera o cerámica, o en los bordes de una habitación.
No solo cubren juntas y desniveles, sino que también embellecen la transición entre materiales. «Más tarde, comenzamos a fabricar felpudos de aluminio, en un inicio dentro de Baglinox. Pero en 2008 dividimos la empresa en dos compañías, y así nació Basmat, especializada en este otro producto», relata Ricardo, socio y presidente del Consejo de Administración de la firma.

La empresa Baglinox factura más de 8 millones gracias a sus perfiles decorativos para suelos.
Testigo de la esencia familiar que poseen ambas compañías, Paco Irujo, quien ejerce como director gerente de ambas firmas desde hace tres años, pone en valor el esfuerzo que los Muro han realizado para hacer crecer el proyecto levantado por su padre. «Gracias a ellos he aprendido a entrar en los sitios y, en vez de mirar hacia arriba, mirar hacia el suelo», expresa entre carcajadas.
De hecho, la entrada de sus instalaciones luce un felpudo de aluminio fabricado en Basmat. «Centros comerciales, hoteles, hospitales… Es un producto muy práctico y necesario, que está en muchísimas partes. Pero la mayoría de la gente no se fija en él», apunta para acto seguido recalcar que puede elaborarse con diferentes materiales, como moqueta, goma o cepillo, y que sirve para reducir la suciedad y la humedad que entra a un espacio, sobre todo en zonas de alto tránsito.
UNA FACTURACIÓN DE 11 MILLONES
Ambas compañías cuentan con tres naves, todas ellas ubicadas en Orkoien y que suman un total de 5.000 metros cuadrados. Además, poseen un almacén en Madrid y otro en Barcelona. «Tenemos doscientos colores diferentes para distintas geometrías y medidas. Vendemos a instaladores de suelos, carpinteros, fabricantes de puertas, empresas constructoras… La diversidad es muy amplia», matiza Ricardo segundos antes de explicar que el proceso de producción comienza dando forma al acero con diferentes utillajes.
En concreto, la facturación anual supera los 11 millones de euros. «De esa cifra, más de 8 millones corresponden a Baglinox y unos 3 millones a Basmat», detalla Paco tras subrayar que, en Navarra, son los únicos fabricantes de estos productos. «En cada una de las dos áreas, en España solo hay alrededor de media docena de compañías que se dediquen a esto», apostilla.
MÁS DE 200 COLORES
Ambas empresas exportan sus productos a medio mundo. Baglinox distribuye sus perfiles decorativos en países como Francia, Reino Unido, Irlanda, Italia, Grecia, Chipre o Finlandia, mientras que Basmat hace lo propio en Portugal, Estados Unidos, Arabia Saudí, México y Alemania, entre otros.

En España solo hay alrededor de media docena de compañías especializadas en la fabricación de felpudos de aluminio.
«En Baglinox, trabajamos con más de doscientos colores diferentes y podemos fabricar hasta 10.000 referencias distintas al año», puntualiza Ricardo. En concreto, los sistemas de fijación que la compañía emplea son cuatro: con adhesivo, por multifijación, mediante tornillos o a través de fijación invisible. Además, también elabora rodapiés y cantoneras, cuya función es «unir las esquinas» de un espacio.
Después de hacer un repaso por la trayectoria del proyecto que fundó su progenitor, Ricardo no puede evitar sonreír. «Nuestro padre nunca se habría imaginado estar en tantos países. Falleció hace tiempo y, aunque ya no está con nosotros, sé que para él también sería un orgullo ver cómo sus hijos se apoyan y trabajan mano a mano en el negocio. Creo que las empresas familiares tienen un plus de fortaleza, y estoy muy orgulloso de nosotros», concluye.